Liderazgo en los grupos (2): visión bíblica del liderazgo

Nuestro gran líder y la inspiración para nuestro liderazgo, Jesús, tira por tierra nuestro concepto humano sobre qué es ejercer el liderazgo.

20 DE OCTUBRE DE 2019 · 10:00

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Si miramos a la Palabra de Dios, pronto percibiremos que liderazgo y autoritarismo son dos conceptos totalmente opuestos. Jesús enseña un principio muy importante para aquel que desea ser líder:

Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos (Mateo 20:25-28).

Nuestro gran líder y la inspiración para nuestro liderazgo, Jesús, tira por tierra nuestro concepto humano sobre qué es ejercer el liderazgo. Normalmente, asociamos el concepto de liderazgo con prestigio, posición social, beneficios, etc. Muchos desean el liderazgo no por su esencia y verdadera función sino para tener una posición de privilegio en el grupo. Esa era la intención de la madre de los discípulos Santiago y Juan cuando le pidió a Jesús que ambos pudieran sentarse a su derecha e izquierda en su reino. Como madre, debemos aplaudirla por hacer todo lo posible para ver a sus hijos teniendo éxito. Pero, como cristiana, su actitud debe ser rechazada pues, si el mismo Jesús vino a servir, ¿quiénes somos nosotros para ser servidos?

Según Jesús, el verdadero líder es aquel que sirve y es esclavo. La palabra que Él usa para siervo es diákonos, que significa literalmente prestar servicio a otros, tener disposición para ello; o sea, en el reino de Dios ser grande es ser hallado sirviendo. La función de un diácono en la Iglesia primitiva era la de cuidar de las viudas, de los huérfanos, de los enfermos, en fin, todo aquello que los líderes modernos prefieren no hacer, porque no les coloca en una posición prominente. Para esclavo, Jesús usa doulos, que se refiere a una persona de menor posición que sirve a su Señor, y es propiedad de él. En ambos términos, Jesús nos muestra que, en su reino, los valores son distintos. Ser siervo es estar dispuesto a ocupar la menor de las posiciones en la iglesia, como era el caso de los diáconos. Y ser esclavo es estar dispuesto a ocupar la menor de las posiciones sociales en una escala jerárquica.

Como siempre, queremos recordar que lo que presentamos es un modelo de grupos de hogar. No es el único, y quizá tampoco sea el idóneo para todas las iglesias en cualquier situación. Sin embargo, es un modelo aplicado por muchas comunidades en todo el mundo con unos resultados excelentes.

Estas informaciones así como materiales de apoyo y otras herramientas, están disponibles en www.diakonos.es. Para más información, pueden entrar en contacto con [email protected].)

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