Enséñame tu camino, Señor, y andaré en tu luz.
Dame un corazón entregado a Ti para honrarte, oh Dios.
Purifícame, límpiame Señor,
y líbrame de lo que impida el fluir…
Purifícame, límpiame Señor,
y líbrame de lo que impida el fluir de tu amor.
Marcos Witt

Desde que estudio Magisterio Infantil me fijo en cosas que antes me parecían irrelevantes. No obstante, siempre me ha llamado "/>

Cucú… ¡tras!

Enséñame tu camino, Señor, y andaré en tu luz.
Dame un corazón entregado a Ti para honrarte, oh Dios.
Purifícame, límpiame Señor,
y líbrame de lo que impida el fluir…
Purifícame, límpiame Señor,
y líbrame de lo que impida el fluir de tu amor.
Marcos Witt

Desde que estudio Magisterio Infantil me fijo en cosas que antes me parecían irrelevantes. No obstante, siempre me ha llamado

20 DE MARZO DE 2010 · 23:00

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Es curioso ver qué concepción tienen los niños de su entorno y de ellos mismos, ¿verdad? No obstante, pensaba en esto y en cómo, en diferentes etapas de nuestra vida nos gusta jugar al “Cucú… ¡tras!” con Dios. A veces parece que uno pueda escoger cuando Dios le ve o no le ve. Parece que si uno no piensa que el Señor es omnipresente y todopoderoso no lo es… incluso que si uno se obstina en que Dios no existe, Él “deja de existir” o por lo menos, deja de ser ese Dios de Justicia que aborrece el pecado pero que ama al pecador y pasa a ser un Dios al que se puede obviar. La fe no es un juego, la fe no consiste en buscar a Dios cuando uno lo necesita con la desesperación que sólo el dolor o la soledad saben producir. La fe no es tener firmeza cuando lo sentimos, la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve (Hebreos 11:1). Y en ocasiones parece mentira, pero en el culto del domingo por la mañana Dios está ahí… ¿y es que acaso en nuestra intimidad solo estamos nosotros mismos? ¿Acaso no estamos ante el mismo Dios? Cuando el salmista escribió que “Dios añora la obediencia de su pueblo” (Salmo 81:11-16) no creo que se refiriese a la obediencia de un domingo de once a una. No te olvides de que todos, absolutamente todos nos descarriamos. No es algo tuyo, todos le hemos dado la espalda a nuestro Dios. Mas Él fue el que llevó la carga (Isaías 53:6). Jehová te pastoreará y en las sequías saciará tu alma (Isaías 58:11) pero en la abundancia de pasto Él seguirá ahí, atento, cuidando de ti. ¿A qué estás dispuesto hoy? Examina la senda de tus pies, y todos tus caminos sean rectos; no te desvíes a la derecha ni a la izquierda, aparta tu pie del mal (Proverbios 4:26-27). A Él sea la gloria.
Tan torpe era yo, que no entendía;
era como una bestia delante de Ti.
con todo, yo siempre estuve contigo;
me tomaste de la mano derecha.
Me has guiado según tu consejo,
y después me recibirás en gloria.
¿A quién tengo yo en los cielos sino a Ti?
Y fuera de Ti nada deseo en la tierra.
Mi carne y mi corazón desfallecen;
mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre.
Porque he aquí, los que se alejan de ti perecerán;
tú destruirás a todo aquel que de ti se aparta.
Pero en cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien;
he puesto en Jehová el Señor mi esperanza,
para contar todas tus obras.
Salmo 73:22-28

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - X-tremo joven - Cucú… ¡tras!