Como niños recién nacidos, busquen con ansia la leche espiritual pura,
para que por medio de ella crezcan y tengan salvación”
1ª Pedro 2:2

No hace mucho alguien me pidió que me hiciera cargo de un bebé por un rato; a mí me encantan los bebés, así que acepté contenta."/>

Como críos

Como niños recién nacidos, busquen con ansia la leche espiritual pura,
para que por medio de ella crezcan y tengan salvación”
1ª Pedro 2:2

No hace mucho alguien me pidió que me hiciera cargo de un bebé por un rato; a mí me encantan los bebés, así que acepté contenta.

26 DE ABRIL DE 2008 · 22:00

,
Creo lo que más me gustaba era llevarlo en brazos o cogido por su manita, pese a que él se empeñaba en andar por sí mismo. El crío caminaba con soltura con sus graciosas piernecitas; pero al mínimo desnivel, caía al suelo. Era un niño bastante independiente. Cuando lo dejaba a antojo corría de un lado para otro alejándose de mí. Y pese a que no lo dejé solo ni un segundo creo que a él le gustaba sentirse libre... Pero en el momento en el que él hacía cosas que le ponían en peligro, yo lo recogía con mis brazos cariñosamente e intentando hacerle comprender. Cuando paseaba con él, tomándolo en mis brazos o dándole la mano, me encantaba hablarle. No sé si me escuchaba, pero a menudo me miraba con unos ojos muy abiertos y balbuceaba a modo de respuesta de tanto en tanto; no obstante, otras veces se distraía con lo que le rodeaba, ignorándome. Finalmente el niño me pidió que le llevara con su mamá; yo le sonreí y él extendió sus brazos, con plena convicción... ¡Y es que era su hora de comer! Cuando entregué aquel bebé a los brazos de su madre entendí que, durante aquel rato, había dependido plenamente de mí; Y entendí que yo debía ser como aquel bebé. Cuando me suelto de la mano de Dios soy capaz de caminar algunos pasos; pero al mínimo desnivel me caigo al suelo. Entonces le busco y Él está ahí, tendiéndome su mano. Cuando a veces intento huir de de los ojos de Dios para hacer las cosas a mí manera, mas Él siempre está ahí; observándome con paciencia y a punto para tomarme en brazos y hacerme entender, una vez más. Cuando camino con Dios, Él me habla constantemente, pero si yo estoy pendiente de lo que sucede a mí alrededor me pierdo lo que Él me dice. Cuando pedimos las cosas a Dios con corazón sincero y fe, Dios es bueno y misericordioso y nos concede las peticiones de nuestro corazón, si son conforme a su voluntad. Esa es la dependencia que necesitamos. Y es que Dios es nuestro Padre y nosotros somos sus hijos.
“De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños
no entraréis en el reino de los cielos.”
Mateo 18:3

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - X-tremo joven - Como críos