El fruto indeseado de la reforma de Zwinglio, el anabautismo (II)

Los tres principales participantes en los bautizos de aquella gélida noche en Zúrich padecieron persecuciones, castigos corporales, destierros y cárcel.

01 DE JUNIO DE 2019 · 21:00

Anabaptistas reunidos en secreto en la barca de Peter Piersz. / Ilustración de Jan Luyken, dominio público.,
Anabaptistas reunidos en secreto en la barca de Peter Piersz. / Ilustración de Jan Luyken, dominio público.

Al otro día de los bautismos en Zúrich, Conrado Grebel, Félix Mantz y Jorge Blaurock revitalizaron al grupo de simpatizantes que tenían en Zollikon, población de 350 habitantes y distante a tres kilómetros de Zúrich.1En la semana del 22 al 29 de enero de 1525 fueron bautizadas en Zollikon treinta y cinco personas.2Además el domingo 22, o lunes 23, Grebel condujo un servicio en casa de Jacob Hottinger, durante el cual se compartió la Santa Cena. Lo mismo aconteció en distintos días en otros hogares de Zollikon. 

Las reuniones caseras comenzaban con lecturas de pasajes del Nuevo Testamento sobre la Cena del Señor, le seguía una explicación acerca del significado de la misma. Posteriormente partían el pan, servían el vino y compartían ambos elementos. Los participantes eran conscientes, según el testimonio de un participante, de que al tomar la Cena del Señor se comprometían a vivir de acuerdo a las enseñanzas de Cristo.3

Nacidos y/o habitantes de Zollikon habían participado por lo menos desde 1522 de los intentos de hacer cambios teológicos y eclesiásticos en Zúrich. Los hermanos Claus y Jacobo Hottinger se involucraron en actividades del círculo encabezado por Ulrico Zwinglio, del que después saldrían para hacer causa común con la célula anabautista.4Claus tenía trayectoria de iconoclasia (del griego, ruptura de imágenes), lo que le había causado problemas con las autoridades.5En junio de 1523, Jacobo irrumpió en la Iglesia de Zollikon e increpó al expositor, el doctor Lorenz, llamándolo “predicador de mentiras” y argumentó que la Santa Cena debería ser impartida en ambas especies, pan y vino. Acciones similares las realizó en varias ocasiones. El mismo año, en septiembre, Claus y un acompañante removieron un crucifijo en Stadelhofen, poblado entre Zollikon y Zúrich, ambos fueron encarcelados y posteriormente desterrados. Claus Hottinger siguió promoviendo sus creencias, cayó en manos de autoridades católicas de Klingnau, fue condenado a morir por espada el 9 de marzo de 1524.6

En Zollikon era pastor el ex clérigo católico romano Hans Brötli, uno de los signatarios de las cartas enviadas a Thomas Müntzer en septiembre de 1524 por el núcleo de Conrado Grebel.7Brötli ofició el primer bautismo en Zollikon, en la persona de Fridli Shumacher, el 22 de enero de 1525.8Durante ocho días “la fiebre de bautizos se propagó por la villa”, la mayoría de los cuales los impartieron Brötli y Blaurock, algunos Félix Mantz y aunque Grebel los promovió no tuvo a su cargo bautizo alguno en Zollikon, en pocos días salió hacia Shaffhausen.9

Para el 30 de enero el diez por ciento de los habitantes de Zollikon habían sido bautizados por su propia voluntad. A menudo quienes recibían el símbolo del agua lo hacían con lamentos y lágrimas, fueron los casos de Conrado Hottinger, Jorge Shad, Hans Bruggbach y Rudolf Breitiner cuando solicitaron ser bautizados y también se comprometieron a dejar de pecar y llevar una nueva vida. Lo mismo sucedió con ocho mujeres el 26 de febrero.10Es importante notar que “aunque las conversiones emocionales no sería la norma por todas partes en el inicial anabautismo suizo, el arrepentimiento de pecado permanecería central en subsecuentes entendimientos anabautistas del bautismo”.11

