Cuando los jóvenes se tornan insanos por su propia voluntad

Un estudio novelado de Daniel 4:1-36.

07 DE JULIO DE 2019 · 07:10

Foto: Free Bible Images (CC),
Foto: Free Bible Images (CC)

Por uno de los jardines maravillosos se paseaba el emperador. Detrás de él caminaban los ministros y consejeros. Las ropas del emperador eran de colores hermosos y llamativos, con adornos de oro y plata.

El monarca era un hombre de mediana edad, alto y fornido.

Caminaba con la dignidad de su cargo. Su séquito también impresionaba por las vestimentas tan lujosas. Un ayudante llevaba una gran sombrilla para impedir que el sol lastimara el rostro del rey. El monarca se detiene. Mira a la derecha y a la izquierda y dice :

- Yo he edificado..., yo he construido... yo he planeado..., yo he embellecido. Yo he transformado a Babilonia en la ciudad más próspera y mas hermosa del mundo. Me dicen que los jardines colgantes de nuestra ciudad son tan maravillosos que no hay nada a que se les pueda comparar, ni siquiera las pirámides de Egipto.

De pronto algo inesperado sucede. Es como si un rayo hubiera caído sobre él. No había nubes ni tormenta esa tarde. El arrogante emperador prorrumpe en un grito bestial.

Todos los cortesanos se alarman. El monarca se agacha y comienza a gatear en “cuatro patas” .

-¡Alteza - exclama uno de los ayudantes - estamos en público! Mucha gente lo está mirando.

El emperador ha perdido su corona que ha caído con estrépito al suelo. Uno de los servidores se apresura a recogerla. Esa boca que momentos antes estaba vanagloriándose de todo lo que había hecho ahora está flácida.

De entre sus labios chorrea la saliva. Sus ojos se mueven inquietos, miran espantados, como que no conocieran nada. Abre sus labios pero en vez de una voz autoritaria se escucha un ruido que es una mezcla de rugido y sonidos ininteligibles.

El rey se mueve para todos lados “en cuatro patas” con agilidad felina.

- ¡Majestad! - exclama otro sirviente - ¿Qué le pasa?

- ¡Llévenlo a su dormitorio! - ordena uno de los ministros.

El monarca se resiste. Cuando finalmente lo colocan en su cámara rompe todo. Se comporta como si fuera una bestia. Los médicos vienen pero no tienen tratamiento y uno a uno se retiran agitando la cabeza en señal de desesperación.

Se escapa por una ventana y corre y vaga por el campo. Un nuevo gobernante toma el cetro real en forma “provisoria”. Las puertas del palacio se cierran y él queda afuera como un perro abandonado.

Un grueso collar de hierro se le pone al cuello y se le ata a un fuerte árbol con una cadena. En los días que se suceden la situación se agrava. Vive a la intemperie. Cuando llueve parecería que no le importa mucho.

Come pasto como las vacas. Lame agua donde la encuentra como si fuera un animal. En las semanas y meses que transcurren su cuerpo empieza a cambiar. Las uñas le crecen hasta el punto que parecen púas; el pelo lo hace de una manera muy inusual y rápida.

Después de un tiempo la gente se acostumbra a verlo. Sigue caminando “en cuatro patas”. Hace movimientos que serían graciosos y ridículos si no fuera que el que los hace es un ser humano.

Algunas personas sienten compasión al pasar de lejos y verlo haciendo estas cosas. Otros se ríen y dicen:

- ¡Quién iba a decir que esa bestia un día fue un emperador...!

- Exactamente doce meses atrás había tenido un sueño muy extraño. “Tuve un sueño que me espantó, y las fantasías sobre mi cama y las visiones de mi cabeza me turbaron” .

Quizás trató de encontrar a un psicoanalista, pero ninguno de ellos pudo interpretarlo. Al final apareció Daniel quién brindará la interpretación.

- Alteza ¿En que puedo servirlo?

- Beltsazar (Daniel) - responde el monarca “Como entiendo que en ti hay espíritu de los dioses santos y que ningún misterio está escondido de ti, dime las visiones del sueño que he tenido y su interpretación”.

- Majestad - responde Daniel – escucho.

El rey visiblemente emocionado esboza una sonrisa al haber encontrado alguien que le preste atención.

“Yo miraba, y he aquí un árbol en medio de la tierra, cuya altura era grande. Este árbol crecía y se hacía fuerte; su altura llegaba hasta el cielo, y era visible hasta los confines de toda la tierra. Su follaje era hermoso y su fruto abundante” (vs.10-12).

