¿Qué está en juego con la mariología católica romana?

La mariología no está demasiado interesada en la enseñanza bíblica, sino que está envuelta en profundas aspiraciones del corazón que aparentemente no son satisfechas por la persona viva de Cristo.

05 DE ENERO DE 2019 · 22:30

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Este va a ser un Archivo Vaticano más personal, basado en algunas observaciones recogidas en los últimos doce meses. Después de escribir un libro sobre María, supe que iba a presentarlo en varias ocasiones, ante diferentes audiencias y que discutiría su contenido con numerosos teólogos católico romanos de toda Italia. Los libros son herramientas importantes para el diálogo, así que me preparé para entablar conversaciones serias en una variedad de entornos públicos. Y así sucedió. Durante el último año he tenido el privilegio de hablar de mariología muchas veces y en muchos lugares, de conocer a cientos de personas ansiosas de escuchar, de hacer preguntas y de desafiar mi libro.

La última presentación pública de este año tuvo lugar en la ciudad de Imola (no lejos de Bolonia, en el norte de Italia) hace sólo unas semanas. Esta experiencia me da la oportunidad de reflexionar sobre algunas oportunidades únicas que he tenido y sobre algunos aspectos comunes que he encontrado hasta ahora.

 

Debatir la mariología bajo el busto de mármol de Pío IX

En Imola, la presentación tuvo lugar en la impresionante sala del histórico Palacio Episcopal en presencia del obispo católico romano y de más de setenta personas, la mayoría de las cuales eran católicos comprometidos de esa ciudad. Imola es la ciudad donde Giovanni Maria Mastai Ferretti (1792-1878) había sido obispo desde 1828 antes de convertirse en el Papa Pío IX en 1846. Pío IX fue el Papa que promulgó el dogma de la inmaculada concepción de María (1854), la creencia vinculante para los católicos según la cual María fue preservada del pecado original, haciendo así que su persona sea única más allá del servicio  por el que Dios la escogió de dar a luz a Jesús. Pío IX fue también el Papa que convocó el Primer Concilio Vaticano (1870), que promulgó el dogma de la infalibilidad papal. Este mismo Papa emitió la dura encíclica "Nostis et Nobiscum" (1849), contra la difusión del protestantismo en Italia, y el "Syllabus of Errors"  [El Plan de Estudio de los Errores] (1864), con el que condenó el protestantismo como una forma ilegítima de cristianismo (Error  N. 18). 

Así que, hablar de María el 5 de diciembre (tres días antes de la fiesta de la Inmaculada Concepción de María) en la sala que el entonces obispo Mastai Ferretti había decorado y embellecido, con un busto de mármol de un austero e inquisitivo Pío IX que me miraba fijamente, en presencia del actual obispo católico romano de Imola, fue una experiencia espiritualmente fuerte. Bajo Pío IX comenzó la evangelización de Italia por los protestantes evangélicos; estos creyentes fueron contrariados, acosados y perseguidos de muchas maneras. Yo estaba allí y pude dar razones de la fe evangélica en un lugar del que se había deseado su eliminación.

 

Entre la teología y el afecto

Mi interlocutor fue un teólogo católico romano culto y respetado que enseña en varias universidades de Italia y de toda Europa. Había escrito doce páginas de notas en mi libro, demostrando que ciertamente lo había leído muy cuidadosamente. Después de mi charla presentando el retrato bíblico de María y las razones de la crítica evangélica a la mariología católico romana, y terminando con una invitación a volver a la Escritura para que la Biblia defina nuestra mariología, el teólogo católico explicó con gran ingenio la lógica católica del marianismo: aparentemente motivada por la exaltación de lo concreto de la encarnación del Hijo en la persona de Jesucristo, pero realmente desarrollada incorporando códigos afectivos y emocionales ligados a la maternidad, a la necesidad de proximidad humana, a la búsqueda de modelos de vida eminentes, a la idealización de la espiritualidad femenina, etc.

Me resultó aún más evidente que la mariología católica romana tiene su principal razón de ser en no buscar un fundamento bíblico (aunque la Biblia sea evocada retóricamente). Más bien, su fundamento es afectivo, emocional y maternal. Al final de la tarde, una monja, visiblemente agitada y disgustada, me preguntó públicamente: "En resumen, ¿cómo no vamos a rezar a María? ¡Ella es nuestra madre después de todo!" Aquí, de nuevo, en esta pregunta y en esta declaración se encuentra toda la mariología católico romana. La mariología no está demasiado interesada en la enseñanza bíblica, sino que está envuelta en profundas aspiraciones del corazón que aparentemente no son satisfechas por la persona viva de Cristo, quien ha restaurado la comunión con el Padre en el Espíritu Santo.