Frente a la insubordinación de los bautizados en Zollikon, las autoridades de Zúrich decidieron actuar y mandaron aprehenderlos. Los condujeron al claustro agustino para interrogarlos y lograr que se retractaran. Ulrico Zwinglio los visitó y entró en polémica con ellos e hizo intentos de conciliación.12Las autoridades decidieron que los de Zollikon podían continuar reuniéndose para estudiar la Biblia, hacer oración y edificación mutua, pero los bautizos de adultos quedaron prohibidos, se les ordenaba bautizar a sus infantes y participar en la iglesia de la villa.13El 8 de febrero fueron liberados veinticinco tras pagar una multa, permanecieron encarcelados Félix Mantz y Jorge Blaurock, ambos fueron cuestionados por el Concejo de la ciudad el 18 de febrero, estuvo presente Zwinglio.

Blaurock encaró a Zwinglio, y dijo de él que “violentaba las Escrituras y las falsificaba más de lo hecho por el papa”.14Blaurock salió del encierro, regresó a Zollikon y el domingo 26 de febrero animó a la hermandad para continuar el camino iniciado. En las siguientes tres semanas bautizó a cerca de ochenta personas. Mientras tanto Félix Mantz siguió bajo prisión.

Nuevamente anabautistas de Zollikon resultaron conducidos a la cárcel y a partir del 20 de marzo de 1525 debieron comparecer individualmente para ser enjuiciados. Los interrogatorios a Félix Mantz (encarcelado desde febrero) y Jorge Blaurock (reaprehendido días antes) fueron más incisivos. Zwinglio anotó que conforme a sus creencias ellos continuaban “practicando el rebautismo contrariando la voluntad del senado y del pueblo”.15Los jueces decidieron que quienes no tuvieran ciudadanía de Zúrich deberían abandonar el territorio, y los demás, a menos que se retractaran, seguirían bajo arresto. En junio de 1525 otro Hottinger, de nombre Hans, entró durante la misa en la Iglesia de Zollikon y dirigiéndose a la congregación grito: “¡salgan, salgan! Protéjanse ustedes mismos de los falsos profetas”.16

Mientras en Zollikon los “rebautizadores” enfrentaban diversas dificultades, Conrado Grebel se dirigió a otros lugares para esparcir las convicciones que le llevaron a romper con Ulrico Zwinglio. En su itinerario amplió la forma de bautizar. Normalmente los bautizos entre los “hermanos suizos” se realizaban con derramamiento de agua sobre la cabeza de la persona. Así hizo Grebel con Jorge Cajakob el 21 de enero de 1525. Le correspondió al mismo Conrado Grebel bautizar por primera vez mediante inmersión en febrero de ese año a un monje converso, Wolfgang Ulimann. El acto tuvo como escenario el río Rin, en la sección cercana a Schaffhausen.17Grebel sumergió en las frías aguas a Ulimann, y después permaneció cerca de dos meses con la congregación de Schaffhausen para fortalecerla y hacer discípulos.

Debido a lo fructífero de las tareas evangelizadoras de Ulimann, el bautizado en el río Rin, y las de dos anteriores convertidos por Grebel (Gabriel Giger y Lorenz Hochrutiner), los trabajos anabautistas en San Gallen y alrededores se acrecentaron. Grebel se les unió para consolidar la obra. En Gallen se conforma una congregación muy receptiva. El 9 de abril, en el río Sitter, Grebel bautiza a un buen número de personas. En semanas la etapa inicial de la obra anabautista en San Gallen crece y son bautizados unos ochocientos creyentes, varones y mujeres.18

Aunque sabía de la animadversión contra él de Zwinglio y el Concejo de Zúrich, Grebel regresa a mediados de abril a esa ciudad y visita discretamente a los hermanos. Se queda en Zúrich hasta principios de junio, cuando viaja a Waldshut por invitación de Baltasar Hubmaier.19Evita aparecer en público, ya que es consciente de que si las autoridades eclesiásticas y políticas del lugar lo ubican su destino sería la cárcel.

