“Mas nuestra ciudadanía está en los cielos,
de donde también esperamos al Salvador,
al Señor Jesucristo.” Flp 3:20

El viernes pasado me di un capricho, el mismo que desde hace años me doy por las mismas fechas: me fui a Segorbe (un pueblo de Valencia). Cada año celebran los segorbinos el encuentro de los estudiantes con Max Aub."/>

Ciudadanos del cielo

“Mas nuestra ciudadanía está en los cielos,
de donde también esperamos al Salvador,
al Señor Jesucristo.” Flp 3:20

El viernes pasado me di un capricho, el mismo que desde hace años me doy por las mismas fechas: me fui a Segorbe (un pueblo de Valencia). Cada año celebran los segorbinos el encuentro de los estudiantes con Max Aub.

14 DE OCTUBRE DE 2006 · 22:00

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Por la mañana los alumnos tienen su tiempo para charlar con los escritores, ver una obra de teatro y pasear por las callejuelas. Pero lo que realmente me gusta es la comida que los profes tenemos con los escritores, y más aun la tertulia que se hace por la tarde, mientras los chicos van al cine. La tertulia se celebra en el casino del pueblo. Cada año el tema de la tertulia es diferente y este año tocó el nacionalismo en la literatura española actual. Yo pensé que hablaríamos de imaginario nacional o de traducciones a los distintos idiomas de nuestro estado. Sabía también que se hablaría del término de nación, estatuto, independencia… Lo cierto es que lo que se presentaba como un tema interesante desde el punto de vista de la literatura, acabó derivando en una discusión sobre lo que la izquierda en este país había hecho o no. Más tarde asistí a algunas tertulias, las mejores, que se forman en la cafetería de mi facultad, acerca del nacionalismo. Mis compañeros defendían sus posturas, unos que Catalunya es España, otros que España era un estado formado por varias naciones. De pronto me preguntaron a mí: ¿y qué piensa una gitana evangélica de izquierdas? Enmudecí, reflexioné mi respuesta y cuando estaba apunto de contestar… “¡quedan cinco minutos para el examen de diacronía!” y todos corrimos hacia la puerta. Cuando llegué a casa pensé en la pregunta y solo me venía a la mente “soy ciudadana del cielo” Ya sé que estoy en el mundo, pero sé también que no soy de él, y en vez de pensar en pólvora, ninots, horchata y naranjas, en vez de pensar en que amo mis costumbre y a mi gente y que me encanta oír, leer y hablar mi lengua, solo pude pensar que era ciudadana del cielo y que quizás deberíamos los jóvenes cristianos defender más, permítanme la expresión, nuestra nacionalidad eterna. No hace falta inventar ninguna consigna, himno o pintarse la cara de colores para identificarnos. ¿Qué tal si solo nos preocupamos de llevar bien alto el estandarte de Cristo? Si ponemos nuestro empeño en reflejar la personalidad de Jesús en nuestras vidas, tal vez en la próxima ocasión que alguien nos pregunte sobre esta cuestión podrá adivinar nuestra respuesta: soy ciudadan@ del cielo. Y puede que así no nos dé tanto miedo decirles “¿quieres que te cuente cómo obtuve esta nacionalidad?”.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Undibel te guarde - Ciudadanos del cielo