Somos diseñados exclusivamente

Texto escrito por Roberto Velert y publicado por primera vez el 11 de septiembre de 2016.

18 DE FEBRERO DE 2019 · 12:37

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El dulce trovador de Judea, mucho más antiguo que los trovadores de la nobleza medieval, y sin duda mucho más acertado en sus composiciones amorosas, culturales, políticas y religiosas, en sus inspiradas salmodias cantaba: “te alabaré, porque asombrosa y maravillosamente he sido hecho, maravillosas son tus obras, y mi alma lo sabe bien” y al igual que las “trovas” que con el cantar cambian palabras para adaptarse al lenguaje de cada tiempo, tenemos: “consellartehe porque terribles y maravillosas son tus obras, estoy marauillado, y mi alma conoce en gran manera” (Libro V de psalmos verso 14 MD LXX). “Te alabo porque tus obras son formidables, porque todo lo que haces es maravilloso, ¡de esto estoy plenamente convencido” (Reina Valera Contemporánea 2011) “¡Te alabo porque soy una creación admirable… y esto lo sé muy bien!” (la Biblia Nueva Versión Internacional 2005); pero pese a esas sencillas variantes, todas las versiones coinciden en lo básico: “lo que Dios creó es maravilloso y en cuanto al ser humano, “único y exclusivo” y éste “lo sabe bien”.

Observador como intenta ser este aprendiz de escribidor, ha notado “Desde el Corazón” que una de las cosas que hace que la alta costura de los modistas de Madrid, Nueva York o París sea tan cara, es que son modelos exclusivos. La mujer (también el hombre) que se compra un modelo de Valentino, Carolina Herrera, Karl Lagerfeld o Donatella Versace, por citar unos famosos, sabe que no va a ver su vestido en otra mujer. Ella sabe que va a usar una prenda que está cuidadosamente, y no pocas veces, cosida a mano, y hecha a su concreta medida para que la vista como un guante de cuero.  

La cliente sabe que su vestido ha sido creado con esmerada originalidad. Está dispuesta a pagar un alto precio por esa prenda en exclusiva. Así debería ser al mirar nuestra propia vida. El Creador nos ha creado de tal manera que no se pueda reproducir y no se pueda duplicar. Es selección cada aspecto de nuestra personalidad, crea cada habilidad y talento que nos da y ello de manera que nosotros podamos potenciarlos y pone especial atención en cada una de nuestras características y cualidades.

Hemos sido creados “a mano” por el Creador en el vientre de nuestra madre (así sigue la admirable trova del salmodista, enalteciendo el portento de la maternidad). Nos ha formado para que cumplamos un rol específico en el plan de Dios, a pesar de que ni siquiera lo supiéramos.

Somos diseñados exclusivamente. Nos han formado para que cumplamos unos propósitos específicos en el plan soberano del Creador para todos los siglos. Somos creados modelos exclusivos. Nuestras impresiones digitales son diferentes de cualquier otro, no sólo de cualquier persona que viva hoy en día, sino de cualquier ser humano que jamás haya existido. De ahí que la ciencia de las huellas dactilares sea uno de los medios infalibles de Identificación Personal. Otras características cambian ‑las huellas digitales no‑ marcan un ser “exclusivo”. Y también lo eres tú. Se nos creó para que fuésemos únicos. Y lo mismo sucede con las manos, los pies, nuestros códigos genéticos. Nadie tiene la combinación de rasgos que poseemos. Nadie tiene nuestro juego de genes. Y, aunque tuviéramos los mismos genes que otra persona, por eso que se llama clonación, igualmente seríamos únicos. Nadie más ha sido colocado por Dios exactamente en tu familia, en tu barrio, con tus amigos y conocidos, en tu ciudad y estado o siendo miembro de tu Iglesia. 

“Desde el Corazón” creo que ninguna persona, concretamente tú o yo, ha sido colocada sobre la faz de la tierra en este mismo momento histórico. Ninguna otra tiene las mismas experiencias de vida que tú tienes. Ninguna otra tiene tus mismos talentos y tu personalidad, tu fortaleza, tus debilidades, tus capacidades e incapacidades, tu destreza y las relaciones que tú tienes. Dios te ha creado con un cuerpo físico que se adapta perfectamente a esta tierra. Él te ha creado con una cantidad determinada de cabellos y latidos del corazón. Él sabe el número de tus días y los límites de tu potencial. Él te ha diseñado con facetas y dimensiones que ni siquiera te imaginas. Dios no te creó estático e inmutable. Te hizo, nos hizo, con la capacidad de crecer, desarrollarnos, cambiar y adaptarnos. Solamente el Creador no cambia; la gente cambiamos.

Envejecemos, y copiando al trovador “esto lo sé muy bien”, queramos o no. Transpiramos, aunque no queramos. Como parte de nuestra capacidad de crecer y cambiar, Dios nos ha dado el poder de la responsabilidad y tomar decisiones, así como ejercitar nuestra propia creatividad. Y nos ha dado la habilidad de cambiar lo que, con sabiduría de lo Alto, pensamos de nosotros mismos.

Por lo tanto, ya que no existe otro ser como tú, debes seguir adelante y ser tú y creer que es bueno para ti mismo. ¿Puedes mirarte en el espejo y decir ¡mira Diseñador esa maravilla en el espejo!?; ¿estás desarrollando todo lo que puedes de tu propia individualidad?; ¿te complace la persona que Dios ha diseñado en ti?; ¿te has felicitado alguna vez?; ¿deseas que algún otro te haga un cumplido?; ¿alguna vez has alabado a Dios por la forma en que te ha creado?; si no lo has hecho, ¡hoy es un buen día para empezar!, celebra el hecho de ser un modelo exclusivo, sí, exclusivo. No hay nadie como tú. 

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Desde el corazón - Somos diseñados exclusivamente