Fuentes bíblicas usadas por Casiodoro de Reina para traducir la Biblia del Oso (II)

Cuando Reina tuvo dudas acerca de cómo tradujo Pagnino pasajes del Antiguo Testamento, menciona haber consultado el texto en hebreo.

14 DE SEPTIEMBRE DE 2019 · 20:00

Un ejemplar de la Biblia de Ferrara, expuesto en 2017 en el Museo Torres de Marín. / Marina Acuña,
Un ejemplar de la Biblia de Ferrara, expuesto en 2017 en el Museo Torres de Marín. / Marina Acuña

Reina se valió de la traducción latina efectuada por Santes Pagnino, de esto no hay duda ya que él mismo escribió al respecto, como fue tratado en el artículo anterior. La cuestión a dirimir es cuál edición utilizó, ¿la de Pagnino publicada en 1527/1528, o la editada por Miguel Servet en 1542? Pagnino murió en Lyon el 24 de agosto de 1546. Debido a consejo suyo se construyó “el Hospital de Saint Laurentt, para los pestíferos. Cuando murió, más de trescientas antorchas siguieron a su ataúd (González Echeverría, 2017: 86). La traducción latina de Pagnino, publicada en 1527/1528, fue consultada antes que Casiodoro de Reina por traductores de la Biblia (o porciones de ella) como las vertidas al italiano por Antonio Brucioli y la de Santi Marmochini, lo mismo que la hecha por Juan de Valdés al español (Salmos, Evangelio de Mateo, Carta a los Romanos y 1 Carta a los Corintios) (Morreale, 2007: 229).

Miguel Servet editó en 1542, en Lyon, una nueva impresión de la Biblia traducida por Santes Pagnino. El título en latín, vertido al español, es el siguiente: “La Biblia Sagrada según la traducción de Santes Pagnino, pero así muy recientemente reconocida como exactamente de la lengua hebrea e ilustrada con escolios, y que puede verse completamente en una nueva edición. Además, se añadió el libro de la traducción de los nombres hebreos, árabes y griegos que se encontraron en los escritos sagrados, clasificados en orden alfabético por el mismo autor. La “versión de Miguel de Villanueva no posee numeración de versículos, conserva resúmenes capitulares interlineares en cada inicio de cada capítulo de la Biblia y se acompañaría de abundantes notas marginales, escolios que, en buen número, serían expurgados por la Inquisición española en los ejemplares consultados. En Lyon y Viena del Delfinado Miguel no tuvo ningún problema grave con esta Biblia, pero sí que los tendrá, al igual que en España, en la Ginebra de Calvino” (González Echeverría, 2017: 87).

La Biblia de Pagnino tuvo múltiples ediciones, una de ellas fue publicada por Robert Estienne en París (1556/1557). Contenía notas en el Antiguo Testamento de Francisco Vatablo, e impresiones posteriores, a partir de 1565, incluyeron la traducción del Nuevo Testamento realizada por Teodoro de Beza. Considera Bada Prendes que Reina pudo valerse de la edición que Miguel Servet hizo en 1542 de Pagnino, o bien de la hecha en 1557 por Estienne (Bada Prendes, 2016: 2015). ¿Tal vez utilizó las dos, pero evitó mencionarlas a causa de la censura católica romana?

Cuando Reina tuvo dudas acerca de cómo tradujo Pagnino pasajes del Antiguo Testamento, menciona haber consultado el texto en hebreo: “En los lugares que tienen alguna dificultad, por pequeña que sea, ni a esta [la de Pagnino] ni a otra ninguna hemos dado tanta autoridad, que por su solo afirmar la siguiésemos, antes hemos tenido recurso al mismo texto hebraico”. Una vez realizada la comparación, Casiodoro elegía, según su criterio, la opción preferida: “hemos usado de nuestra libertad de escoger lo que nos ha parecido lo más conveniente, sin obligarnos en esto a una versión más que a otra, pues que siendo los pareceres diferentes, de necesidad habíamos de seguir uno solo”. La fuente hebrea que consultó Reina fue el Antiguo Testamento publicado en Venecia (1524-1525) por “Jacob Ben Hayyim Ibn Adonijah […] judío tunecino de origen español convertido al cristianismo” (Bada Prendes, 2016: 197).

Además para su trabajo en el Antiguo Testamento, escribe Reina, recurrió a la “vieja traducción española del Viejo Testamento, impresa en Ferrara”. Se valió de ella “más que de ninguna otra que hasta ahora hayamos visto, no tanto por haber ella siempre acertado más que las otras en casos semejantes, cuanto por darnos la natural y primera significación de los vocablos hebreos, y las diferencias de los tiempos de los verbos, como están en el mismo texto, en lo cual es obra digna de mayor estima (a juicio de todos los que la entienden) que cuantas hasta ahora hay”.

La Biblia de Ferrara es la traducción del Antiguo Testamento del hebreo al castellano. Fue auspiciada por Hercole II, el duque de Ferrara, ciudad italiana. Los traductores fueron “los judíos Abraham Usque, portugués, y Yom Tob Atías, hijo de Leví Atías, español”, y se publicó en marzo de 1553. Hercole II, hijo de Alfonso I y Lucrecia Borgia contrajo matrimonio con la princesa Renata, cuyos progenitores fueron Luis XII de Francia y Ana de Inglaterra (Fernández y Fernández, 1976:58-59).