Durante su ocultamiento en Zúrich padece a causa de su frágil salud, mermada desde 1515-1518, cuando estudiaba en la Universidad de Viena. También se recrudece la falta de recursos económicos, de tal manera que Grebel se propone vender preciados libros de su biblioteca. Pero ni enfermedad, ni pobreza y tampoco las amenazas de ser encarcelado detienen a Conrado, quien toma la decisión de ir a predicar a Groningen. Entre finales de junio y el 8 de octubre de 1525, cuando es arrestado, Grebel se dedica a testificar a una o dos personas a la vez, también enseñaba a pequeños grupos y hacía visitas en sus casas a los creyentes. Continuaba enfatizando la necesidad del arrepentimiento y la autoridad de las Escrituras para normar las creencias y conducta cotidiana.

Uno de los discipulados por Grebel en San Gallen, maestro de escuela en Wil (30 kilómetros al oeste de Gallen), cuyo nombre era Hans Krüsi, fue condenado a la hoguera el 27 de julio de 1525, en Lucerna. Meses antes, a principios de abril, Krüsi asistió a las reuniones que Grebel tenía junto al río Sitter. Además de oír la predicación de Conrado, recibió de sus manos una colección de versículos bíblicos y se involucró con el núcleo anabautista del cantón.

Debido a sus nexos con el anabautismo, Krüsi perdió el puesto de maestro, entonces el liderazgo anabautista lo invito para que fuera lector en voz alta de la Biblia y dirigiera reuniones en su casa. Predicaba “basado en la viva Palabra de Dios que nadie debería ser obligado a pagar diezmo y otros tributos”.20Los anabautistas fueron declarados fuera de la ley en San Gallen el 6 de junio. Krüsi era muy activo en las villas de San Jorge y Tablat, ubicadas a menos de un kilómetro de San Gallen. El mismo día del decreto anti anabautista fue elegido en Tablat para que “leyera la Biblia [en voz alta], bautizara y celebrara la Cena del Señor”.21Tras varios intentos por apresarlo, finalmente fue detenido a mediados de julio, llevado a Lucerna, “militante cantón católico”.22Le condenaron por hereje a ser quemado en la hoguera, el cumplimiento de la pena ocurrió el 27 de julio de 1525.

En la redada del 8 de octubre, además de Grebel, es apresado Jorge Cajakob. Gracias a que logra escapar, Félix Mantz no corrió la misma suerte que sus dos hermanos en la fe. Pero solamente tardaría tres semanas en acompañar a Grebel y Cajakob en la cárcel del castillo de Groningen, ya que entonces los captores no fallaron. De nueva cuenta Grebel, Mantz y Blaurock tuvieron que defender la legitimidad del bautismo de infantes, del 6 al 8 de noviembre hubo una disputa pública en la que cada una de los bandos expresó sus conocidos puntos de vista. El trío es llevado a juicio el 18 de noviembre de 1525, y condenado por “su anabautismo y su conducta impropia, a permanecer en la torre con una dieta de pan y agua, y a nadie, excepto a los guardias, se le permitía visitarlos”.23

Pronto les harían compañía otros anabautistas. A lo largo del gélido invierno los carceleros podían escuchar las oraciones, cánticos y predicaciones de los anabautistas presos, A pesar de las inclementes condiciones de la prisión, Grebel se dio a la tarea de escribir un trabajo prometido a los hermanos de Groningen acerca del bautismo. Los investigadores no han localizado copias del tratado, parcialmente se conoce su contenido por lo que reprodujo Zwinglio para rebatirlo, fue publicado en 1527, con el título Refutación de las artimañas de los anabautistas.24

Conrado había afirmado antes de ser encarcelado que “si ellos [sus perseguidores] permitían que su escrito fuera impreso, él estaría dispuesto a discutir con el maestro Ulrico Zwinglio, y si el maestro Ulrico Zwinglio resultara vencedor, él, Conrado, estaría dispuesto a ser quemado; mientras que si él resultara vencedor no exigiría que Zwinglio fuera quemado”.25

Tras cinco meses de encarcelamiento el osado Conrado Grebel solicita autorización para que su escrito sobre el bautismo fuera impreso. La petición, pero por supuesto, es rechazada. Se verificó un juicio más contra Grebel, Mantz y Cajakob los días 5 al 7 de marzo de 1526, aunque no nada más contra ellos porque también fueron enjuiciados más anabautistas, cuatro mujeres y once hombres (uno de ellos era Baltasar Hubmaier).