El rey se agita. Cada palabra que pronuncia la va diciendo con más ímpetu y emoción. De pronto el monarca se detiene. Sus ojos quedan como petrificados. Hay un silencio absoluto en la vasta sala del palacio.

Daniel con toda tranquilidad lo mira y le hace una seña para que prosiga. Parecería que en todo esto no había nada nuevo para Daniel. Por ahora todo había sido lindo y positivo. El árbol crecía, era frondoso, visible, también alimentaba.

- Pero de pronto - dice el emperador -aparece ese ser extraño. “He aquí que un vigilante, uno santo descendía del cielo”.

El paisaje ha cambiado bruscamente y negros nubarrones y relámpagos aparecieron. El rostro de Nabucodonosor empalidece. Su voz se hace temblorosa.

-¿Qué dijo el “vigilante santo? - pregunta Daniel con calma.

-Beltsasar - responde el emperador. El vigilante no hablaba con una voz común. Su voz saturó los cielos. Hablaba como para que todo el mundo se enterara.

El rey hace una nueva pausa y continúa. Su voz ahora es grave. Habla muy lentamente.

- El vigilante dijo: “¡Derribad el árbol y cortad sus ramas, sacudid su follaje, desparramad su fruto!”

El rey se da cuenta que esto que el vigilante dijo es muy serio. Las palabras sugieren conflicto y daño. “Derribad, cortad, sacudid, desparramad”

-Pero eso no es todo lo que dijo: “Dejad el tronco de sus raíces en la tierra, con atadura de hierro y de bronce, entre el pasto del campo. Que él sea mojado con el rocío del cielo y que con los animales tenga su parte entre la hierba de la tierra” (v.15) .

El rey ahora hace una larga pausa. Su mirada muestra angustia y terror. Parece alguien que está aterrorizado porque se ha encontrado inesperadamente con una fiera en un bosque.

Prosigue diciendo: “Sea cambiado su corazón de hombre, séale dado un corazón de animal, y pasen sobre él siete tiempos”(v.16)

- ¿Qué significa “séale dado un corazón de animal”? - exclama el monarca.

¡Quiero saber que quiere decir eso de “sea cambiado su corazón de hombre!

El emperador está impaciente. Daniel hace una pausa. Una profunda tristeza cubre su rostro. “Sus pensamientos lo turbaron”(v.19). Después de trabajar tantos años con ese soberano le tiene estima y respeto.

Por supuesto que el sabe de las muchas impiedades que el soberano ha hecho. Un largo tiempo transcurre en profundo mutismo. Durante ese tiempo Daniel está recibiendo la revelación de Dios.

Es que él sabe que en esa cultura, cuando alguien profetiza la caída del rey, es condenado a muerte. Finalmente Daniel se para y comienza a hablar. Lo hace con autoridad.

El momento es solemne. Su voz es clara pero el tono demuestra la tristeza de su corazón:

- ¡Oh Señor mío, que el sueño sea para tus enemigos, y su interpretación para tus adversarios! El árbol que viste... eres tu mismo...Es un decreto del Altísimo, que ha caído sobre mi señor el rey.

Nabucodonosor está acostumbrado a juzgar y sin duda a mandar a la muerte a personas aún por delitos menores. El ignoraba que había sido juzgado “en ausencia”. No hubo abogado defensor para defenderlo de las atrocidades que había cometido.

No había expertos que justificaran su orgullo y soberbia. No había nada en la corte celestial que lo excusara por su pecado de creer y adorar a esos monigotes diabólicos que él llamaba sus dioses.

Nadie lo había disculpado de su blasfemia de hacerle creer a todos que él regia el mundo y que era omnipotente.

La idea que se presenta es de una corte o un tribunal de justicia. Por supuesto que Dios no necesita de “vigilantes santos” o seres angelicales para saber lo que sucede en el planeta tierra.

En este tipo de imagen se representan a los vigilantes santos como aquellos que han visto los delitos que el emperador ha cometido y lo han acusan. Dios se acomodó a la mentalidad de Nabucodonosor para expresarle algo en términos que el pueda comprender.

El rey ignoraba que había sido juzgado y fue encontrado culpable (v.24) Algo muy similar a las palabras escritas por esa mano misteriosa en la pared “Pesado has sido en balanza y has sido hallado falto” (Dan.5:25).

“A ti te echarán de entre los hombres, y junto con los animales del campo estará tu morada. Te darán a comer hierba, como a los bueyes y serás mojado con el rocío del cielo”.

