Nuevos datos para reconstruir la muerte de un líder chamula protestante (I)

A grandes rasgos hemos contado su historia. En números anteriores de Protestante Digital compartimos los avances de una investigación que ha crecido. En la versión pasada, publicada en estas mismas páginas, los datos sobre cómo tuvo lugar el atroz asesinato de Miguel Gómez Hernández eran escasos. En parte esa debilidad del escrito la subsanamos hoy, al ofrecer a los le"/>

La tortura y asesinato de Miguel `Caxlán´

Nuevos datos para reconstruir la muerte de un líder chamula protestante (I)

A grandes rasgos hemos contado su historia. En números anteriores de Protestante Digital compartimos los avances de una investigación que ha crecido. En la versión pasada, publicada en estas mismas páginas, los datos sobre cómo tuvo lugar el atroz asesinato de Miguel Gómez Hernández eran escasos. En parte esa debilidad del escrito la subsanamos hoy, al ofrecer a los le

26 DE JULIO DE 2008 · 22:00

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En la región Altos el cambio ha sido intenso. En unas cuantas décadas el protestantismo multiplica aceleradamente sus adeptos. Entre 1975 y 1990, catorce municipios alteños (Altamirano, Amatenango, Chalchihuitán, Chamula, Chanal, Chenalhó, El Bosque, Huistán, Larráinzar, Mitontic, Oxchuc, Pantelhó, Tenejapa y Zinacantán) alcanzan una población de 250 mil habitantes en el último año antes mencionado, y 60 mil de ellos en el lapso citado se habían convertido al protestantismo.(1) Es decir, 24 por ciento de los indígenas en Los Altos cambiaron su identidad religiosa en un lapso de tiempo muy corto. Mientras Miguel Caxlán continuaba con su labor pastoral y de liderazgo entre los chamulas evangélicos, sus adversarios elaboraban planes para desaparecerlo. Los antes infructuosos intentos por aniquilar al dirigente de la cada vez más fortalecida comunidad indígena protestante, vieron el final deseado un día del verano de 1981. Fue el 24 de julio cuando la celada cuidadosamente preparada segó la vida de Gómez Hernández. Cerca de la una y media de la tarde, en las cercanías del Puente del Molino de Santo Domingo,(2) Pedro Acobal, su hermano, dos profesores y un habitante del asentamiento fundado por Miguel Caxlán, esperan el ya sabido paso del líder por el lugar. Los cinco aguardan en un taxi, un LTD rojo. Caxlán pasa cerca del quinteto, ellos se le abalanzan e intentan introducirlo al automóvil. Miguel Gómez opone resistencia, pero el número y juventud de sus atacantes se impone y logran meterlo al taxi. Ocupados en secuestrar a Caxlán, sus cinco captores no se percatan de que una mujer evangélica sigue los acontecimientos con atención. Ella mira que el automóvil arranca y toma camino hacia San Juan Chamula. Decide ir a La Nueva Esperanza con el fin de notificar a sus hermanos en la fe de lo sucedido. Al recibir la noticia un grupo se organiza y decide movilizarse para localizar a su dirigente. En el interior del auto los secuestradores someten a Miguel Caxlán, lo amordazan y le infligen varios orificios con un picahielo. Llevan al secuestrado a Chamula, para entregarlo en la casa de quien paga por la realización del operativo: el cacique Javier López Pérez, el mismo a quien en distintas ocasiones denunciara el líder protestante por amenazas de muerte. La suma pagada por tener a Caxlán en sus manos fue de 500 mil pesos de ese entonces. A Caxlán lo torturan con brutalidad: “Le quitaron el cuero cabelludo con un machete, le arrancaron la piel del rostro, le sacaron el ojo derecho y le arrancaron la lengua y la nariz. Después lo llevaron al paraje Milpitulá, cerca de Pajaltón. Lo metieron en el monte, lo colgaron de un árbol y allí murió ahorcado”.(3) Otra fuente dice que el cuerpo es “abandonado en una cima”(4) del paraje antes citado, no consigna el ahorcamiento pero no lo contradice. El mismo documento señala como asesinos a Marcelo Pérez Vázquez, Nicolás Pérez Vázquez y cuatro personas más. Se menciona a un autor intelectual, sin proporcionar su nombre, y los firmantes, cuatro hijas y un hijo del occiso, piden celeridad en la aprehensión de quien consideran pagó por el crimen. Pocos días después del asesinato, de acuerdo con un reporte periodístico, el temor de una agresión a toda la colonia campea en La Nueva Esperanza. Ante ello los habitantes del lugar “esperan que las autoridades les brinden protección e intervengan ante el ayuntamiento de Chamula, a fin de que detenga ya la persecución que han venido sufriendo”.