Todos recibieron condena de permanecer bajo arresto, con dieta de pan y agua hasta que alguno(a) se retractara o muriera. Un nuevo decreto ordenaba en Zúrich castigar el acto de bautizar adultos con la pena de muerte.26El 21 de marzo, con ayuda de simpatizantes y seguidores, los varones anabautistas presos escaparon de la cárcel.

Bajo persecución Grebel y Mantz se dirigen a otros cantones (Appenzell y Graubünden) para continuar con su ministerio itinerante. Cajakob toma otra dirección, pero igualmente insiste en predicar el Evangelio, bautizar creyentes, rechazar la unión Iglesia-Estado y en mantener una vida que reflejara la no violencia de Jesús. Más tarde Mantz y Grebel se separan, éste se encamina a Maienfeld, en el Oberland.

Los tres principales participantes en los bautizos de aquella gélida noche en Zúrich padecieron persecuciones, castigos corporales, destierros y cárcel. Conrado Grebel se refugió en Mainfeld, probablemente en casa de su hermana Bárbara, casada con un originario de la villa, Beat Beli. Murió en Maienfeld mientras huía de sus perseguidores, víctima de la peste en agosto de 1526, tenía menos de treinta años.27

Félix Mantz, en cuya casa se bautizaron uno a otro los anteriores discípulos de Zwinglio, fue el primer anabautista suizo ejecutado por autoridades protestantes. Lo ahogaron en el río Limmat, en Zúrich, el 5 de enero de 1527, tenía 29 años.28Pagó con la vida el no haber renunciado a sus convicciones. Las autoridades religiosas y políticas de Zúrich lo consideraron tanto hereje como disidente político por negarse a reconocer los principios teológicos oficiales de la ciudad. 

Félix Mantz nació en Zúrich en 1498. Hijo de un sacerdote católico, que llegó a ser canónigo del Grossmünster. Félix tuvo una buena educación escolar que le capacitó en el manejo del latín, griego y hebreo. En 1522 se une al grupo dirigido por Zwinglio que estudiaba el Nuevo Testamento en griego, en la edición realizada por Erasmo en 1516. Por la renuencia de Zwinglio a poner en práctica las conclusiones a que habían llegado en el grupo de estudio bíblico, Mantz, junto con Conrado Grebel y otros, deciden comenzar a tomar distancia del reformador de Zúrich.

En diciembre de 1524 Mantz envió un escrito tanto al Pequeño Concejo como al Gran Concejo de Zúrich, donde da respuesta a las acusaciones en su contra de ser “revolucionario y bestia”. Pero sobre todo se ocupa de explicar sus ideas acerca del bautismo de creyentes, el cual, de practicarse, no tendría por qué ser un factor desestabilizador del gobierno. Claro, siempre y cuando, se estableciera la separación Iglesia-Estado, pero mientras existiese la simbiosis necesariamente el disidente en cuestiones teológicas era, inevitablemente, también adversario político.

En su exposición escrita, Mantz cita varios pasajes neotestamentarios sobre el bautismo. De manera especial se ocupa de Mateo 28:18-20, y del caso en que Ananías bautiza a Pablo comenta: “A partir de estas palabras vemos claramente qué es el bautismo y cuándo debe practicarse. Debe bautizarse a la persona que se haya convertido por medio de la Palabra de Dios, que haya cambiado su corazón y que, desde ese momento en adelante, desee vivir en vida nueva”. Para Mantz la naturaleza del bautismo de creyentes excluía el bautismo de infantes.