Reina consideró que la Biblia de Ferrara tenía grandes errores, “algunos afectados en odio de Cristo”, debido al origen judío de los traductores, por lo cual criticó la versión española de pasajes que los cristianos consideraban descriptivos de Jesús como Mesías, por ejemplo Isaías 9:6. Con todo, Casiodoro tenía por muy útil “la traslación de Ferrara […] no privándola de la alabanza que justamente merece, ni encubriendo con envidia la ayuda que en la nuestra hemos tenido de ella”. Por otra parte avisaba “también de las faltas en que con nuestra cortedad de fuerzas la hemos tomado, para que los más doctos le miren mejor a las manos, y todos los fieles sepan el grado en que la han de tener, y cuánto crédito le han de dar, si se quisieren aprovechar de ella”.

La esposa del duque de Ferrara, Renata de Francia no solamente hizo suyos los principios de la Reforma, también fue protectora de personajes ligados al movimiento. Juan Calvino le obsequió en marzo de 1536 su Institución de la religión cristiana, en la primera edición recién salida de la imprenta en Basilea (Fernández y Fernández, 1976: 60; Warfield, 1909: VIII). Ella era una “lectora voraz”, su educación incluyó “estudios en ciencias, filosofía, autores clásicos, historia antigua, latín, griego y tal vez hebreo, textos árabes de astronomía y obras ‘nuevas’ como las de Erasmo de Róterdam” (Stjerna, 2009: 178).

Renata enviudó en 1559 y al año siguiente se trasladó al Castillo de Montargis, localizado a 125 kilómetros de París. En este lugar coincidieron por unas semanas Casiodoro de Reina, Antonio del Corro y Juan Pérez de Pineda. Corro y Pérez sirvieron como capellanes a Renata. Casiodoro permaneció en Montargis de fines de 1564 a febrero de 1565 (Kinder, 1975: 41; Giesen, 2001: 21). Durante su estancia conversó con Corro y Pérez de Pineda sobre sus avances en la traducción de la Biblia. Igualmente tuvo cercanía con la duquesa Renata, viuda de Hercole II, cuyo mecenazgo hizo posible la traducción bíblica de Ferrara y de la cual se ayudó Reina para realizar la suya.

Respecto al Nuevo Testamento, Reina solamente menciona haber consultado el texto griego pero sin precisar cuál. Era prácticamente ineludible que recurriera al Nuevo Testamento editado en griego (1516) por Erasmo de Róterdam, si no en su primera impresión sí en alguna de sus posteriores ediciones. Pero como su interés era que la Biblia del Oso pudiese circular sin restricciones en España, entonces calló cualquier mención del personaje. La razón de evitar nombrar a Erasmo es entendible porque Pablo IV publicó en 1559 un índice de Libros Prohibidos en el cual figuraba el maestro neerlandés y, en consecuencia, quedaban censuradas sus obras y traducciones (Gilly, 2005: 238).

 

Citas bibliográficas

Bada Prendes, Constantino (2016): La Biblia del Oso de Casiodoro de Reina; primera traducción de la Biblia al castellano, tesis de doctorado. Facultad de Teología, Universidad Pontificia de Salamanca, Salamanca

Fernández y Fernández, Enrique (1976): Las biblias castellanas del exilio: historia de las biblias castellanas del siglo XVI. Miami: Editorial Caribe.

Giesen, Christine (2001): “Las Artes de la Inquisición Española de Reinaldo González de Montes: contextos para su lectura”, en Espacio, Tiempo y Forma, Historia Moderna, t. 14, Facultad de Geografía e Historia-UNED, Madrid, pp. 11-148.

Gilly, Carlos (2005): “Erasmo, la Reforma radical y los heterodoxos radicales españoles”, en Martínez Romero, Tomás, Les lletres hispàniques als segles XVI, XVII i XVIII. Castellò de la Plana: Publicacions de la Universitat Jaume I, pp. 225-376.

González Echeverría, Francisco Javier Benjamín (2017): Miguel Servet y los impresores lioneses en el siglo XVI, tesis de doctorado en historia. Universidad Nacional de Educación a Distancia, Centro Asociado de Tudela.

Kinder, Arthur Gordon (1975): Casiodoro de Reina: Spanish Reformer of the Sixteenth Century, London: Tamesis Books Limited.

Morreale, Margherita (2007): “De los sustitutos de la Vulgata en el siglo XVI: la Biblia de Santes Pagnino enmendada por Benito Arias Montano”, Sefarad, vol. 67, núm. 1, enero-junio 2007, pp. 229-236.

Stjerna, Kirsi (2009): Women and the Reformation. Malden-Oxford: Blackwell Publishing.

Warfield, Benjamin B. (1909): “On the Literary History of Calvin´s Institutes”, en John Calvin, Institutes of the Christian Religion, Philadelphia: Presbyterian Board of Publication, pp. V-XLVI.

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