Dos orillas unidas por la solidaridad: Salamanca y Huaraz (Perú)

Se celebró el XII Mercadillo Solidario organizado por el Grupo de mujeres de la Iglesia Cristiana Evangélica de Salamanca a favor de Alianza Solidaria.

14 DE DICIEMBRE DE 2019 · 21:00

Organización del Mercadillo. / Jacqueline Alencar,
Organización del Mercadillo. / Jacqueline Alencar

Acaba de clausurarse el XII Mercadillo Solidario organizado por el Grupo de mujeres de la Iglesia Cristiana Evangélica de Salamanca, ubicada en el salmantino Paseo de la Estación 32, con el objetivo de recaudar fondos para ayudar a la ONG Turmanyé, apoyada desde España por Alianza Solidaria, brazo social de la Alianza Evangélica Española. Esta organización cristiana trabaja en favor de la infancia en situación de pobreza y en riesgo de exclusión social en Huaraz, Departamento de Ancash (Perú), e inició sus actividades en el año 1999 a través de cinco programas: Casa-hogar, Comedor infantil, Centro de Formación Ocupacional y Recreativo, Programa Comunitario Rural y Niños de la calle, algunos de los cuales se han ido reformando y adecuándose a las necesidades que han ido surgiendo.

Según nos informa Alianza Solidaria, alrededor de 3.300.000 niños y adolescentes, entre 5 y 17 años, trabajan, y no pueden ir a la escuela. El 70% lo hace en condiciones que entrañan peligro, en los basureros, la minería, la agricultura, las calles… Además, solo el 33% de los adolescentes termina la secundaria. Concretamente, en Ancash, el 30% de los niños vive en situación de pobreza. Alrededor del 33% de los menores de 5 años padece desnutrición y 50% anemia. El 40% de los niños entre 6 y 11 años realizan trabajos inapropiados que entrañan peligro para sus vidas. Tan solo el 25% de los adolescentes de habla quechua termina la secundaria.

Como en otras ediciones, en el mercadillo se ofrecieron variedad de productos, como mermeladas caseras, artículos decorativos, tarjetas, libros, adornos navideños, bisutería, mantelería, menaje de cocina, juguetes, productos de patchwork, etc., además de la cafetería con variada repostería casera; son productos elaborados artesanalmente por las mujeres de la iglesia a lo largo del año. También se expusieron prendas del taller de artesanía Turmanyé. Son prendas tejidas a mano, en telares de mano y pie, así como en máquinas de tejer manuales, y en cuya elaboración se utiliza lana de alpaca, de oveja, hilos de algodón y algunas mezclas. Comprando estas prendas se puede ayudar a estas mujeres y a sus familias.

En 2003, con el apoyo de Alianza Solidaria, en Turmanyé se creó un Taller de Artesanía para que mujeres de bajos recursos (madres solteras o con parejas sometidas a una vida de maltrato y violencia), pudieran aprender a tejer y mejorar sus precarios ingresos, y, por ende, la calidad de vida de sus hijos. Hoy, gracias a su empeño y a la ayuda de otros, elaboran productos que van desde accesorios a prendas de vestir. Con gran empuje han creado una microempresa con equipos más rentables que garanticen la calidad y mejores mercados para sus prendas. No lo tienen fácil. Queda mucho por andar hasta que la mujer en estos países pueda adherirse al engranaje del desarrollo; pero ellas ya han conseguido exportar sus productos, a pesar de las dificultades que no faltan. Son mujeres admirables y abnegadas. Son los motores de sus hogares, muchas veces tienen que hacer de padre y madre, sumidas en el analfabetismo, lo cual reduce sus posibilidades de acceder al mercado laboral y, por tanto, a una vida digna.

Si queremos hacer algo para cambiar esta situación, se deben atender las necesidades de la mujer de forma integral, sólo así podrán ser transformadas verdadera y profundamente, para ser, después, agentes de cambio en su entorno, su familia, su barrio, su país. Pero solas no pueden, necesitan nuestra ayuda para aspirar a un mundo mejor.