Más o menos un año antes de ser ultimado mediante ahogamiento, Mantz escribió una carta a la congregación anabautista de Basilea. En ella la hermandad era exhortada a vivir una vida de auténtico arrepentimiento, consistente en dar frutos acordes con el ejemplo de Cristo y no nada más en un sentimiento pasajero de contrición. Denunciaba que castigar y perseguir eran conductas contrarias al amor y misericordia de Dios. Advirtió que los hijos de Belial trabajaban por envidia “para destruir el orden de Cristo, tal como hizo Caín al asesinar a su hermano Abel cuando Dios vio con agrado la ofrenda de Abel”.29La misiva sirvió de inspiración para un himnario de los Hermanos Suizos, llamado Ausbund, y que sigue en uso en la actualidad en las comunidades amish. Consta de dieciocho estrofas, y la primera dice: “Ahora cantaré con alegría:/ Mi corazón se deleita en Dios,/ quien me mostró tanta paciencia,/ que salvo fui de la muerte/ que nunca terminará./ Te alabo Cristo en el cielo,/ quien todas mis penas transformó”.30

Tras la escapatoria en marzo de 1526, Félix Mantz siguió desarrollando su ministerio, en algunas ocasiones junto con Blaurock y en otros momentos solo. Padeció encarcelamientos en Zúrich (La Torre de la Bruja y la prisión de Wellenberg), Chur, San Gallen y Groningen. Fue precisamente en la región de Groningen que cayó capturado junto con Jorge Blaurock, el 13 de diciembre de 1526. Los llevaron a la prisión de Wellenberg.

A Blaurock las autoridades, al no ser ciudadano de Zúrich, le ordenaron salir. A Mantz lo condenaron a muerte.31La Enciclopedia Menonitaconsigna cuál fue el motivo de las autoridades para imponerle la pena capital a Mantz el 5 de enero de 1527: 

Porque contrario a la ley y las costumbres cristianas se había involucrado en el anabautismo, porque confesó haber dicho que quería reunir a los que querían aceptar y seguir a Cristo, y unirse a ellos por medio del bautismo, de manera que sus seguidores se separaron de la Iglesia Cristiana y estaban a punto de levantar y preparar una secta propia […] porque él había condenado la pena capital […] ya que tal doctrina es perjudicial para el uso unificado de toda la cristiandad, y conduce al delito, a la insurrección y a la sedición contra el gobierno[…] Mantz debe ser entregado al verdugo quien amarrará sus manos, lo pondrá en un bote y lo llevará a la cabaña más abajo; allí el verdugo meterá sus rodillas entre las manos atadas, pasará un palo entre sus rodillas y brazos y en esta posición lo lanzará al agua para que allí perezca en el agua. Con eso se habrá apaciguado la ley y la justicia […] Sus propiedades también deberán ser confiscadas por sus señorías.32

El mismo día que se dictó sentencia contra Mantz se cumplimentó la ejecución. Fue llevado desde la prisión Wellenberg al río Limmat. En el trayecto hacia el lugar donde sería cruelmente ahogado iba testificando de su fe a quienes le conducían y a una audiencia enmudecida. Una voz se hizo escuchar, era la de su madre, que le animaba a permanecer fiel a Cristo y su Evangelio. En el bote, mientras sus verdugos le ataban manos y piernas, Mantz, así dejó constancia el cronista de Zúrich, Bernhard Wyss, iba cantando In manus tuas, Domine, commendo spiritum meum(En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu). 

Jorge Cajacob, el primero en ser bautizado el 21 de enero de 1525, fue expulsado de Zúrich el mismo día de la ejecución de Mantz, pero antes los verdugos le propinaron varazos hasta sangrarle la espalda. Para cuando esto sucede había experimentado en varias ocasiones juicios, castigos y encarcelamientos junto con Grebel y Mantz.

