Sefarad el niño

Sefarad se mostraba rebelde a la hora de ayudar a sus padres en las tareas domésticas. Aunque pertenecía a una familia pobre, sus capacidades excedían en mucho a las sencillas labores de cultivo y cría de ganado a que podía aspirar como herencia del hogar paterno.

21 DE MAYO DE 2010 · 22:00

,
Como niño que era todavía no pretendía mandar, pero sí servir cerca del Rey y como última aspiración llegar a Roma y formar parte de la corte de César. Quería dejar la sencillez familiar y vecinal de aquel pueblo de la región de Judea, habitado por rudos agricultores. Él se creía especial y quería rodearse de gente distinguida. Ocurrió en aquel tiempo que pasó por allí un gran maestro que enseñaba y sanaba a los enfermos. La curiosidad de los niños les llevó a acercarse a él pero fueron espantados por sus celosos discípulos. Volvieron a acercarse cuando le oyeron decir: “dejad a los niños venir a mi y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos”. - ¿Dónde encontraré gente noble a quien servir? -preguntó Sefarad expresando una preocupación que le embargaba desde hacía tiempo, mientras el maestro le imponía las manos. El caso es que como resultado de aquella consulta, y nada más llegar a casa se puso a ayudar a su familia en aquello que podía ser útil. Esto no pasó desapercibido a los padres. - ¿Qué te ha hecho cambiar tu disposición en casa? -le preguntaron sorprendidos. - Las palabras del maestro -contestó con alegría-, me dijo que, por el sólo hecho de servir a quien yo escoja, al tal ya lo convertía en noble. Así que a partir de hoy siempre me sentiré rodeado de gente valiosa. A pesar de su corta edad y gracias a su virtuoso conocimiento, Sefarad entendió a la perfección la lección del maestro.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Q-entos - Sefarad el niño