Malala Yousafzai , el dulce coraje de una adolescente

Recibió el Premio Nobel de la Paz y llegó a ser una de las 100 personas más influyentes del mundo.

10 DE NOVIEMBRE DE 2019 · 13:00

Malala Yousafzai. / Wikimedia Commons,
Malala Yousafzai. / Wikimedia Commons

“Ahí supe que tenía dos opciones: vivir una vida callada o seguir luchando con la nueva vida que me habían dado. Lo tenía claro: continuaría con mi lucha hasta que todas las niñas pudieran ir a la escuela”. Malala Yousafzai.

“El Señor mismo marchará al frente de ti y estará contigo; nunca te dejará ni te abandonará. No temas ni te desanimes”. Deuteronomio 31:8.

“Ya te lo he ordenado: ¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! Porque el Señor tu Dios te acompañará dondequiera que vayas”. Josué 1:9. 

Me fascina la vida de la joven mujer de la que quiero escribir hoy; porque es fácil ir a la historia, bien sea bíblica o no; y ahí nos vamos a encontrar con ejemplos fascinantes y legados maravillosos. Pero cuando puedo tomar la vida de alguien tan especial como la mujer que nos ocupa hoy, luchando con todas sus fuerzas a riesgo de haber perdido la vida, por unos ideales maravillosos por un lado y tan esenciales por otro, se me encoje el corazón, a la vez que cobro nuevas fuerzas para seguir luchando sin tregua por todo aquello en lo que creo con toda mi alma.

Hay algo que me parece precioso en la vida de Malala, y es la figura de su padre, poeta, profesor. Y el primero en querer que su hija tuviera acceso a una educación que tenía prohibida, además de animarla y ayudarla en todo momento.

No hace mucho puede conocer en un Congreso internacional, en un lugar que no importa, y “de cuyo nombre no quiero acordarme” a un hermano en la fe, mi fe cristiana que era de un país muy cercano y con muchas similitudes  al de la mujer que hoy nos ocupa. Este hombre era médico, una persona realmente encantadora, daba gusto estar con él; pero había algo como inexpugnable de algún modo en su rostro, se le veía feliz de poder estar allí, pero un halo de una especie de tristeza envolvía aquel rostro, tenía que ocultar su fe cristiana, ni una sola foto pública, podría costarle muy caro.

Vamos a adentrarnos un poquito en la vida de esta mujer tan especial:   

Malala nació en Mingora (Pakistán), el 12 de julio de 1997. Con solo 15 años, la joven fue el objetivo de un atentado talibán que casi acaba con su vida.

Malala Yousafzai nació en el seno de una familia pakistaní musulmana sunita. Se crio junto a sus padres y hermanos en su localidad natal.

En palabras de Malala, “su padre quería darle todas las oportunidades que tendría un chico”. Ziauddin Yousafzai, poeta y profesor, dirigía y daba clases en un colegio para niñas en su pueblo.

A Malala le encantaba ir a la escuela y aprender junto a su padre y sus compañeras. Sin embargo, en 2008 todo cambió cuando los talibanes tomaron el control de su pueblo.

Los extremistas radicales, entre otras cosas, prohibieron que las niñas fueran al colegio. Malala, en enero de ese año se despidió de sus compañeras.

Incapaz de aceptar el destino que le imponían, Malala comenzó a hablar sobre el derecho a la educación por diversos lugares del país, a pesar del peligro que suponía.

Debido a la creciente violencia y control talibán en la zona de Swat, a un periodista de la BBC en Urdu se le ocurrió que la mejor manera de contar lo que pasaba era a través de un blog escrito por algún estudiante.

Tras una ardua búsqueda, encontraron a una estudiante de la escuela del padre de Malala que accedió. Sin embargo, antes de comenzar a escribir tuvo que renunciar por el temor de su familia.

Inmediatamente, Malala se convirtió en la alternativa. Por su seguridad, recomendaron a la joven escribir bajo un seudónimo y así lo hizo. “Gul Makai” fue el nombre escogido por la joven que, por entonces, solo tenía 11 años. Su primera entrada se publicó en enero de 2009. 

Yousafzai continuó escribiendo para la BBC y promoviendo sus ideales. No pasó ni un solo día sin que la pakistaní no deseara volver a la escuela.

Pronto cambiaría su vida para siempre. Tras hablar sobre los derechos que les habían sido revocados a las niñas, Malala dio un discurso público para recuperarlo. Esto la convirtió en objetivo de los talibanes.