Cajacob, más conocido en Zúrich y alrededores por el apelativo de Blaurock, era de Bonaduz, diez kilómetros al oeste de Chur en los Grisones. Estudió en la Universidad de Leipzig y, posiblemente, en 1513 recibió preparación para el sacerdocio. De 1516 a 1518 tuvo a su cargo la parroquia de Trins, perteneciente a la diócesis de Chur. En 1523 dejó de ser sacerdote y contrajo matrimonio. Llegó a Zúrich unas semanas antes de los bautizos en casa de Mantz.33

Era impetuoso y de temperamento un tanto arrebatado. En distintos lugares y tiempos irrumpió en templos para increpar al predicador y tomar el púlpito. En el juicio que se desarrolló en noviembre, descrito antes, Blaurock afirmó que “Zwinglio, Jud, Lutero, el papa y otros de su clase, eran todos ladrones y bandidos”.34Cuando le acusaron de querer usar la fuerza contra el Estado, él negó que los anabautistas recurrieran a la violencia para lograr sus propósitos.

Tras la expulsión de Zúrich, Blaurock hizo trabajo misionero anabautista en Berna, los Grisones, Appenzell y el Tirol. En territorio austriaco, particularmente en la región sur de Innsbruck, contribuyó para la vinculación entre los hermanos suizos y los moravos. Trabajó junto con Hans Langegger. Autoridades de Innsbruck, bajo dominio católico, apresaron a Blaurock y Langegger hacia mediados de agosto de 1529. El 6 de septiembre del mismo año los dos fueron quemados en la hoguera, cerca de Klausen (en la actualidad Chiusi, Italia). Blaurock Tenía 38 años.35

Lo acontecido en la gélida noche invernal de Zúrich es tanto un punto de llegada como una línea de partida. Un punto de llegada porque representa la implementación de convicciones cuidadosamente construidas. Es una línea de partida porque conociendo las repercusiones negativas que el acto celebrado pudiese traerles a los participantes en él, estuvieron dispuestos a afrontar los costos de ir a contracorriente tanto de la Iglesia católica como de las iglesias protestantes en el asunto de practicar exclusivamente el bautismo de creyentes.

Después de haberse bautizado mutuamente, los integrantes del pequeño grupo reunido en casa de Félix Mantz el 21 de enero de 1525 se comprometieron a difundir la necesidad de proclamar el Evangelio y bautizar a quienes decidieran seguir a Jesús como Salvador y Señor. Les comenzaron a llamar anabautistas.

Es importante detenerse en la explicación del vocablo anabautistas. El término les fue adjudicado desde afuera, ya que practicaban el rebautismo. Las iglesias que bautizaban infantes, al juzgar la práctica de quienes decidieron solamente bautizar a los y las que previamente se convirtieran al camino de Jesús, consideraron el hecho como un rebautismo, dado que ya tales personas habían sido bautizadas en su infancia. Fue así que a los practicantes del bautizo de creyentes, y contrarios al paidobautismo, se les comenzó a llamar anabautistas, es decir, rebautizadores.

El mote anabautistas es reduccionista, porque sobre enfatiza una de las características de los propugnadores de la Iglesia de creyentes de tal manera que hace aparecer casi como único distintivo del grupo la oposición al bautismo de infantes. Lo entiende bien William Estep, al referir que ya para cuando tienen lugar el 21 de enero de 1525 los bautizos en casa de Mantz “el movimiento radical enfocaba mucho más que sólo la misa, o incluso el bautismo de creyentes. Para entonces también se incluía el tema de la naturaleza de la Iglesia. El concepto de una Iglesia de creyentes comprometidos con el Señor había sustituido al de una Iglesia compuesta por una multitud mixta”. Al igual que en tiempos del Nuevo Testamento, “esta nueva Iglesia, como la de los apóstoles, iba a estar compuesta sólo por los que confesaran a Cristo como Señor y recibieran el bautismo de creyentes, en lugar de estar compuesta por todos los nacidos en una determinada parroquia. La Cena del Señor sería practicada por los bautizados en una forma sencilla, despojada de sus adornos medievales, como un compromiso de amor fraternal en memoria del sacrificio de Cristo, una vez hecho y más que suficiente”.36

Dada la simbiosis Iglesia oficial/Estado existente al tiempo de la rebeldía anabautista, era inevitable que actos originalmente religiosos (bautismo de adultos, la conformación de una iglesia de creyentes, forma de celebrar la Santa Cena), derivaran, a los ojos de clérigos oficiales y autoridades políticas/civiles, en actos que amenazaban la unidad social y religiosa territorial. En este sentido, aunque “los primeros bautizos fueron actos de arrepentimiento, no llamamientos a la revolución social”,37la simbiosis señalada no tuvo flexibilidad para concebir los retos de los anabautistas como acciones ceñidas nada más al ámbito religioso. 

