Perseguidos, pero no abandonados: Día Internacional de Oración por la Iglesia Perseguida

Acaba de celebrarse el Día Internacional de Oración por la Iglesia Perseguida, recordando una vez más a los aproximadamente doscientos cuarenta y cinco millones de cristianos que se enfrentan a la intimidación, prisión o incluso a la muerte por su fe en Cristo, tan solo en los primeros 50 países que encabezan la Lista Mundial de la Persecución. Entre estos países, podemos citar como primeros de esta lista: Corea del Norte, Afganistán, Somalia, Libia, Pakistán, Sudán, Eritrea, Yemen, Irán, India Siria, Nigeria, Irak.  

Esta es una iniciativa auspiciada por la Alianza Evangélica Mundial y el Ministerio Puertas Abiertas, a través de la cual, cada mes de noviembre, se invita a las iglesias a unirse para orar y concienciar sobre los cristianos que sufren en el mundo. Puertas Abiertas es una organización que hace más de sesenta años trabaja en 60 países en contacto con organismos internacionales e instituciones, para denunciar las injusticias y la violación de los derechos humanos, con el fin de mejorar la situación de los cristianos y garantizar sus derechos. Asimismo, presta asistencia jurídica a los cristianos que son juzgados y encarcelados, así como a los familiares de los mismos, prestando, además, apoyo para suplir sus necesidades materiales y de otra índole.

El pasado nueve de noviembre, convocados por Puertas Abiertas, las iglesias cristianas evangélicas de Salamanca y otras ciudades de España, a la misma hora celebraron su IX Encuentro de Oración por la Iglesia Perseguida, cuyo lema este año fue ‘Perseguidos, pero no abandonados’. Daniel Fiz, subdirector de este ministerio en España, y Jesús Sáinz, responsable del mismo en Salamanca, fueron los encargados de la organización del evento en nuestra ciudad, que se llevó a cabo en el local de Fresh-X City Church, ubicada en la calle Libreros, de modo que los cristianos que sufren persecución sintieran que los que gozamos de mayor libertad no somos meros espectadores, sino verdaderos acompañantes. 

El propósito de dicho encuentro fue orar y recordar a los cristianos que se encuentran en los cincuenta países donde la persecución por su fe es más severa, y donde la oposición se da en forma de encarcelamiento, tortura, ejecuciones, denuncias de familiares y vecinos, campos de trabajos forzados, resaltando que “no importa raza, lengua, color, sexo, ideas… pues todos somos familia”. Y, como fue señalado durante una breve reflexión que tuvo lugar como parte de la programación del evento, “sufrimos todos juntos, pues la persecución no es contra nosotros, es contra Cristo, el reconciliador de nosotros con Dios, el que de dos pueblos hizo uno solo, un solo Cuerpo. Somos perseguidos porque mostramos esa reconciliación y, por lo tanto, debemos orar para que todo lo que somos favorezca esta reconciliación y el nombre de Cristo sea exaltado”. “Como cristianos solo deberíamos amar, ofrecer perdón y orar por los que causan persecución”.

Así, se destacaron tres puntos centrales de oración: por la persecución a nivel mundial, por la unidad entre la iglesia perseguida y la Iglesia libre en el mundo, y por la Gran Comisión. En este sentido, representantes de las distintas iglesias participantes oraron por Oriente Medio, recordando el azote del Estado Islámico, la escasez de recursos para la reconstrucción en Siria, donde es necesario que se continúe apoyando a los que deciden permanecer allí. Son miles y miles que necesitan no solo ayuda espiritual, sino ayuda humanitaria, pues han perdido sus casas, familia, empleos... Y necesitan volver a recomenzar, superar los traumas, recuperar su dignidad. Instando a orar por la estabilidad emocional, paz y descanso a la mente de nuestros hermanos. Orar para que Dios les dé la fortaleza para no claudicar. Orar por el Centro de Esperanza en Aleppo, en su labor en el reparto de literatura cristiana y alimentos, discipulado. Desde este centro valoran el poder ayudar a las personas a empezar pequeños negocios, mediante recursos como la capacitación y formación laboral, asesoramiento o prestación de microcréditos; atender a los niños, la generación más dañada por la guerra; prestar más apoyo espiritual y sicológico para eliminar las secuelas de la guerra, etc. Para ello necesitan nuestra ayuda y nuestras oraciones. También hubo un momento de oración por las mujeres que sufren persecución, son recluidas en sus casas y obligadas a casarse.

Sentida fue la oración por otro país considerado en esa demoledora lista de la persecución: Corea del Norte, recordando las necesidades en cuanto a provisión de ayuda humanitaria y de literatura cristiana, así como también por la situación de los que se encuentran en los campos de concentración y en la cárcel; sabido es que allí los recursos son limitados y controlados por el gobierno. Rogando por los hermanos que distribuyen biblias y material cristiano, poniendo en riesgo la vida con el fin de que otros puedan conocer las Buenas Noticias. 

Finalmente, se oró por la labor de Puertas Abiertas y de otras organizaciones que apoyan a los cristianos perseguidos.

Conmovidos quedamos todos los participantes del encuentro, al rememorar la situación de los cristianos perseguidos en distintas partes del orbe, sintiendo que necesitan de nuestra oración no solo un día al año, sino cada día. Ellos sienten cómo repercuten estas allí donde están, animándolos a seguir aferrados a Dios en momentos de dificultad, no perdiendo la esperanza en recibir los recursos que reconfortan el espíritu y el cuerpo.