1 kilo = mil gracias

¿Se han dado cuenta de que en la época navideña es cuando más nos bombardean con anuncios de ONG, nos piden ayuda para los niños que no tiene juguetes, para las familias que están en la calle en estos días fríos, piden voluntarios para repartir comida en centros, mantas, donativos con o sin tarjetas navideñas…? Y yo me pregunto ¿el resto de días del año qué sucede? ¿Solo hay niños desafortunados en Navidad? ¿En verano no importa que familias duerman con el cielo por techo? No me gusta esta cara de la Navidad y menos me gusta aún esa cara consumista… no, no sé alarmen, no les daré un mitin sobre el consumismo, pero es increíble observar que cada año es Navidad más pronto en el Tajo Británico. Pocos saben la verdadera celebración de estas fechas. Sí, todos saben del nacimiento de Jesús, que hay que ponerlo en el belén, o dibujarlo en clase y que casi todos los villancicos hablan de ese niño que nació en un pesebre. Pero me pregunto cuántos saben que ese niño creció, se hizo hombre y que por amor al resto de la humanidad cargó con todas nuestras culpas y las clavó en un madero en el monte Calvario. Vale es cierto que algunos sabrán esto, recuerdo que España es un país con tradición católica, le pase a quien le pese. Pero, ¿cuántos creen en su resurrección, en su victoria sobre la muerte y que nos ha prometido un lugar con Él? No sé cómo responderán los universitarios a esta mesa de alimentos, Dios quiera que bien, sé que entre la gente joven hay solidaridad, aunque a veces parezca un tópico, y que se mueven por cosas justas. Ellos vendrán a traernos un kilogramo y recibirán mil gracias, pero hay algo que me preocupa, ¿cómo les vamos a explicar que Jesús nos dio mil gramos de gracia por cada gota de sangre que vertió en la cruz? ¿Cómo le diremos que celebren con nosotros no sólo el nacimiento, sino la muerte y resurrección de ese niño que nació en Belén? Que el Señor Jesús, nos ayude a proclamar las buenas nuevas en la universidad, y que este año, permítanme la licencia, no solo acudan los pastores y los magos de Oriente, a adorar al niño del pesebre, sino que nuestros compañeros y amigos acudan y podamos gritar todos juntos: ¡Gloria a Dios en las alturas, y en la Tierra paz, buena voluntad para con los hombres!

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(*) Nota: “Undibel” es “Dios” en caló