El círculo de Conrado Grebel siguió el camino que aquí he intentado describir panorámicamente por las convicciones bíblicas a que llegó. El proceso fue más complejo que lo apenas bosquejado. Las convicciones fueron defendidas como principios teológicos irrenunciables, a la vez que las premisas las iba construyendo el grupo no de manera lineal y sistemática sino en respuesta a su contexto. De todas formas parece factible señalar que el anabautismo surgido en Zúrich se caracterizó por ser “congregacional y separatista desde sus inicios, estos inicios fueron entrelazados por una continuidad teológica con los movimientos de Zollikon, la San Gallen rural y urbana, y finalmente con la Confesión de Schleitheim de 1527”.38La de los anabautistas de Zúrich era una comprensión teológica en construcción, a la que otros núcleos y personajes le reforzaron y/o adicionaron ciertas particularidades en otras zonas geográficas en las cuales se diseminó el anabautismo. 

Aquella noche en que Blaurock le pidió a Grebel que lo bautizara en casa de Félix Mantz, los tres estaban conscientes de que su acción podría repercutirles negativamente. En menos de cuatro años enfrentarían la muerte de manera trágica. Después de haber bautizado a Cajakob, el ministerio de Conrado Grebel tuvo la breve duración de un año y ocho meses. De los tres, Grebel es el único que tuvo una muerte natural, aunque muy dolorosa.

 

Notas

1C. Arnold Snyder, “The Birth…”, p. 540.

 

2Fritz Blanke, Brothers in ChristThe history of the oldest Anabaptist congregation Zollikon, near Zurich, Switzerland, Eugene, Oregon, Wipf and Stock Publishers, 2005, p. 41.

 

3Ibíd., pp. 23-24. Una versión novelada sobre los inicios de la congregación anabautista de Zollikon es la de Joseph Stoll,Fuego en las colinas de Zúrich, Farmington, New Mexico, Publicadora Lámpara y Luz, 1999.

 

4Sigo de cerca el trabajo de C. Arnold Snyder, “The Birth…”, pp. 540-541.

 

5Lee Palmer Wandel, Iconoclasm in Reformation Zurich, Strasbourg and Basel, Cambridge, Cambridge University Press, 1999, p. 90.

 

6C. Arnold Snyder, “The Birth…”, p. 541. 

 

7En las misivas los firmantes argumentaron a Müntzer que desde la óptica del Evangelio no debía recurrirse a medios violentos para transformar la sociedad, sino que debía seguirse el ejemplo de Cristo y ser constructor de paz. Además enfatizaron que la comunidad de creyentes estaba integrada por quienes voluntariamente se adherían a ella y vivían en contraste con los valores dominantes en el mundo. Las dos cartas suman 345 líneas. La primera es más extensa, contiene 275 líneas, y la segunda 70. J. C. Wenger (transcripción y traducción), Conrad Grebel’s Programatic Letters of 1524, Herald Press, Scottdale, Pennsylvania, 1970. 

 

8C. Arnold Snyder, “The Birth…”, p. 542.

 

9Ídem.

 

10Fritz Blanke, opcit., pp. 32-34 y 51. 

 

11C. Arnold Snyder, “The Birth…”, p. 543.

 

12Contenido de la discusión en “Prison Disputation with the Zollikon Anabaptists, Zurich, January30-February8, 1525”, Leland Harder, opcit., pp. 345-349.

 

13John Howard Yoder, Anabaptism and Reformation…, p. 31.

 

14Ídem.

