La Iglesia Cristiana Adventista del Séptimo día (I)

En 1830 William Miller anunció que la Segunda Venida de Jesús ocurriría en 1843, basándose en una particular interpretación de Daniel 8:14 (‘Hasta 2.300 tardes y mañanas; luego el santuario será purificado’). Según Miller, los 2.300 son días proféticos (años), y deben contarse desde el edicto de Artajerjes que permitió el regreso a Esdras (?). Así llegó al cálculo del año de la 2ª venida: 184"/>

¿Son evangélicos los adventistas?

La Iglesia Cristiana Adventista del Séptimo día (I)

En 1830 William Miller anunció que la Segunda Venida de Jesús ocurriría en 1843, basándose en una particular interpretación de Daniel 8:14 (‘Hasta 2.300 tardes y mañanas; luego el santuario será purificado’). Según Miller, los 2.300 son días proféticos (años), y deben contarse desde el edicto de Artajerjes que permitió el regreso a Esdras (?). Así llegó al cálculo del año de la 2ª venida: 184

20 DE ENERO DE 2007 · 23:00

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Como tampoco vino el Señor, el mismo día 23 un tal Hiram Edison declaró haber tenido una visión de Cristo junto a un altar en el cielo, lo que le llevó a una contundente deducción: Miller y sus seguidores habían acertado en la interpretación del tiempo en Daniel 8, pero se equivocaron en cuanto al lugar: Según la visión de Edison, la 2ª Venida ya se ha producido en el cielo, donde Cristo está ahora purificando el santuario celestial (?)
  • Lo que el ángel quiso decir (vs 11) es que aquellos que no guardan el sábado son adoradores de la bestia y por ello tienen la marca del Anticristo.
  • Los auténticos creyentes (vs 12) muestran su perseverancia y fidelidad guardando estrictamente el cumplimiento del Decálogo (?).
Los Adventistas se presentan como cristianos evangélicos. Tal afirmación no resulta chocante cuando uno se acerca a sus reuniones, en las que destaca la “pureza” de sus formas; ni tampoco cuando uno contempla su valiosa proyección social o su énfasis en la santificación de la familia. Es cierto que si uno lee su base doctrinal oficial, contenida en el libro ’27 Creencias de los Adventistas del Séptimo Día’, (Asociación Ministerial de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, Editorial SAFELIZ), encuentra que muchas de ellas son claramente identificables como evangélicas. Pero tres de sus doctrinas, que se derivan de su peculiar interpretación de Deuteronomio 8 y Apocalipsis 14, atentan frontalmente a la esencia misma del Evangelio. Estas tres doctrinas las analizaremos entre éste y el próximo domingo. Se trata de “La Ley de Dios y la observancia del Sábado”; “La inmortalidad condicional”; y sin duda es la doctrina más característica y distintiva de lo adventistas, y también –a mi juicio- la más “aberrante” desde un punto de vista bíblico: “La expiación”. I.- LA LEY DE DIOS Y LA OBSERVANCIA DEL SÁBADO En su base doctrinal, los adventistas afirman que ‘si bien es cierto que la muerte de Cristo terminó con la autoridad de la ley ceremonial, por otra parte estableció la ley de los 10 Mandamientos’ (27 Creencias... pág.281). En la práctica, ese énfasis se concreta en la necesaria observancia del Sábado. Para ello, citan las palabras del propio Jesús: ‘no he venido para abolir la ley, sino para cumplirla’ en Mt 5:17. Pero conviene recordar que tal afirmación del Señor se encuentra en el contexto del “Sermón de Monte”, donde bajo la reiterada fórmula oísteis que fue dicho... pero yo os digo, el propio Jesucristo hace referencias a la ley, pero no al Decálogo en sí mismo. Confronta a los oyentes con la carta de divorcio, el jurar en falso, la ley del talión, etc. En las 2 únicas ocasiones en que sí hace referencia al Decálogo, precisamente es para ir más allá de la literalidad: Frente al ‘no matarás’, afirma que despreciar al hermano lo iguala; y frente al ‘no cometerás adulterio’, sentencia que la lascivia es equivalente. En su énfasis legalista sobre el sábado, los adventistas no dudan en despreciar la evidencia. Aunque el Nuevo Testamento muestra que desde el comienzo se adoptó el domingo como el día de adoración, en recuerdo de la resurrección (Mt 28:1), los adventistas afirman con atrevida rotundidad que ‘hasta el siglo II, no hay evidencia de que los cristianos celebraran reuniones semanales de culto en domingo... La popularidad e influencia que le confería al