La parte severa del castigo es revelada. Aquel emperador orgulloso que ha actuado como un animal al negarse a adorar a Dios, se va a auto convencer que es una bestia.

El monarca se ha comportado como una bestia, ha actuado como un animal. No ha adorado al Dios verdadero de la misma manera que una bestia no adora al Creador. Por lo tanto Dios lo sentencia a vivir con las bestias.

Nabucodonosor, en un sentido, no es más un hombre. Quien lo ve entre los animales moviéndose como otra fiera, quién lo observe comiendo pasto como una vaca o tomando agua sucia y maloliente de un estanque con los otros animales, tendría dificultad en creer que era un hombre “creado a la imagen de Dios”.

El profeta Daniel en su juventud había comido sólo vegetales para agradar a Dios (Dan. 1:6) .

El emperador come pasto por desagradar a Dios. ¡Qué solemnes son las palabras “Como ellos no aprobaron tener en cuanta a Dios, los entregó Dios a una mente reprobada, para hacer lo que no es debido!” (Rom.1:28).

Aquel que estaba en un palacio alimentándose con los manjares más exquisitos en el imperio ahora va a comer lo mismo que cualquier buey o vaca.

El rey se ha jactado creyendo que ha heredado ese puesto y obtenido ese título por sus propios mérito. Ha ignorado que es Dios quien le ha permitido llegar al trono. El monarca se da cuenta de la severidad de la revelación.

Empalidece y comienza a temblar. Pero eso no es todo. El profeta Daniel prosigue y dice “Siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que reconozcas que el Altísimo es Señor del reino de los hombres y que lo da a quien quiere”.

Dios está hoy en su trono de la misma manera que lo estuvo hace dos mil quinientos años. El da el reino a quien quiere. Dios le advirtió por ese sueño y le dio doce meses más de tiempo para arrepentirse.

Ahora Nabucodonosor está temblando. Trata de hablar y no puede. Está pálido como una hoja de papel. El sabe que el Dios de Daniel puede hacer cosas maravillosas como lo hizo cuando los tres amigos de Daniel fueron arrojados al horno de fuego y sin embargo nada les pasó.

El profeta de Dios da sus últimas palabras. “Por tanto, oh rey, que te sea grato mi consejo y rompe con tus pecados mediante la práctica de la justicia y con tus iniquidades mediante obras de misericordia para con los pobres. T

al vez esto resulte en la prolongación de tu tranquilidad”. A menudo los reyes tomaban propiedades de sus súbitos para ellos mismos. Daniel le aconseja que redima sus pecados con justicia.

Pero no termina allí. Daniel “no tiene pelos en la lengua” y dice “y con tus iniquidades mediante obras de misericordias para con los pobres”. Los oprimidos siempre han sido los mismos. Y que pasa pregunta Nabucodonsor si yo hago todo esto. La respuesta de Daniel es “Tal vez resulte en la prolongación de tu tranquilidad”(v.27)

Daniel hace una profunda reverencia y dice:

-Su alteza, si Ud. me permite quisiera retirarme. El emperador hace una seña de afirmación y el varón de Dios se aleja lentamente.

La cara del soberano muestra distintas expresiones simultáneas. Por un lado está enojado de ese Dios de Israel. Por otro lado está con miedo porque sabe que el Dios de Daniel pudo proteger a su siervo aún en el pozo de los leones.

El monarca camina nerviosamente en una de las salas del palacio. Sabe que tiene que tomar una decisión. La imagen del vigilante gritando “derribad el árbol” le vuelve una y otra vez como un bumerang golpeando su cabeza.

Por último decide dejar la decisión para el día siguiente y esa noche toma más alcohol que lo acostumbrado, pero no puede dormir.

Al día siguiente le persiguen los pensamientos y la imagen de su siervo Daniel. Resuelve dejar la decisión para la siguiente jornada; después para la otra semana y luego para el próximo mes...

Por fin ha pasado un año entero. El sol va a salir exactamente en el mismo lugar que salió cuando tuvo esa “pesadilla”. Ya casi se ha olvidado de ese sueño. Sus cortesanos lo están acompañando como de costumbre.

También están algunos embajadores de lejanos países. Se está paseando por esa terraza amplia del palacio imperial. El rey se detiene y observa el panorama. Sobre el horizonte, para cada lado que se mire se ven los edificios de esa ciudad maravillosa.

Sobre aquel otro lado están esos “jardines colgantes” que han pasado a la historia como una de las maravillas del mundo.