Durante varios años los fondos recaudados en este mercadillo se destinaron al programa ‘Chicos trabajadores de la calle’, de Turmanyé, pero este año dichos fondos beneficiarán a otro de los programas, la Casa-Hogar, cuya misión es acoger a niños y niñas que se encuentren abandonados, sean huérfanos, sufran maltrato o cuyos padres hayan perdido temporalmente su tutela. Durante el tiempo de permanencia en la casa se les ofrece un ambiente familiar y atención integral: alimentos, ropa, educación, atención médica y guía espiritual. Todos los niños en edad escolar asisten al colegio, reciben refuerzo escolar, participan en un programa de tiempo libre y se organizan actividades. Como informan las responsables de esta ONG, "se trabaja en estrecha colaboración con las DEMUNA (Defensorías Municipales del Niño y Adolescente), Fiscalía de Familia y Juzgado de Familia, por medio de una Red de Protección al Niño, Niña y Adolescente en Vulnerabilidad (REPINNAV), dando a conocer esta alternativa y apoyando a las autoridades competentes para la búsqueda, selección y seguimiento de posibles familias acogedoras, como alternativa a la institucionalización de los niños y adolescentes en situación de riesgo. La institucionalización del niño puede tener efectos negativos en su desarrollo y vida adulta, Dios nos ha creado para crecer en familia".

Entre otros, también desarrollan un Programa Comunitario Rural que beneficia a algunas comunidades quechuas que se encuentran a 4.000 metros sobre el nivel del mar, y a unos 30 kilómetros de la ciudad de Huaraz, como Canchakuta, Rodeo Corral, Tuyo, Matara y Chincay. Las mismas están ubicadas en una zona clasificada como de extrema pobreza. El medio de vida de su población es la agricultura familiar, siendo básicamente destinada al autoabastecimiento. Cuando el equipo de Turmanyé llegó allí carecían totalmente de servicios básicos como agua potable, luz, centros sanitarios y educativos. Actualmente, en Canchakuta ya disponen de agua potable tanto para su consumo como para el riego de los cultivos, un pequeño Centro de Salud rural y cinco centros de educación inicial (preescolar y primaria). También funcionan proyectos de alfabetización para adultos, se da refuerzo escolar para niños de educación primaria, y se imparte un taller de capacitación para mujeres que deseen aprender un oficio.

La organización de este mercadillo agradece la generosidad de la comunidad salmantina, pero también a otras iglesias y personas que han puesto un granito de arena a lo largo de estos años de andadura para con esta iniciativa solidaria que se inició en el año 2008.

¿Por qué crear iniciativas solidarias como esta gestada en Salamanca? Una sencilla respuesta la podemos encontrar en un texto escrito por una de estas mujeres en la contraportada del primer número de la revista de Alianza Solidaria (junio/2009): 

“… Siendo conscientes de que esa fe que decimos tener debe ser una fe que actúa, decidimos organizar un mercadillo solidario en pro de aquellos que, en países como Perú, están marginados de la prosperidad. ¿Por qué miramos a Turmanyé? De tiempo atrás veníamos colaborando con ellos y éramos conocedores de su amplio compromiso social, de su apuesta decidida por los más débiles, como los niños de Huaraz, sumidos en la pobreza extrema, excluidos de la salud y la educación, forzados a trabajar en penosas condiciones; expuestos a la violencia, huérfanos de amor… Sabemos que nuestros hermanos, que allí trabajan, lo hacen con total entrega, compromiso y sacrificio. No solo comparten la Palabra de Dios, sino también el alimento físico, su vida, su tiempo, sus sueños… transforman vidas. Esto es lo que movió a este grupo de mujeres de la iglesia del Paseo de la Estación de Salamanca, a colaborar de forma creativa. Queríamos sobre todo apoyar los proyectos de acogida y lucha contra la desnutrición infantil; los de formación ocupacional para liberar a los niños de la calle; los de mejora de salud de la población y los de desarrollo de actividades productivas (…). Como consecuencia fuimos bendecidas en esta aventura, pues familiares y amigos, entre ellos reconocidos pintores salmantinos y de otros lugares, pusieron cada uno su granito de arena. ¿Cómo no regocijarnos? Sabemos lo importante que es cualquier aporte económico para Turmanyé, y el nuestro, como los demás, también lo ha sido. Pero al mismo tiempo, organizar este mercadillo solidario ha supuesto para nosotros una experiencia de lo más significativa. Nos ha permitido ser más como Jesús, hemos ‘vendido y repartido’, demostrando el amor cristiano, y además, nos ha permitido dar testimonio en nuestro entorno, saliendo de las fronteras de nuestra iglesia dando la gloria a Dios”. (Fragmento)

Deseamos que Dios continúe bendiciendo esta labor que pretende mostrar ese amor de Dios, un Dios que no desoye el clamor de los menesterosos de todas partes.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Muy Personal - Dos orillas unidas por la solidaridad: Salamanca y Huaraz (Perú)