Hay un río

Cuando estamos rodeados de todo lo bueno, es difícil poder comprender a aquellos que sufren o nos necesitan, es demasiado difícil.

01 DE SEPTIEMBRE DE 2019 · 08:00

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“Sería muy difícil trazar una línea entre la maravilla sagrada y la adoración real; porque cuando el alma está abrumada con la majestad de la gloria de Dios, aunque no se exprese en una canción, o incluso emita su voz con la cabeza inclinada y la oración humilde, adora en silencio.

Charles Haddon Spurgeon

Me encanta la historia real de un hombre que veía un árbol, un simple árbol solitario desde la ventana de su despacho. Era algo que no entendía… Un árbol solitario entre muchas hectáreas, en donde se cultivaba maíz.

Tardó en enterarse que, cuando sucede algo así, no es producto de la casualidad; es hecho a propósito, para que cuando los trabajadores se sienten cansados, necesitados de sombra contra el calor, incluso sedientos… A la sombra de ese árbol que tiene que estar solo, puedan tomar descanso, sombra, refresco, refugio…

Esta idea me parece preciosa; cuando la vida se torna difícil para aquellos que están a nuestro alrededor, y cuando necesitan escuchar de nuestra fe y nuestra confianza en un Dios que nunca nos abandona, en ocasiones nos sentimos como ese árbol solitario y pensamos, ¿Por qué Dios me ha hecho un árbol solitario?… ¿Por qué?… ¡Duele demasiado! Duele demasiado…

No sé si te puedes estar identificando con lo que estoy escribiendo; pero la realidad es que cuando Dios nos escoge para ser “un árbol solitario”, tiene sus razones.

Solamente “un árbol solitario” que conozca lo que es el calor, la sed, la necesidad de sombra... Va a ser capaz de comprender a quien necesita de su ayuda.

Cuando estamos rodeados de todo lo bueno, es difícil poder comprender a aquellos que sufren o nos necesitan, es demasiado difícil; pero cuando Dios permite lo que sea en nuestras vidas, algo que nos pueda doler demasiado, la mayor parte de las veces es para poder comprender a otros, y ofrecerles nuestra sombra, nuestro cariño, nuestra comprensión y toda nuestra ayuda desinteresada.

Me parece precioso, cuando la Escritura habla de Jesús como “Varón de dolores, experimentado en quebranto”…

“Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.” Isaías 53. 

Cuando leo estas preciosas palabras de la Escritura, os aseguro que lo hago en el más profundo silencio del alma y “camino de puntillas” sobre cada letra.

Si mi Señor fue así para que yo pudiera ser salva, y tuviera tanto de Él para mi, ¿no habría de ser yo un humilde espejo de su bendita persona?

Creo fehacientemente que nadie puede reconocer el sufrimiento o la necesidad, mas que el que lo ha experimentado antes en su propia vida; es por eso que tenemos que ser sensibles cuando vemos, o somos “un árbol solitario”; tal vez nuestro Dios nos escogió para si, nos ha hecho pasar por todo lo que él ha querido con un propósito… Ser de todo el bien posible para otros que nos necesitan, ¿cómo negarnos?.

Me encanta una “vieja, conocida y preciosa canción” cuyo título en inglés es… There is a river

Os dejo una traducción un tanto adaptada a mi manera... Poética; es una bellísima canción que hoy toca profundamente las fibras más íntimas de mi corazón.

Hay un río,

y fluye desde lo más profundo. 

Hay una fuente

que libera al alma del pecado.

¡Ven a esta agua!

Dios te está ofreciendo algo maravilloso.

Hay un río

que nunca se secará.

Hubo una vez una mujer llena de sed,

¿Quién sacaría agua del pozo?

Su vida estaba arruinada y perdida;

y su alma se iba al infierno;

pero cuando conoció al Maestro,

y Él le contó que conocía su pecado,

Le dijo…

Si bebes esta agua,

nunca volverás a tener sed.

Hay un río,

y fluye desde lo más profundo.

Hay una fuente

que libera al alma del pecado;

¡ven a esta agua!

Hay una preciosa oferta,

Hay un río,

¡que nunca se secará!

Puede que yo sea “un árbol solitario” y puede que también tú te sientas así; pero entresacando un tanto las palabras del Salmo 1….

“Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas,

Que da su fruto en su tiempo,

Y su hoja no cae;

Y todo lo que hace, prosperará.”

Salmo 1: 3.

Si hoy te sientes “un árbol solitario”, o alguien que necesita de un árbol así… Si te sientes demasiado cansado, sediento, con demasiado calor, o necesidad de cariño y refugio… Recuerda…

There is a river……  Hay un río, hay una fuente, que jamás se secará.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Follas novas - Hay un río