domingo la adoración al sol de los romanos paganos, sin duda contribuyó a su reciente aceptación como día de culto… Los conversos cristianos provenientes del paganismo se sentían constantemente atraídos hacia la veneración al sol. Esto se indica… por los significativos reflejos del culto al sol que aparecen en la liturgia cristiana’ (27 Creencias... pág.300-301). En la argumentación de su distintiva doctrina sabática, los adventistas llegan incluso a la paradoja de dar más importancia a la muerte del Señor que a su resurrección: ‘Es interesante notar que Jesús descansó en la tumba en un sábado. ¡Qué día para que culminase en él la redención!. El “es bueno” de la Creación se une con el “consumado es” de la redención, cuando el Autor y Consumador nuevamente reposa tras haber completado su obra’ (27 Creencias... pág.307) Por último, el legalismo lleva a los adventistas a asociar la no observancia del sábado con las señas de la apostasía: ‘El asunto final de discusión implica la adoración verdadera o falsa, el evangelio verdadero o falso. Cuando este punto se presente claramente delante del mundo, aquellos que rechacen el memorial de la creación divina -el sábado bíblico- eligiendo adorar y dar honor al domingo, conociendo claramente que no es el día de adoración dado por Dios, recibirán la marca de la bestia’ (27 Creencias... pág.193). II.- LA INMORTALIDAD CONDICIONAL Los adventistas afirman categóricamente que ‘en la Palabra no hay ningún texto que denote que el alma o el espíritu puedan tener una existencia consciente fuera del cuerpo’ (27 Creencias... pág.97); ‘en el sepulcro hay absoluta inconsciencia. Por cuanto la muerte es un sueño, los muertos quedan en estado de inconsciencia en el sepulcro hasta la resurrección’ (pag.409) Para defender esta enseñanza –fundamental para mantener su doctrina sobre la expiación y el juicio investigador que veremos luego-, los adventistas citan una larga lista de textos bíblicos, donde los términos “alma” y “espíritu” son utilizados en un sentido genérico, en relación con la vida, los deseos, las pasiones, la persona o la vitalidad. Aunque en esas citas el significado es tal como lo indican, los adventistas pasan por alto todos los textos en los que con claridad se nos habla de vida después de la muerte, sin la existencia del cuerpo. Ejemplos como los de Job 19:25-27 (‘después de desecha esta mi piel, veré a Dios’) o 2ªCo 5:1-8 (‘ausentes del cuerpo, presentes con Dios) son ignorados sin ningún miramiento. Y las palabras del propio Cristo al ladrón en la cruz en Lc 23:42-43 (‘de cierto de cierto te digo, que hoy estarás conmigo en el paraíso’), no dudan en explicarlas diciendo que hay un error ortográfico en todas las versiones de la Biblia. En todas excepto en la suya, claro, que según ellos recoge la auténtica redacción del original: ‘de cierto de cierto te digo hoy, que estarás conmigo en el paraíso’. Con ese cambio, la promesa sigue vigente, pero el tiempo de su cumplimiento queda aplazado para un futuro. Da lo mismo que la expresión ‘de cierto de cierto te digo’ sea un modismo rabínico inequívoco para todos los historiadores; la necesidad que los adventistas tienen de encajar sus enseñanzas visionarias les hacen torcer sin rubor las palabras del mismo Jesús. Para los adventistas, por lo tanto, la muerte física abre un tiempo de inconsciencia del que sólo se despierta en el juicio final, cuando los salvos accederán a la vida eterna y el resto será aniquilado, borrado de la existencia. Es decir, para los adventistas no existe el infierno, al que únicamente dan un valor simbólico equivalente a la “no existencia”. Tal planteamiento doctrinal les lleva a interpretaciones forzadas de pasajes como –por ejemplo- Ap 20:10-15, donde el diablo, sus huestes y los no inscritos en el libro de la vida son lanzados al lago de fuego para ‘ser atormentados día y noche por los siglos de los siglos’. Quizá algunos crean que la enseñanza sobre la aniquilación de los impíos no tiene mayor trascendencia, pensando que no importa el destino final de los impíos. Pero esa perspectiva –además de comprometer seriamente la interpretación de muchos textos bíblicos- haría válida la descreída y atea expresión del ‘comamos y bebamos, que mañana moriremos’. La próxima semana veremos la expiación en la doctrina adventista.

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