Catherine Booth, historia de una pasión

Los salvacionistas la recuerdan con mucho cariño, y se refieren a ella como "la Madre del ejército".

20 DE OCTUBRE DE 2019 · 12:00

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“El que no sirve a Dios en donde se encuentra, no servirá a Dios en ninguna otra parte.”

Charles Spurgeon

"Haz una cosa al día que te de miedo".

Eleanor Roosevelt

"Qué maravilloso es que nadie necesita esperar un momento antes de comenzar a mejorar el mundo".

Ana Frank.

"He aprendido que la gente olvidará lo que has dicho, olvidará lo que hiciste, pero no olvidará nunca lo que les hiciste sentir".

Maya Angelou

"En lugar de dejar tus sus dificultades y fracasos te desalienten, deja que te inspiren".

Michelle Obama

"El coraje es como un músculo. Lo fortalecemos usándolo".

 Ruth Gordo.

Hace tiempo que escribí en este mismo medio, sobre los maravillosos fundadores del Ejército de Salvación… Un hombre y una mujer con una pasión y una entrega al límite. Hoy, si tengo que ser sincera, quiero centrarme un poquito en la vida y ministerio de Catherine, una mujer fuera de serie, que es llamada cariñosamemte… “La madre del Ejército de Salvación”. Consideremos por unos momentos su vida e historia:

Catherine, recibió una estricta educación evangélica, y fue educada en casa por su madre Sarah; esta impartió un fuerte sentido de convicción religiosa y moral a su hija, inculcando los valores de la piedad doméstica, el desinterés, y la necesidad de someterse a la voluntad de Dios. Es evidente a partir de la vida adulta de Catherine, que estos valores siguieron siendo centralmente importantes para ella, y guiaron sus acciones en público y en privado; alentaron la dedicación a sus deberes como esposa y madre de ocho hijos, y su compromiso con el Ejército de Salvación. Las creencias de Catherine se pueden explorar en las múltiples direcciones que dio para promover La Misión Cristiana y El Ejército de Salvación, y en los libros que escribió sobre la vida cristiana.

Desde temprana edad, Catherine asistió a clases metodistas wesleyanas, y fue partidaria del movimiento de templanza; ella también era una ávida lectora. Las obras de John Wesley y el avivamiento estadounidense de Charles Finney, influyeron particularmente en Catherine; la inspiraron con las ideas de la teología de la santidad, el valor del ministerio femenino, y la necesidad de buscar nuevas formas de presentar los evangelios.

En 1855, Catherine se casó con William Booth. compartieron valores metodistas y una creencia apasionada en la necesidad de reformar el alcance de la Iglesia a los "no salvos": sin embargo, aunque Catherine creía en el potencial del ministerio femenino como una herramienta poderosa para llegar a nuevas audiencias, William se opuso inicialmente a la predicación de las mujeres. Su oposición sirvió para motivar a Catherine a refinar sus argumentos. Ella utilizó una interpretación de la Biblia que apoyaba la igualdad, y desafiaba el precepto de que no era femenino para las mujeres predicar; estas ideas fueron presentadas en su panfleto “Ministerio femenino, o el derecho de la mujer a predicar el Evangelio” (1859) que se publicó en defensa de una predicadora contemporánea, la avivadora estadounidense Phoebe Palmer.

 A partir de 1860, Catherine comenzó a predicar por sí misma; fue una oradora exitosa que ganó muchos conversos, y logró cambiar la postura de William. Posteriormente, el Ejército de Salvación proclamó el valor del ministerio femenino, y se publicó una declaración sobre la igualdad sexual en el ministerio, en las Órdenes y Reglamentos del Ejército de Salvación. Para muchos salvacionistas, el legado de Catherine es este éxito al promover un papel público ampliado para las mujeres en la vida de la Iglesia.

Catherine también es famosa por su compromiso con la reforma social; ella es conocida por su defensa de mejores condiciones y pago para las trabajadoras en el trabajo sudado de Londres, especialmente en la industria de emparejamiento.

Hacia el final de su vida, Catherine  enfermó de cáncer, y el 4 de octubre de 1890 fue "ascendida a Gloria" desde Clacton-on-Sea. Este fue un duro golpe para William, ya que Catherine había sido su compañera más cercana y había sido una fuerza considerable en la vida del Ejército, conocida por su oratoria efectiva y su poderoso intelecto. Los salvacionistas la recuerdan con mucho cariño, y se refieren a ella como dijimos anteriormente, como... "La Madre del Ejército".

Podría recoger para vosotros un millón de anécdotas reales que tuvo que vivir, y por las que luchar esta preciosa e inolvidable mujer de Dios. Supongo que la mayoría de ellas, son bien conocidas para todo el mundo.

Me encanta Catherine, su pasión, su entrega, su pelear por lo que otros la querían parar y parar….  Y no estamos hablando de cosas nimias, estamos hablando de una mujer que, al lado de su esposo, no solo crearon el Ejército de Salvación; sino que con todas sus connotaciones de recoger alcohólicos por los bancos de los parques, alimentar a los necesitados, ir con todas las de la ley en una Inglaterra Victoriana… Catherine no cesó en su empeño por servir al Señor que la llamó; hubiera que pagar lo que hubiese que pagar. Una mujer con nombre propio, y con todo lo habido y por haber para dejar un legado maravilloso de una obra preciosa que dura hasta nuestros días.

Me encanta la historia de los Booth, amor, pasión, y entrega al límite; pero hoy quiero pararme a pensar en el “alma mater” de todo esto, una mujer con muchísimo valor, y un esposo que sabía demasiado bien con quien se había casado, una mujer muy especial, demasiado especial como para poder ignorarla, no respetarla… Y olvidarla.

Desconozco al completo quien quiera que seas, y que es lo que el Señor esta pidiendo de ti mujer de Dios; sé bien lo que pide de mi… Y no es nada fácil, es luchar contra corriente en multitud de ocasiones… Pero te aseguro que merece la pena.

Si Dios te llama a un ministerio especial, un ministerio por el cual vas a ser criticada, juzgada, pisoteada, puesta en tela de juicio y mucho más…. ¡¡Levántate con fuerza!! Porque si no lo haces, un día el Señor,  el Señor que te escogió y te llamó, te pedirá cuentas.

Y recuerda siempre la espléndida frase de Michelle Obama:

"En lugar de dejar tus sus dificultades y fracasos te desalienten, deja que te inspiren".

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