 

15“The Second Public Disputation on Baptism, Zurich, March20-22, 1525”, Leland Harder, opcit., pp. 352-356. 

 

16C. Arnold Snyder, “Word and Power in Reformation Zurich”, Andrew Pettegree (editor), The Reformation: Critical Concepts in Historical Studies, volumen I. London and New York, Routledge, 2004, p. 245.

 

17William R. Estep, opcit., p. 49.

 

18“The Reaction to Anabaptism in St. Gallen, May and June, 1525”, en Leland Harder, opcit., p. 380.

 

19“Grebel and [Jacob] Hottinger in Waldshut, Zollikon, June 1525”, en Leland Harder, p. 411. 

20“Krüsi, Hans”, en Leland Harder, p. 555.

 

21C. Arnold Snyder; “Swiss Anabaptism: The Beginnings”, John D. Roth y James Stayer, A Companion to Anabaptismand Spiritualism, 1521-1700, Leiden, The Netherlands, Brill, 2007, p. 76.

 

22Ídem

 

23William R. Estep, opcit., p. 51. Detalles del juicio y argumentos de cada parte en “The Trial of Grebel, Mantz and Blaurock, Zurich, between November 9 and 18, 1525”, Leland Harder,opcit., pp. 436-442. 

 

24William R. Estep, opcit., p. 53.

 

25Ibíd., pp. 51-52.

 

26“The Tenth Disputation with the Anabaptists: Their Retrial and Sentencing, Zurich, March 5-7, 1526”, Leland Harder, op.cit., pp. 443-448. 

 

27“The Death of Grebel, Mainfeld, August 1526”, Leland Harder, op.cit., pp. 455-456; John L. Ruth, Conrad Grebel, Son of Zurich, Wipf and Stock Publishers, Eugene, Oregon, 1999, p. 139.

 

28William R. Estep, opcit.,pp. 55 y 59.

 

29Felix Mantz, Letter from Prison”, en Daniel Liechty (traductor y editor), Early Anbaptist Spirituality, Selected Writings, New York, Paulist Press, 1994, p. 19

 

30Ibíd., p. 41 y William R. Estep, opcit.,p. 60.

 

31“The Banishment of Blaurock and Execution of Mantz, Fourth Martyr of of the Swiss Anabaptists, Zurich, January 5, 1527”, Leland Harder, opcit., pp. 473-475.

 

32William R. Estep, opcit.,p. 58.

 

33“Blaurock, Jörg”, Leland Harder, op., cit., p. 529,

 

34Ibíd., p. 530.

 

35William R. Estep, opcit., pp. 60 y 64.

 

36William R. Estep, opcit.,p. 30.

 

37C. Arnold Snyder, “The Birth…”, p. 548.

 

38Es lo planteado por Andrea Strübind y glosado por C. Arnold Snyder, “Swiss Anabaptism…”, p. 47. La reunión fue organizada por los “principales grupos del sur de Alemania y los anabautistas suizos […] en Schleitheim, una pequeña ciudad en la frontera germano-suiza”, Pamela Johnston y Bob Scribner,La Reforma en Alemania y Suiza, Madrid, Ediciones Akal, 1998, p. 117. La convocatoria y desarrollo del conclave tuvieron lugar en secreto. Es necesario tener en cuenta la naturaleza de la Confesión o Siete Artículos de Schleitheim. La conversación colectiva y los acuerdos fijados en el documento redactado tuvieron lugar bajo persecución. Los reunidos carecían de condiciones para sostener largas discusiones y el tiempo era corto como para desarrollar posiciones sobre temas clásicos de la teología cristiana. El consenso alcanzado en la Confesión no significa que ésta sea una “Confesión de Fe en el sentido dogmático. Los Artículos no ofrecen un bosquejo completo de las creencias teológicas anabautistas, sino que delinean prácticas esenciales de los anabautistas”, C. Arnold Snyder, Life and Thought…, p. 156. El documento está fechado el 24 de febrero de 1527, texto completo en John Howard Yoder, Textos escogidos…, pp. 145-158.

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