¡Ay de los pobres ricos pobres!

Según reporta la prensa peruana y que acoge P+D en espacio destacado en su edición de la semana del 4 de agosto, el presidente Alan García le concedió de nuevo una gracia especial a Dios: asistió por cuarto año consecutivo al Te Deum Evangélico del 30 de julio recién pasado. Pero no solo eso sino que lo acompañaron varios de sus ministros. Acá abajo, los evangélicos peruanos estuvieron de fiesta ese día. Allá arriba, en el cielo, Dios seguramente también y con una sonrisa de oreja a oreja habrá

08 DE AGOSTO DE 2009 · 22:00

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La idea, que bien pudiera ser genuinamente peruana (y que conste que no tenemos nada contra el presidente García ni menos contra el pueblo del Rímac), tiene mucho de parecido con los tristemente famosos Te Deum a los que asistía cada 18 de septiembre el dictador chileno Augusto Pinochet, recordado también por los diferentes alias que usó para ocultar de los ojos del mundo (pero no de los de Dios) las millonarias cuentas bancarias que tenía fuera de Chile. Los Te Deum chilenos, tuvieron, sin embargo, un origen un poco diferente. Nuestra historia registra el primer Te Deum en septiembre de 1811. A finales del siglo XX, sin embargo, la Iglesia Católica, cansada de los abusos de Pinochet y de las escandalosas violaciones a los derechos humanos de él y sus colaboradores, uniformados o civiles (a propósito ¿alguien de mis lectores podría decirme qué pasó con el abogado Alfonso Podlech, fiscal militar de Temuco, a quien el guante de la justicia lo atrapó en España hace unos años cuando se aprestaba a viajar de turista a Praga? Le perdimos la pista cuando fue extraditado a Roma para que diera cuenta allí del paradero de algunas personas de nacionalidad italiana y en cuya desaparición algo pareció tener que ver él. Podlech, una paloma tan blanca (!) como lo era Pinochet cuando el juez Baltasar Garzón lo sorprendió volando bajo en Londres, pareciera que no ha podido echar mano a los mismos argumentos tatchersianos para regresar a su patria). Pues, como decíamos, la Iglesia Católica se cansó de la forma brutal en que Pinochet defendía la democracia (?) y decidió cerrarle las puertas de la Catedral Metropolitana para nuevos Te Deum. Entonces, algunos evangélicos, simpatizantes del régimen y que preferían cerrar ojos, oídos, bocas y olfato para no darse cuenta de los atropellos a la dignidad humana que andaban a la orden del día, le abrieron de par en par las de la Catedral Evangélica donde, con la bendición del Obispo Javier Vásquez Valencia encontró refugio logístico. La asistencia de Alan García al Te Deum en Perú quizás lo más que consiga sea recordar que los políticos asisten a estas cosas más por conveniencia estratégica que por convicción religiosa. (Alberto Fujimori accedió al poder en 1990 apoyado masivamente por el pueblo evangélico al punto que más de veinte de sus líderes llegaron al Parlamento en la cresta de la ola de apoyo conseguida por él; incluso uno de sus vicepresidentes era pastor. ¿Qué queda de eso? Nada. Hoy día, el señor Fujimori está siendo juzgado por abuso de poder y crímenes de lesa humanidad. ¿Y los evangélicos que lo apoyaron? Mutis por el foro.) ¿Por qué decimos todo esto? ¿Alguna animadversión contra el hermano pueblo peruano? Absolutamente no. Decimos esto como una manera de hacerle ver al presidente García (aunque sea simbólicamente) que, por estos días, además de otros serios asuntos que resolver, tiene en sus manos una situación que amenaza con afectar a un grupo modesto de campesinos, situación que él, inspirado en el espíritu del Evangelio, podría evitar, si quisiera. Juan Stam afirma que bíblicamente, la justicia no es neutral sino que defiende al débil y al pobre; que conocer a Dios es practicar la justicia (Jeremías 22:16; comparar con Jeremías 9:23-24); que el mandamiento de Jesús es buscar el reino de Dios y su justicia (Mateo 6:33, comparar con Mateo 6:10: «Hágase tu voluntad en la tierra»). Si alguien como el mandatario peruano es sincero en su asistencia a un