Puesto que Dios ya nos ha hecho justos gracias a la fe,
tenemos paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.
Pues por Cristo hemos podido acercarnos a Dios por medio de la fe,
para gozar de su favor, y estamos firmes,
y nos gloriamos con la esperanza de tener parte en la gloria de Dios.
y no solo esto, sino que también nos gloriamos de los sufrimientos;
porque sabemos que el sufrimi"/>

¿Habrá mudanza?

Puesto que Dios ya nos ha hecho justos gracias a la fe,
tenemos paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.
Pues por Cristo hemos podido acercarnos a Dios por medio de la fe,
para gozar de su favor, y estamos firmes,
y nos gloriamos con la esperanza de tener parte en la gloria de Dios.
y no solo esto, sino que también nos gloriamos de los sufrimientos;
porque sabemos que el sufrimi

09 DE MAYO DE 2009 · 22:00

,
Por lo visto, ahora todo el país se resiente. No obstante, como cristianos muy a menudo actuamos igual… A menudo cuando crees que Dios no mira, te construyes una casa por tu cuenta. En una habitación estarán tus relaciones con los demás, en otra tu comportamiento, en otra tu pareja; en otra tus sueños, en otra tu autoestima… y así hasta que tu casa está llena de departamentos de las cosas que realmente te importan. Pero al tiempo tu casa se llena de grietas; cientos y cientos de grietas. Podrías cambiar de casa. Pero… ¿Perder tu “seguridad”? ¿Dejar de vivir como vives? ¡A ti te gusta tu casa! Entonces empiezas a disimular las grietas. Pintas la casa, cuelgas cuadros… Sin embargo, las grietas siguen ahí, tú lo sabes. Y es que todo llega a un punto en el que tienes miedo de que la casa se te derrumbe estando tú dentro. Entonces Dios te da un toque y te dice: -¿Necesitas ayuda? Y tú le respondes: -Bueno, si tuvieras algo para disimular esas grietas… Dios sonríe: -No, no tengo nada que lo disimule, pero si me dejas obrar derrumbaré esta casa maltrecha y edificaré una con buenos fundamentos… Pero a ti no te agrada la idea: -Oh, no, gracias. Me gusta mi casa, no es lo que necesito. Y Dios te mira con serenidad para responderte: -De todos modos tienes mi tarjeta, llámame si lo necesitas, ¿vale? Al tiempo te das cuenta de que aquello que un día fue tu casa hoy no es más que una ruina apuntalada por ti con torpeza. Y sí, es entonces cuando gritas: -¡Dios, Dios! ¿Dónde estás? ¿Por qué permites que mi casa se derrumbe? Dios te mira y te dice: -Te ofrecí mi ayuda, te dije donde estaba, ¿qué más quieres? Tú le miras con desesperación: -¿Que qué es lo que quiero? ¡Que salves mi casa! Dios responde: -Sabes bien que tu casa se está derrumbando, no hay nada que pueda salvarla. Derrúmbala y edifica una con mis fundamentos. Y tú tragas saliva con fuerza: -¿Derrumbar mi casa, dices? ¿Y todo lo que tengo, qué? Dios dice: -Sabes bien que no todo lo que tienes te conviene… La decisión es tuya. El derrumbar tu casa, tu forma de vivir, es algo doloroso, pero a su vez sabes que no puedes continuar en ella. Dios te ha prometido una nueva casa, una nueva vida, con un lento y cuidado proceso de construcción, pero con unos buenos fundamentos. Y sólo hay una cosa inamovible, perfecta, firme y eterna sobre la que construir tu vida… ¿Habrá mudanza?
Todo aquel que viene a mí, y oye mis palabras,
y las hace, os enseñaré a quién es semejante:
Semejante es al hombre que edifica una casa,
el cual cavó y ahondó, y puso el fundamento sobre piedra;
y cuando vino una avenida, el río dio con ímpetu en aquella casa,
mas no la pudo menear, porque estaba fundada sobre piedra.
Mas el que oyó y no hizo, semejante es al hombre que edificó su casa sobre tierra,
sin fundamento; en la cual el río dio con ímpetu, y luego cayó;
y fue grande la ruina de aquella casa.
Lucas 6:47-49

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - X-tremo joven - ¿Habrá mudanza?