Raíces antropológicas de la bioética (VII)

Uno de los últimos intentos de explicación de la realidad humana provienen de la nueva ciencia de los ordenadores. Algunos pensadores pretenden relacionar cibernética y antropología."/>

Antropología cibernética

Raíces antropológicas de la bioética (VII)

Uno de los últimos intentos de explicación de la realidad humana provienen de la nueva ciencia de los ordenadores. Algunos pensadores pretenden relacionar cibernética y antropología.

01 DE AGOSTO DE 2009 · 22:00

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En efecto, si se asume la doble ecuación de que la mente equivale al cerebro y que éste no es más que un órgano físico, la conclusión que se sigue es la equiparación entre el hombre y la computadora. Si la inteligencia natural humana y la inteligencia artificial de la máquina se conciben exclusivamente como un puro proceso fisicoquímico, resulta que sólo somos autómatas conscientes. Los progresos de la tecnología informática permiten todo tipo de elucubraciones futuristas en este sentido. Se ha sugerido que algún día cualquier conducta humana tendrá una explicación mecánica y, por tanto, será imitada y reproducida mediante ordenadores. ¿Podrán las máquinas llegar a pensar como las personas? ¿Existirán robots reflexivos de carne y microchip? ¿Llegará la cibernética a fabricar “personas artificiales”? Para aquellos que responden afirmativamente a tales cuestiones, no habría diferencias importantes entre el hombre y la máquina. No las habría a nivel racional, ni en cuanto a capacidad para el aprendizaje, ni tampoco en autoconciencia o subjetividad. Nada sería exclusivo del hombre ya que todo esto podrían tenerlo también los hipotéticos robots del futuro. De tales planteamientos se deduce una antropología muy clara: el ser humano no es más que una fase en el proceso evolutivo hacia la aparición de las máquinas pensantes o las futuras personas artificiales. Es decir, otra máquina biológica más. Sin embargo, a pesar de la enorme fe en el progreso informático que demuestran poseer los partidarios de esta doble homologación, mente-cerebro y cerebro-máquina, lo cierto es que en el seno de la ciencia que estudia el encéfalo humano, la neurología, no existe unanimidad. Hoy por hoy, eminentes neurólogos, como Eccles, Penfield, Sperry y otros, se oponen abiertamente al reduccionismo que supone identificar mente con cerebro. La idea de que el cerebro sea una máquina no es compartida por todos los científicos de nuestros días, como en ocasiones se pretende hacer creer. Actualmente seguimos sin saber muy bien cómo funciona éste, qué es la memoria, cómo surgen las ideas, en qué consiste el acto de comprender o dónde se localiza la autoconciencia. Dentro de este cúmulo de lagunas se sitúa también la pretendida igualdad mente-cerebro ya que, a pesar de los intentos en este sentido, no resulta posible demostrar que lo mental sea idéntico a lo cerebral. La mente humana posee unas propiedades características que superan de sobras lo puramente físico, biológico o fisiológico. Por tanto, el misterio y la extraordinaria singularidad de la conciencia del ser humano continúan sin una adecuada y convincente explicación científica. El hombre es mucho más que la máquina y que el animal. De ahí que la búsqueda científica del alma continúe generando nuevas hipótesis y nuevos intentos de explicación.
Artículos anteriores de esta serie:
 1¿Qué es el hombre? 
 2Antropología existencialista 
 3Antropología estructural 
 4Antropología neomarxista 
 5Antropología biologista 
 6Antropología conductista 

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - ConCiencia - Antropología cibernética