culto como el Te Deum y tiene aunque sea un mínimo de temor de Dios, se supone que se dejaría influenciar por el consejo de la Palabra e imprimiría un sello de justicia a su gestión. Recibí, apenas ayer, jueves 6 de agosto, un documento suscrito por el Rev. Jesús Aquino, presidente de ALEC-Perú, en el que da cuenta del despojo que está a punto de llevarse a cabo en perjuicio de un grupo de humildes trabajadores y sus familias en el ingenio azucarero Tumán de Lambayeque. Jesús Aquino, para quienes lo conozcan, y dentro de ALEC lo conocemos bastante bien pues hemos sido sus huéspedes en Lima, no es una persona que busque la confrontación, que sea adicto a los conflictos, ni menos que tenga abanderamientos políticos ni a la izquierda, ni a la derecha. Quizás, como millones de cristianos latinoamericanos, se ubique en el sector de los tibios pretendiendo no ser ni de uno ni de otro bando aunque al final y por cuestiones meramente prácticas, los que así piensan terminan sumando sus fuerzas a las de aquellos que detentan el poder. Jesús no se anduvo con miramientos cuando se trató de emitir juicio contra los indecisos. Quizás forzando un poco el sentido de sus palabras que alguien podría interpretar como que se refieren únicamente a los asuntos del espíritu, dijo: «Prefiero que seas frío (de derecha o de izquierda) o caliente (de derecha o de izquierda) pero no que seas tibio (o sea, del centro) porque si eres tibio, te garantizo que no te soportaré sino que más bien te vomitaré de mi boca» (Apocalipsis 3:15-16, versión libre del autor de Apocalipsis 3.15-16). Y ya que tocamos Apocalipsis 3.15-16, aprovechemos de citar el versículo siguiente porque pareciera venir como anillo al dedo al caso que ha dado origen a este artículo: «Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo». Un señor, de esos ricos que siempre están tratando de acumular más, está tratando de apoderarse de la empresa azucarera Tumán de Lambayeque para lo cual, según denuncia el pastor Aquino, ha venido haciendo uso de artimañas y triquiñuelas que hasta ahora le han funcionado muy bien, pareciera que gracias a las buenas relaciones que mantiene con la gente del gobierno. En su comunicado a este escribidor, Aquino dice: «Siempre he creído (la Biblia así lo dice) que a Dios le interesa todo aquello que afecta a los más pobres del mundo; y como cristiano siento la demanda de Dios a no callar ante estas situaciones. Quizás la iglesia aun piense que no debemos inmiscuirnos en estos asuntos terrenales pero personalmente no puedo dejar de hacerlo porque de lo contrario no tendría paz en mi mente y corazón». ¿Qué les parece, estimados lectores? ¡El pastor Aquino nos salió comunista y quien sabe si hasta terrorista! La iglesia en Latinoamérica dice que no hay que inmiscuirse en política cuando están en peligro los intereses de sectores como los que representa el señor Oviedo. Y calla cuando a un presidente comunista (tan comunista como el protestante pastor Aquino) como el señor Zelaya, de Honduras lo sacan a la fuerza e ilegalmente del poder. (Me llamaba la atención leer en P+D una nota sobre la prohibición que la FIFA ha hecho a los futbolistas del mundo de expresar su fe públicamente en la cancha. Y se mencionaba que, aparentemente, el detonante para esta prohibición la constituyeron los jugadores brasileños que siempre oran antes de los partidos para que ni ellos ni los jugadores del equipo contrario sufran lesiones o daños físicos. Me preguntaba al leer esto: «¿Oran también para que Dios cuide a los “enemigos”?» Cuando la Guerra del Golfo y posteriormente la de Irak, se difundió la petición de que oráramos por nuestros soldados. ¿Y los del otro equipo, qué?) Jesús Aquino es oriundo de Tumán, Departamento de Lambayeque, en el norte peruano; es decir, de allí mismo donde se ha generado el conflicto que denuncia. Allí viven todavía sus padres, quienes durante toda su vida han trabajado en esa empresa. Dice el hermano Jesús: «Al visitarles, me encontré con la ingrata noticia que un empresario, con el apoyo del gobierno, tiene el afán de