 

El fundamento preteórico de la mariología

He aquí otra lección que aprendí al final de esta gira de presentaciones sobre el libro de María. Aunque es de vital importancia para nosotros, los teólogos evangélicos, trabajar en la exégesis bíblica y la teología para desarrollar una mariología bíblica y corregir las desviaciones y las falsas enseñanzas sobre ella, tenemos que ser conscientes del hecho de que, histórica y teológicamente hablando, la mariología católico romana no se originó principalmente a partir de una lectura de la Escritura. Más bien, surgió de profundas inquietudes simbólicas y "maternas". Los argumentos exegéticos vinieron después para apoyar retroactivamente las devociones mariológicas y el afecto hacia ella. Esto quiere decir que para que la mariología católico romana sea desafiada y eventualmente socavada, tenemos que lidiar con asuntos más profundos que la exégesis. En mariología hay compromisos preteóricos de que la exégesis no se cruza o se cruza de manera secundaria. Incluso se podría argumentar que incluso si ganamos el argumento exegético, la mariología católica seguirá en pie porque su fundamento está en otra parte.

Al regresar de esta presentación, otro claro ejemplo de la base preteórica, profunda y emocional de la Mariología fue evidente en la liturgia oficial del Acto de Veneración que el Papa Francisco ofreció a María en la fiesta de la Inmaculada Concepción el 8 de diciembre de 2018 en Roma.  

 

Esta es la oración que él y la multitud hicieron:

 

Santa Madre de Dios, ruega por nosotros

Santa Virgen de las vírgenes, ruega por nosotros

Madre de Cristo, ruega por nosotros

Madre de la Iglesia, ruega por nosotros

Madre de la gracia divina, ruega por nosotros

Madre Purísima, ruega por nosotros

Madre Santísima, ruega por nosotros

Madre siempre virgen, ruega por nosotros

Madre Inmaculada, ruega por nosotros

Madre digna de amor, ruega por nosotros

Admirable madre, ruega por nosotros

Madre del buen consejo, ruega por nosotros

Madre del Creador, ruega por nosotros

Madre del Salvador, ruega por nosotros

 

Virgen prudente, ruega por nosotros

Virgen digna de honor, ruega por nosotros

Virgen digna de alabanza, ruega por nosotros

Virgen poderosa, ruega por nosotros

Virgen misericordiosa, ruega por nosotros

Virgen muy fiel, ruega por nosotros

Espejo de perfección, ruega por nosotros

Sede de la Sabiduría, ruega por nosotros

Por nuestra alegría, ruega por nosotros

Templo del Espíritu Santo, ruega por nosotros

Tabernáculo de gloria eterna, ruega por nosotros

Residencia consagrada de Dios, ruega por nosotros

Rosa mística, ruega por nosotros

 

Torre de la ciudad santa de David, ruega por nosotros

Fortaleza inexpugnable, ruega por nosotros

Santuario de la presencia divina, ruega por nosotros

Arca de la Alianza, ruega por nosotros

Puerta del cielo, ruega por nosotros

Estrella de la mañana, ruega por nosotros

Salud de los enfermos, ruega por nosotros

Refugio de los pecadores, ruega por nosotros

Consolador de los afligidos, ruega por nosotros

Ayuda de los cristianos, ruega por nosotros

Reina de los ángeles, ruega por nosotros

Reina de los patriarcas, ruega por nosotros

Reina de los Profetas, ruega por nosotros

Reina de los Apóstoles, ruega por nosotros

Reina de los mártires, ruega por nosotros

Reina de los confesores, ruega por nosotros

Reina de las vírgenes, ruega por nosotros

Reina de todos los santos, ruega por nosotros

Reina concebida sin pecado, ruega por nosotros

Reina asumida en el cielo, ruega por nosotros

Reina del Rosario, ruega por nosotros

Reina de la familia, ruega por nosotros

Reina de la Paz, ruega por nosotros.

 

Hay mucho compromiso preteórico en esta oración que sitúa a la mariología en el nivel más profundo de los afectos psicológicos, mucho más allá de los argumentos exegéticos y teológicos. Estos últimos son secundarios en el mejor de los casos.

Afortunadamente, ya no vivimos en el tiempo de Pío IX, y estamos agradecidos por ello. Si bien es necesario buscar todas las oportunidades para un diálogo respetuoso y una interacción amistosa con los amigos católico romanos, debe quedar claro que la mariología católico romana actual está todavía muy enmarcada y encapsulada en un entorno emocional que la hace difícilmente reformable de acuerdo con la Palabra de Dios.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Desde Roma - ¿Qué está en juego con la mariología católica romana?