Estancados

Si uno atraviesa un río en el que el agua no fluye demasiado la experiencia puede ser algo desagradable. Yo misma he nadado a través de ríos en los que el agua se había estancado y te puedo asegurar que, entre otras cosas, oler, olía mal. Eran ríos en los que no crecía vegetación sino que todo lo que había allí era tan putrefacto como el agua misma. Ríos a los que un excursionista sediento no se acercaría para beber, vamos.

01 DE AGOSTO DE 2009 · 22:00

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Entonces dijo Jesús a sus discípulos: "El que quiera seguirme, que renuncie a sí mismo, cargue con su cruz y me siga. Pues el que quiera asegurar su vida la perderá, pero el que sacrifique su vida por causa mía, la hallará. ¿De qué le serviría a uno ganar el mundo entero si se destruye a sí mismo? ¿Qué dará para rescatarse a sí mismo? Mateo 16:24-26 A veces, en nuestra vida espiritual también nos estancamos. Puede que creamos haber tocado techo, creemos saberlo todo de la Biblia, saberlo todo de Dios… vaya, que nos cobijamos bajo el “¿qué me van a decir a mí que no sepa ya?” o puede que simplemente otras cosas nos llamen más la atención y “nos olvidemos” de fluir, descuidando el agua de nuestro río. Pero cuando el agua de un río no está en movimiento no queda eternamente así, parada, el agua necesita fluir y si no fluye se estanca. Y es que es así, cuando un río no sigue su curso y su agua se estanca, el agua empieza a oler mal, el agua no da vegetación… y nadie se acercaría a esta agua para beber, ¿cómo vas a dar buenos frutos si no eres buen árbol? ¿Cómo van a querer los demás beber de esa agua que tú llevas si está podrida? El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. Juan 7:38 El problema es que de un río no puede fluir agua podrida y agua viva; ahí es dónde entramos en conflicto. Porque ya lo dice la Palabra, ¿acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga? ¿Puede acaso la higuera producir aceitunas, o la vid higos? Así también ninguna fuente puede dar agua salada y dulce (Santiago 3:11-12). Ser un río, ser cristiano, exige ser íntegro. Porque para llevar agua viva primero hay que renunciar al agua podrida, al agua estancada, por cómoda que sea. ¿Qué agua decides llevar tú hoy? Que seas como un río de agua viva, que fluye y ofrece de esa agua que Cristo nos ofreció, agua eterna para la gloria de nuestro Dios. Conozco tus obras: no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Pero porque eres tibio y no frío o caliente, voy a vomitarte de mi boca. Yo reprendo y corrijo a los que amo. Vamos, anímate y conviértete. Apocalipsis 3:15,16 y19 Dios te bendiga.

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