comprar con artimañas esta empresa. Si sucede esto, este personaje de nombre Edwin Oviedo se convertiría en dueño de las tierras, productoras de caña de azúcar de la empresa Tumán». Suponiendo que nosotros estuviéramos al lado de los ricos y poderosos podríamos preguntar: «¿Y qué tiene de malo que un empresario honesto quiera comprar tierras para hacerlas producir más y generen así mayores ganancias? ¿Es malo eso?» Objetivamente no lo es. Razonar y pensar así es típico de los tibios o de los que se alinean en el bando de los oviedos (y de los Piñeras, ya que hablamos de super ricos). ¿Qué diríamos a esto? Dejemos que sea el propio hermano Aquino quien nos responda a través del comunicado de prensa que nos envió: «Se posterga para mañana jueves 6 de agosto el paro indefinido de los trabajadores azucareros de la empresa Tumán en Lambayeque… con el propósito de lograr el fin de la administración Oviedo. Los trabajadores de las cuatro áreas: campo, fábrica, administración y servicios paralizarán sus labores para desenmascarar al señor Oviedo, accionista que pretende comprar las acciones de la Empresa Tumán que el Estado recientemente puso a la venta». ¡Oh! Pero entonces, si el Estado puso a la venta las acciones de la Empresa Tumán ¿por qué, entonces, los trabajadores reclaman si el Estado puede hacerlo y cualquiera puede comprarlas? ¿Qué de malo hay en eso? ¡Estos trabajadores! ¡Siempre reclamando! ¡Nunca conformes! Dejemos que responda a eso el pastor Aquino: «Aparentemente, a petición de los trabajadores azucareros, el gobierno decidió vender el 30% de las acciones que le corresponde. Ahora se ha descubierto que los trabajadores no hicieron tal petitorio pues ellos no tienen los recursos económicos para comprar dichas acciones. ¿Cómo es posible pretender hacer creer que los socios de Tumán quieran comprar las acciones que el gobierno ha cotizado a diez nuevos soles cuando varios de los trabajadores vendieron sus acciones a menos de ocho nuevos soles al señor Oviedo?... El señor Oviedo lo que quiere es ser el dueño absoluto de la empresa Tumán para seguir enriqueciéndose más y más a costa de los trabajadores. Hace poco él y su “equipo” se han aumentado sus sueldos en varios miles de soles, mientras que el campesino, quien sufre arando y trabajando la caña de azúcar sigue con míseros sueldos». ¿Qué piden los trabajadores ante este inminente abuso por parte de quienes detentan la riqueza y el poder? Dice el pastor Aquino: «1. Que el gobierno promulgue un decreto que asegure que cuando un trabajador se jubile, sea reemplazado por uno de sus hijos, como lo era en años pasados. 2. Evitar que el señor Oviedo siga comprando acciones usando mil artimañas como lo ha hecho anteriormente. 3. Decir no a los despidos arbitrarios. 4. Que las autoridades no usen la fuerza contra los trabajadores manifestantes». (Hace unos minutos recibí un correo del pastor Aquino donde me dicen que una fuerza policial de 300 hombres controló la manifestación.) No es la primera vez que el Escribidor hace oír su voz de protesta por situaciones que él considera abusivas e injustas, pero quizás este sea el primer caso en que se está denunciando en concreto un abuso. Un grupo humilde de trabajadores del agro que por generaciones han sobrevivido en condiciones modestas pero dignas, temen que de golpe se concrete, por la vía legal pero mediante recursos ilegítimos, un despojo que rechazan con todas sus fuerzas. ¿Eres tú rico, y te has enriquecido a costa de los pobres que no tienen amigos poderosos ni alguien que hable por ellos en las esferas de gobierno? ¿Y dices: De ninguna cosa tengo necesidad? Pues quiero que sepas que con toda tu riqueza no eres más que un desventurado, un miserable, un pobre diablo, un ciego y un desnudo. ¡Eso eres, ni más, ni menos!» (paráfrasis del autor de Apocalipsis 3:17.) MULTIMEDIA Pueden ver aquí en video un reportaje del culto de Acción de Gracias por el Perú, con la presencia del Presidente Alan García en la Iglesia evangélica Cristiana y Misionera

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