Según lo que ella misma relata, el 9 de octubre de ese año, un talibán asaltó su autobús escolar preguntando quién era Malala. Tras descubrirse quién era, el asaltante le disparó en el lado izquierdo de su cabeza. Otras dos niñas también fueron alcanzadas por las balas.

Por la gravedad de las heridas, rápidamente fue trasladada en helicóptero a un hospital en Peshawar. Allí, consiguieron extraerle la bala y pudo salvar la vida.

La joven de 14 años despertó 10 días después del atentado en un hospital de Birmingham, donde le esperaba un largo proceso de recuperación.

Pronto se supo del atentado en todo el mundo y los medios de comunicación se hicieron eco de la noticia. Mientras se recuperaba, recibió apoyos de personalidades como Barack Obama, Ban Ki-Moon o Madonna.

Malala Yousafzai, tras operaciones y rehabilitación, sobrevivió al atentado, aunque ahí no acabó el peligro. Cuando llegó a oídos de los terroristas, la volvieron a amenazar. Sin embargo, esto no amedrentó a la joven.

Después de dos años recuperándose, la activista se trasladó con su familia a una casa nueva en Reino Unido.

“Ahí supe que tenía dos opciones: vivir una vida callada o seguir luchando con la nueva vida que me habían dado. Lo tenía claro: continuaría con mi lucha hasta que todas las niñas pudieran ir a la escuela”, afirmaba en 2014.

Con la ayuda de su padre, ese año el sueño que perseguía Malala Yousafzai comenzaba a materializarse con la apertura de su fundación, Malala Fund. Esta tenía como objetivo dar oportunidades a todas las niñas para alcanzar el futuro que querían.

En reconocimiento a su labor, Malala Yousafzai recibió el Premio Nobel de la Paz, siendo la persona más joven en conseguirlo. Además, fue portada de la revista Time, nombrándola una de las 100 personas más influyentes del mundo en ese año.

En marzo de 2018 regresó a Pakistán por primera vez desde que fuera atacada por los talibanes. Aunque fuera solamente una visita, Malala no pudo contener las lágrimas de emoción al volver a pisar suelo pakistaní.

En la actualidad, Malala Yousafzai estudia Filosofía, Política y Economía en la Universidad de Oxford. Su trabajo en la fundación no ha cesado desde su creación y continua luchando por el derecho a la educación.

Hay algo que nunca puedo olvidar, la primera vez que visitamos el precioso Coliseo Romano, hubo algo que contaba el guía que me dejó pensando hasta el día de hoy. Todos sabemos que la mujer en la Roma Imperial, tenía su importancia, mucha… Pero cuando se celebraba algo en el Coliseo, excepto las mujeres pertenecientes al Imperio o la nobleza, ocupaban el último lugar en altura, es decir el más humillante y peor, por encima de los esclavos y de  los animales…. Allí era el lugar de las mujeres.

Hemos estado considerando la historia de una mujer actual, hemos pasado por el primer siglo; pero podríamos remontarnos al principio de toda la historia de la humanidad. ¡Sí, lo sé perfectamente, todo comienza en Génesis 3 y la caída del hombre! Podemos pasar por toda la historia, y de un modo u otro, el esquema de la desigualdad y cosas tremendas contra las mujeres, son la tónica general… De un modo u otro y en mil colores, estas cosas llegan hasta nuestros días, y me parece querer tapar el sol con un dedo el intenta negarlo. Tristemente, incluso dentro de muchas iglesias, tomando textos fuera de contexto, extrayendo versículos dichos en una ocasión especial y para alguna iglesia en concreto, hay quien se monta toda una teología dolorosa y errada en estos temas; lo digo con la mayor dulzura de la que soy capaz, y con tristeza y pena, simplemente así. Dios será quien juzgará en su momento a personas que tanto daño han hecho, creyéndose en posesión de una verdad no Bíblica.

Y no puedo terminar un artículo de estas características, sin ir a Jesús y su trato exquisito y delicioso con las mujeres, mujeres a las que amó, defendió, levantó, sanó, rescató de horrores, y por las que murió, igual que por los hombres, y sin la mínima distinción.

Os dejo con una preciosa canción de Marcela Gándara, una mujer agradecida a su Jesús.. Y el mío… ¡Quiere ser el tuyo!

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