- ¡Silencio! - dice uno de los asistentes. Su majestad va a tomar la palabra.

De inmediato se hace silencio. Las personas de la comitiva se quedan como petrificadas porque el emperador va a decir algo. Nabucodonosor se pone en pose para impresionar más.

- ¿No es ésta la gran Babilonia que yo edifiqué como residencia real, con la fuerza de mi poder, y para la gloria de mi majestad?” Destaquemos sus palabras “la ciudad que YO edifiqué”, la fuerza de MI poder, y la gloria de MI nombre”(v.30)

Es en ese momento que cae como herido por un rayo y volvemos al principio de nuestra historia. Por siete años el emperador vive y actúa como una bestia. Pero ese no fue el final de la narración.

“Pero al cabo de los días, yo, Nabucodonosor, alcé mis ojos al cielo, y me fue devuelta la razón”(v.36).

El emperador se arrepiente. Esta es la parte de la responsabilidad humana. El tuvo que levantar los ojos al cielo de la misma manera que el hijo pródigo tuvo que volver a la casa de su padre.(Luc. 15).

Es en el mismo momento que hace esto que le “fue devuelta la razón”. Esta es la gracia de Dios. Luego agrega:

- Entonces bendije al Altísimo; alabé y glorifiqué al que vive para siempre. Porque su señorío es eterno y su reino de generación en generación (vs.34,35).

Reconoce que sólo el SEÑOR es el Altísimo. Agrega “todos los habitantes de la tierra son considerados como nada”.

Se da cuenta que aún él mismo, el Emperador del imperio más grande que en ese momento existe es absolutamente insignificante. (Isa.40:12,13)

- Ahora yo Nabucodonosor, alabo, exalto y glorifico al Rey de los cielos, porque todas sus obras son verdad y sus caminos son justicia. El puede humillar a los que andan con soberbia” (v.37)

El Emperador ha aprendido la lección que “antes de la quiebra está el orgullo; y antes de la caída, la altivez de espíritu” (Prov.16:18).

 

COMENTARIOS

Cuatro hechos sobrenaturales se ven en esta historia:

1) La aparición súbita de un estado demencial sicótico

2) La curación súbita de ese mismo estado.

3) El cumplimiento de la profecía concerniente a la aparición de esa condición anormal psiquiátrica con todos los pormenores.

4) El hecho que todos los detalles se cumplen incluyendo la restauración al rey de su autoridad, cosa muy inusual en ese tipo de sociedad después de 7 años de ausencia del cargo.

Algunos se preguntarán si este juicio sobre Nabucodonosor fue demasiado severo. Sabemos que nuestro Dios es absolutamente justo.

A veces nosotros no entendemos las razones pero debemos acordarnos que “Como son más altos que los cielos que la tierra, así mis caminos son más altos que vuestros caminos y mis pensamientos más altos que vuestros pensamientos” (Isa. 55:9).

El Apóstol Pablo nos da la respuesta “Si nuestra injusticia hace resaltar la justicia de Dios, ¿qué diremos? ¿Acaso es Dios injusto que da el castigo?...¡ De ninguna manera! (Rom.3:5,6)

¿Qué tiene esta historia para nosotros que vivimos 2600 años después?

En millones de personas se produce un estado de alteración mental transitoria por medio de alcohol y drogas.

Bajo los efectos peligrosos de estos productos químicos que afectan el cerebro se cometen delitos serios y aún daño para sus propias vidas. Muchas de estas personas terminan en la cárcel .

Cuando Nabucodonosor está insano las Escrituras nos mencionan varias cosas que eran fácilmente visibles:   

  • Estaba aislado: “fue echado de entre los hombres”. Dejó de pertenecer a la sociedad en el sentido productivo. Lo mismo sucede hoy con los que se han hecho adictos a las drogas. En forma progresiva se van separando de la sociedad. 
  • Estaba mal nutrido : Comía hierba como los bueyes. El pasto, que es un buen alimento para un animal no lo es para el hombre. Sin duda que con esa alimentación de hierbas tuvo una carencia de proteínas y otras sustancias importantes.

Muchos se alimentan hoy de las hierbas de este mundo por medio de las películas de cine y televisión que muchas veces están saturadas de crimen, iniquidad y violencia.    

