Ser mujer 2019

Un resumen del congreso celebrado en Córdoba.

14 DE ABRIL DE 2019 · 09:20

Un panel del congreso. De la izquierda a la derecha: Marcela Carmona, Gabrielle Wetzel, Pilar Herrera, Lucia Armira, Ángela Garzón, Patricia Saladín.,
Un panel del congreso. De la izquierda a la derecha: Marcela Carmona, Gabrielle Wetzel, Pilar Herrera, Lucia Armira, Ángela Garzón, Patricia Saladín.

Los días 8 y 9 de febrero, se celebró en Córdoba el Primer Congreso “Ser Mujer”, organizado por varias iglesias de Andalucía.

Desde hace varios años el Señor ha ido inquietando nuestros corazones y renovando nuestras mentes en relación a lo que las Escrituras enseñan acerca de la feminidad.

Tras buscar el rostro del Señor en oración, entendimos que teníamos la responsabilidad de transmitir a las mujeres que nos rodean, en especial a la nueva generación, el diseño divino para una feminidad verdadera y libre.

Así, el Congreso empezó a tomar forma. Teníamos claro lo que queríamos transmitir.

Por una parte, deseábamos alentar a cada participante a abrazar con alegría el regalo de ser mujer y el honor que tenemos de poder desempeñar un rol tan precioso.

Por otra parte, queríamos proclamar con fe y entusiasmo a nuestras hijas y hermanas, que están siendo bombardeadas por un sinfín de mentiras que afectan en mayor o menor grado sus vidas, que la senda que el Señor nos propone como mujeres, es un camino de libertad y de gozo.

Durante estos dos días contamos con la presencia de Patricia Acebal de Saladín, quien actualmente dirige el ministerio de mujeres en su congregación: Iglesia Bíblica del Señor Jesucristo, en la ciudad de Santo Domingo (República Dominicana), y sirve en el ministerio internacional “Aviva Nuestros Corazones”, como la voz de Nancy Leigh DeMoss de Wolgemuth.

Los temas se desarrollaron en un total de cuatro plenarias. La primera de ellas, a modo de pre-conferencia, bajo el título “Mujeres discipulando a mujeres”, estuvo basada en 2 Timoteo 3: 14-4:2.

Patricia nos instó a ser mujeres conscientes de que una parte integral de nuestra misión es pasar el legado de la Palabra de Dios a otras mujeres.

Nos estimuló a examinar nuestros corazones en cuanto a qué estamos traspasando a nuestras hijas, amigas, hermanas en la fe... ¿Estamos absortas en las cosas de este mundo, o estamos ocupadas en aquello que es eterno?

También nos llevó a meditar en cómo la Palabra de Dios es provechosa para nuestras almas. Ella nos enseña, nos reprende, nos corrige y nos instruye.

Y terminó alentándonos a imitar a María, la hermana de Lázaro, y sentarnos a los pies de Cristo, y deleitarnos en Él y su Palabra.

En la segunda plenaria nos habló acerca de la esencia bíblica de la feminidad basándose en Génesis 1 y 2.

Vimos como, en primer lugar, fuimos creadas a imagen y semejanza de Dios al igual que el hombre. Somos iguales en valor y dignidad.

Y en segundo lugar, se nos concede la gracia demostrar la gloria de Dios como ayudador, al desempeñar el rol de ayuda idónea para el hombre.

En una tercera ponencia nos habló del pecado de nuestra raza y sus consecuencias en relación al diseño divino para la complementariedad de los sexos.

Y por último, en la cuarta conferencia, Patricia estableció que la vida cristiana se vive por amor, y no sobre la base del deber.

Jesucristo es suficiente. En él están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento y nosotras estamos completas en Él.

En virtud de nuestra unión con Cristo, tenemos todo lo que necesitamos para caminar en fe y amor.

En su carta a los Colosenses, Pablo muestra una preocupación porque los hermanos estuvieran siendo engañados, olvidasen la suficiencia de Cristo, y pusieran su esperanza fuera de él.

El apóstol les recuerda su identidad en Cristo y de dónde el Salvador los había rescatado. “Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor, andad en Él”. Colosenses 2:6.

Así como recibimos al Señor, debemos andar en Él, arraigadas, edificadas y fortalecidas.

De esta forma, nuestro corazón se desbordará en gratitud hacia Dios por todo lo que ha hecho por nosotras, y esta gracia fluirá hacia quienes nos rodean.

Y terminó este tiempo animándonos a mirar a Cristo, deleitarnos en él, buscarle y amarle cada día, y caminar sobre sus huellas.

Estamos convencidas de que, en medio de la confusión que reina en nuestro tiempo, estas verdades, aplicadas por el Espíritu Santo, serán medicina para muchos corazones y un estímulo para esta generación de mujeres, a fin de vivir dando gloria a Dios y amando al prójimo.

Artículo escrito por: Dámaris Garrido (Córdoba)

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Brisa fresca - Ser mujer 2019