¡Como Josué y Caleb!

¿Se imaginan que Dios les dijera que hay que conquistar tierras? ¿Que hay que pelear por lo que se nos prometió desde hace tiempo? ¿Imaginan que Dios les pide estar en la vanguardia? ¿Cuál sería su respuesta?

11 DE NOVIEMBRE DE 2006 · 23:00

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En estos meses me he propuesto leer la Biblia por completo, desde el Génesis hasta el Apocalipsis. Pasé el Pentateuco con facilidad, pues no era el primer intento de lectura, pero cuando llegué al libro de Josué tuve que parar y pensar realmente qué me estaba diciendo Dios. Josué tiene que conquistar la tierra, Jehová se lo manda. Pero no le dice: “Vamos Josué, ya te apañarás, coge tus armas y batalla.” Dios sabe que es una tarea difícil y que Josué necesitará todo su apoyo. Me encanta saber que el mismo Dios que alentó a Josué a ser valiente, el mismo Dios que le prometió estar con él como lo estuvo con Moisés, me anima a mí a pelear mis batallas. Hace un par de días recibí un correo de un amigo en el que me hablaba acerca de los capítulos 13 y 14 del libro de Números y me sugería que los leyera desde el punto de vista de todos sus protagonistas. Pedía a Dios que yo tuviera el valor de Josué y Caleb. Yo no creo en casualidades, así que sabía que Dios me estaba diciendo algo, más bien me lo estaba gritando. ¿Adivinan que podía ser? Efectivamente, debía ser valiente. Así que reflexioné acerca de mi vida, de mi situación. ¿Qué tierras quería Dios que conquistara? ¿Qué batallas tenía que pelear? Permítanme que me guarde la respuesta y de paso permítanme preguntárselo. Cada uno de nosotros sabe qué hay que conquistar para Cristo en nuestra vida, en nuestro barrio, en nuestra iglesia, en nuestro trabajo… Cada uno de nosotros sabe qué nos queda por batallar y sabemos, también, cuáles son nuestras fuerzas y que por ellas solas no podremos conseguir la victoria. A veces, no nos ponemos en la vanguardia y nos escondemos en las trincheras, porque hemos olvidado algo maravilloso, una promesa del Altísimo: ¡nos entregará en nuestras manos a todos nuestros enemigos! Sé que me va a costar ponerme al frente y armarme del valor, de la fe, suficiente para conquistar lo que Dios tiene preparado para mí. Pero, desde ahora en adelante, confiaré en ese Dios que le dijo a Josué: “Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé. Esfuérzate y sé valiente”. Pido a Dios que tengamos el valor que tuvieron Caleb y Josué y nos ayude a recordar que cuando nuestras fuerzas flaqueen, el Señor de los ejércitos nos dirá: “descansa, yo pelaré por ti”.

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