  • Pasaba las noches en un lugar inadecuado, a la intemperie. Dios instituyó la familia en la que sus integrantes descansan juntos durante la noche. Muchos hoy en día se pasan hasta las altas horas “mojándose con el rocío” de los bares y otros sitios que no son de provecho.
  •   Estaba descuidado en su presencia personal. Tenía hipertricosis. (verificar) “Su pelo creció como plumas de águilas” Nabucodonosor no había nacido buey ni había nacido águila. Su aspecto era deplorable. ¡Qué importante es para el creyente de hoy no imitar a esos “artistas del rock pesado” que andan luciendo sus “pelos como águila! (Tito 2:7)
  •   Estaba descuidado en su aseo personal. Aquí creo que la idea es de las uñas de las aves de rapiña. Esas manos delicadas que tenía cuando era un niño se habían transformado en algo grotesco, fiero y desagradable. Esas manos creadas para servir a Dios se asemejan a las garras de un ave de rapiña. Esos dedos que lucían hermosos anillos ahora sugieren algo cruel y repulsivo.

Algunos llegan a los trastornos mentales severos por procesos que en la mayoría de los casos no conocemos. Otros llegan a situaciones similares por medio del alcohol y las drogas.

Perder la sanidad mental por una enfermedad es muy triste. Malgastar la sanidad mental en forma repetida aunque sea de modo transitorio por las drogas es aún más lamentable.

No sabemos las causas de la mayoría de las enfermedades mentales que nos afectan. No es nuestro propósito tratar de profundizar en los factores genéticos, familiares, sociales etc.

El ser humano que se cree que es un buey es una enfermedad mental que se llama “boantropía”. En el continente americano tenemos leyendas de algo en cierta manera similar en el mito del lobizón (el hombre lobo), o el hombre vampiro.

Todos le tenemos miedo al cáncer, a las enfermedades del corazón. Pero las enfermedades siquiátricas y especialmente el perder completamente el juicio es algo muy temido.

Vemos en esta narración que el emperador tuvo la responsabilidad de arrepentirse. ¿Puede arrepentirse un hombre que ha llegado a esa condición de estar convencido a si mismo que es un animal?

Nabucodonosor lo hizo. La gracia de Dios se manifiesta en darle otra oportunidad.

Hablando de los frutos de la carne el apóstol Pablo nos advierte en cuanto a las hechicerías (gr. Pharmakei) (Gal.5:20). También este término se utiliza en Apoc. 9:21 y 18:23.

Es fácil notar la semejanza de esta raíz griega con la palabra fármacos entre los que se cuentan las drogas.

Nuestro Dios tiene un plan muy diferente para nosotros. Por eso leemos una y otra vez “el temor del SEÑOR es el principio del conocimiento” (Prov.1 :7).

Y “nosotros tenemos la mente de Cristo”. Es por esa mentalidad que Jesucristo puede compartir con el creyente profundas verdades espirituales (“os he llamados amigos, porque os he dado a conocer todas las cosas que oí de mi Padre” Juan 15:15).

CONTRASTES Y SIMILITUDES ENTRE NAUCODONOSOR Y EL ENDEMONIADO GADARENO

Nabucodonosor:   

  • Piensa como un animal.    
  • Es atado con hierro y bronce.    
  • No puede romper las ataduras.    
  • Vive entre los animales.    
  • Debido a un juicio y castigo de Dios.    
  • Reconoce la soberanía de Dios.    
  • Luego de su experiencia habla de los atributos de Dios

El Endemoniado Gadareno:

  • Actúa como un animal.
  • Es atado con grillos y cadenas.
  • Rompe las ataduras
  • Vive entre los sepulcros
  • Debido a los demonios
  • Reconoce la soberanía de Jesús
  • Quiere seguir a Jesús en el camino y éste le ordena que vuelva a los suyos

También hay similitudes y contrastes entre Nabucodonosor y el Rey Herodes:

Nabucodonosor:

  • Era un emperador.
  • Era gentil.
  • Castigado con enfermedad mental.
  • Estaba en la terraza del palacio real.
  • Se arrepintió.

Rey Herodes:

  • Era un rey.
  • Era judío.
  • Castigado con enfermedad abdominal (quizás un infarto de miocardio).*
  • En el tribunal vestido de vestiduras reales (Teatro romano en Cesarea)*
  • No se arrepintió.

Temas para desarrollar

1. Dios aborrece la soberbia

2. La gracia de Dios

3. El arrepentimiento de Nabucodonosor

4. El Juicio de Dios

Tomado del libro CUANDO DIOS HACE MARAVILLAS Autor: Dr. Roberto Estévez Editorial Mundo Hispano- Casa Bautista de Publicaciones

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Ahondar y discernir - Cuando los jóvenes se tornan insanos por su propia voluntad