(5) La nota informa que la edad de la víctima era de 61 años, y describe su muerte en los siguientes términos: “…lo ultimaron por asfixia, después de golpearlo salvajemente votándole (sic) la dentadura, habiéndolo dejado mutilado de un ojo y la nariz. Además de quitarle el cuero cabelludo. El occiso era oriundo de San Juan Chamula, de donde fue expulsado por su religión evangélica”. Información del expediente penal abierto en contra de los asesinos establece que tres pudieron ser las causas que provocaron la muerte de Miguel Caxlán. Para el juez penal de San Cristóbal de Las Casas, Jorge Trujillo Muñoz, el fallecimiento tiene lugar “a causa de varios piquetes que recibió en el abdomen con un desarmador; por los golpes que, con el fondo de una botella, le fueron descargados o por estrangulamiento por asfixia”, lo que “descarta la posibilidad de que haya muerto colgado de un árbol”. El mismo Trujillo Muñoz hace del conocimiento que ya están detenidos cinco implicados en el asesinato, encontrándose prófugo Pedro Sánchez Díaz.(6) Se les dicta formal prisión a cuatro personas: Marcelo Francisco Pérez Velásquez, Nicolás Pérez Velásquez, Manuel Santis Polimó y Domingo Santis Polimó. El juez afirma que a Miguel Gómez Hernández “estos sujetos le arrancaron los ojos, la nariz, la boca y el cuero cabelludo… sin no antes ahorcarlo en un árbol”.(7) Citamos los distintos dictámenes acerca de cómo es victimado Miguel Caxlán no por interés en los detalles de las notas rojas, sino para subrayar que aún con sus discrepancias todas las fuentes coinciden al describir la saña con la cual fue perpetrado el crimen. Para Silvia, Natalia, Rafaela, Juana y Manuel Gómez Hernández (hijas e hijo del líder atrozmente ultimado), la causa del asesinato tiene relación con la principal actividad de Miguel Caxlán, el ser dirigente de los expulsados de Chamula. Para ellos su padre “no hacía ningún daño a nadie; posiblemente por haber sido un hombre justo y líder del grupo de chamulas que fueron materialmente corridos del pueblo de San Juan Chamula por el solo hecho de no tomar aguardiente y profesar la religión evangélica; fue que lo privaron de la vida”.(8) La rápida movilización de los evangélicos de La Nueva Esperanza, informados por la testigo del secuestro de su líder, es lo que impide la huida de los autores materiales del asesinato. “El hermano Mateo de la Cruz, que era judicial, comunicó al comandante de su corporación y junto con varios evangélicos de la colonia Nueva Esperanza salieron a perseguir al carro que había secuestrado a Miguel Cashlán. Mateo de la Cruz tenía una motocicleta y con ella salió rumbo a Chamula. En la tijera encontró al carro de los secuestradores que ya venían de regreso, este hermano valientemente enfrentó a los asesinos y los detuvo. Inmediatamente después llegaron los otros integrantes del grupo y juntos aprehendieron a los asesinos. Solamente uno se dio a la fuga pero los demás fueron aprehendidos”.(9) La semana que viene veremos las consecuencias y hechos ocurridos tras el terrible asesinato de Miguel `Caxlán´, el líder chamula protestante.
1) Jan Rus, “Adaptación local al cambio global: la reorganización de la sociedad indígena de Los Altos de Chiapas en México, entre 1974 y 1994” en Contrahistorias, número 5, septiembre de 2005-marzo de 2006, p. 23. 2) Avante (“El periódico de San Cristóbal de Las Casas”), 29 de julio de 1981. 3) “Jmol Miguel”, Op. cit., p. 22. 4) Carta de los hijos de Miguel Gómez Hernández al gobernador Juan Sabines Gutiérrez, 10 de agosto de 1981. 5) Avante, Op. cit. 6) ¿Qué pasa?, 2 de agosto de 1981. 7) Número Uno (“Periodismo veraz”), Tuxtla Gutiérrez, 9 de agosto de 1981. 8) Carta de los hijos de Miguel Gómez Hernández al gobernador Juan Sabines Gutiérrez, 10 de agosto de 1981. 9) “Jmol Miguel”, Op. cit., p. 22.

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