Autoridad de la Biblia (II)

En su afán de mantener a toda costa una interpretación naturalista de todos lo relatos bíblicos en que aparecen hechos sobrenaturales, algunos teólogos, imbuidos de prejuicios filosóficos, han recurrido a la categoría del mito, explicando los milagros existencialmente al estilo de Bultmann (1)."/>

Fe y mitos

Autoridad de la Biblia (II)

En su afán de mantener a toda costa una interpretación naturalista de todos lo relatos bíblicos en que aparecen hechos sobrenaturales, algunos teólogos, imbuidos de prejuicios filosóficos, han recurrido a la categoría del mito, explicando los milagros existencialmente al estilo de Bultmann (1).

04 DE MARZO DE 2006 · 23:00

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El mensaje de la cruz, por ejemplo, no radica en el hecho de que el sacrificio de Cristo tuvo un carácter vicario y expiatorio. Esto -se dice- es mito. Su verdadero significado es que cada uno de nosotros debe hacer morir sus propias aspiraciones a fin de lograr unos objetivos nobles en sí, pero aparte de un Dios todopoderoso. Se pone en tela de juicio o se rechaza abiertamente el milagro, haciendo a Dios esclavo de las leyes naturales que él mismo estableció para el buen orden de la creación. A todo prodigio milagroso se le busca una explicación naturalista en una complicada tarea de desmitologización A toda costa hay que desmitificar cuanto de sobrenatural hay en la Biblia. Incluso la resurrección de Cristo, fundamento insustituible de la fe cristiana, es explicitada valiéndose de medias tintas. Cristo «resucitó» en la mente de los discípulos, que inspirados por la fe y el amor, actuaron como si realmente se hubiese levantado de los muertos; es decir, resucitó subjetivamente en la mente de ellos, pero en realidad, objetivamente, no resucitó; sí, pero no... En concreto, ¿qué quieren decir los sucesores de los antiguos miembros del sanedrín, empeñados en negar lo acontecido aquel «primer día de la semana»? Bultmann, a quien muchos han seguido sin titubeos ni matizaciones, todavía hoy tiene adictos poco menos que incondicionales. Muchos sostienen con Moltmann que «el hombre que durante toda la semana se rige técnicamente con la validez de las leyes naturales no puede creer, el domingo, en milagros sobrenaturales. Pero ¿de verdad está unida la proclamación cristiana a la imagen de un mundo mítico? ¿Exige la fe en Cristo adicionalmente el reconocimiento de la ideología anticuada del mundo? Y puesto que esto no puede ser así, el mensaje cristiano debe librarse de esa cosmovisión mítica, para que en un mundo moderno, racional, pueda hablar a los hombres desde un lenguaje que no sea mitológico» (2). Algunos bultmannianos han llevado el pensamiento de su maestro tan lejos que han presentado su opinión como la única conclusión lógica en un sistema aceptable para el hombre de nuestro tiempo. La próxima semana abordaremos el tema de “Fe y secularización”
(1) Bultmann interpreta la muerte de Cristo «con las categorías del mito gnóstico... El mito gnóstico contiene, en cuanto tal, únicamente la concepción del venir y el marchar del liberador, pero no con-tiene necesariamente la idea de que su despedida de la tierra acontece por medio de una muerte vio-lenta. Es presumible que se uniera fácilmente aquella idea de los misterios con el mito gnóstico en las comunidades gnósticas, que se hallaban organizadas como comunidades mistéricas, y en las cuales la figura del liberador gnóstico se había identificado con el dios Attis» (Teología del NT, Sígueme, 1981, p. 356). (2) J. Moltmann, ¿Qué es Teología hoy? («En busca de una relevancia secular»).
Artículos anteriores de esta serie:
  1  La fe y la autoridad de la Biblia  

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