Importancia de la oración en la misión: encuentro de Lausana España 2018

Nuestro Dios, el Señor de la misión, nos pide muchas cosas, pero sin postrarnos a los pies del Señor, no iremos a ninguna parte.

01 DE DICIEMBRE DE 2018 · 22:50

El grupo del Movimiento Lausana en España, en la última reunión. / Beatriz Garrido,
El grupo del Movimiento Lausana en España, en la última reunión. / Beatriz Garrido

“Nuestras necesidades son tan profundas, que no debemos cesar de orar hasta que estemos en el cielo” — Charles Spurgeon.

“La palabra de Dios es el alimento por el cual la oración es nutrida y hecha fuerte” — E. M. Bounds.

“La oración es un ejercicio de pasión; no de indiferencia” — R.C. Sproul.

“Si te amó, cuando estabas lleno de corrupción; ¿no escuchará tus oraciones ahora que te ha hecho heredero del cielo?” — Charles Spurgeon.

“La oración no es para cambiar los planes de Dios. Es para confiar y descansar en Su soberana voluntad” — Martin Lutero.

“Un cristiano que no ora es como un conductor de autobús que trata de empujar solo su autobús para sacarlo de un bache porque no sabe que Clark Kent está a su lado” — John Piper.

“Cuanto más entendemos la soberanía de Dios, nuestras oraciones son llenadas con agradecimiento” — R.C. Sproul.

“En la oración es mejor tener un corazón sin palabras que tener palabras sin un corazón” — John Bunyan.

“Si Dios hubiera contestado todas las oraciones tontas que he hecho en mi vida, ¿dónde estaría yo ahora?” — C.S. Lewis.

“Si realmente supiéramos quien es Dios y todo lo que nos ha dado en Cristo, nuestras vidas de oración serían muy diferentes que lo que son ahora” — R.C. Sproul.

“La oración es la forma que Dios ha señalado para que nuestro gozo sea cumplido, porque es el aire que produce el calor interior de nuestro corazón hacia Cristo. Si no hubiera aire, si no pudiéramos comunicarnos con él en respuesta a su Palabra, seríamos tremendamente desgraciados” — John Piper.

“Nada es muy grande o muy pequeño para traer ante Dios en oración” — R.C. Sproul.

“Si alguno de ustedes me preguntara por un epítome del cristianismo, yo le diría que eso se encuentra en una palabra: oración. Vive y muere sin orar, y tendrás que orar bastante cuando llegues al infierno” — Charles Spurgeon.

“¿No sientes el deseo ni la necesidad de hacerle peticiones a Dios? Entonces que Dios, en su inmensa misericordia, exponga tus miserias porque ¡un alma sin oración es un alma sin Cristo!” — Charles Spurgeon.

“La oración nunca puede ser un exceso” — Charles Spurgeon.

“Para la mayoría de nosotros la oración del Getsemaní es el único modelo. Mover montañas puede esperar” — C.S. Lewis.

“Nosotros oramos cuando no hay nada que podamos hacer, pero Dios quiere que oremos antes de toda cosa que hagamos” — Oswald Chambers.

“Esperar la respuesta a una oración es con frecuencia parte de la oración” — John Blanchard.

“La oración es el balbuceo entrecortado del niño que cree, el grito de guerra del creyente que lucha y el réquiem del santo agonizante que se duerme en los brazos de Jesús. Es el aire que respiramos, es la clave secreta, es el aliento, la fortaleza y el privilegio de todo cristiano” — Charles Spurgeon.

“Dime cuáles son las oraciones de un hombre y te diré cuál es el estado de su alma. La oración es el pulso espiritual” — J. C. Ryle.

“El secreto de la oración es orar en secreto” — Leonard Ravenhill.

Se cuenta una anécdota creo que real, que sé que muchos conoceréis bien. Se trata de alguien muy apreciado por muchos,  entre los cuales  se encuentra la que os está escribiendo; me estoy refiriendo a Charles Spurgeon:

En un domingo por la mañana, llegaron a la iglesia de “El príncipe de los predicadores” unos estudiantes. Era verano, y lo último que hacía era frío. Aquellos estudiantes no conocían a Spurgeon; pero él les invitó a entrar, y quería empecinadamente mostrarles “la caldera de la calefacción” de la iglesia. Aquellos estudiantes, llenos de juventud, calor y energía, no demostraron demasiado interés en conocer tal caldera; pero el pastor insistió, hasta que no les quedó más remedio que bajar las escaleras hasta llegar a dicha sala.

Cuando aquel pastor desconocido para aquellos estudiantes, abrió las puertas de la sala, todos pudieron ver a unas 700 personas de la iglesia, de rodillas, orando fervientemente por la reunión que iba a realizarse en unos momentos; después, aquellos estudiantes supieron quien era aquel pastor. Imagino que semejante escena y enseñanza, quedó grabada para siempre en sus corazones y fue una punta de lanza en sus futuros ministerios… Y después de tanto tiempo, llega hasta mi; sigue siendo desde hace años, una de esas piedras fundamentales de mi propio ministerio por la Gracia del Señor.

Me encanta el Movimiento de Lausana, y desde hace años que es para mi un auténtico placer asistir a sus encuentros anuales en nuestro país. Todo siempre está lejos desde esta esquina llena de mar que es mi ciudad, y más para pasar juntos 24 horas muy densas; pero os aseguro que lo esperaba con ilusión y pude disfrutar de absolutamente todo, hasta el último abrazo.

En muchos lugares, siempre ponen el nombre del ponente que va a tener a su cargo lo que sea. Aquí, no es lo habitual. Lo cierto es que sabiendo el nombre de quien sea, nos sentimos, sin pretenderlo, coaccionados a elegir una cosa u otra. Cuando tuve que elegir, simplemente me dieron los temas de los talleres, de mi dependía confiar en el Señor, y lo que quisiera hablarme a través de quien Él quisiera.

Normalmente soy bastante rápida en saber con certeza a donde quiero ir, y no suelo equivocarme. En esta ocasión lo tuve más que claro. Elegí un taller sobre “Evangelización, ética, y proselitismo en la misión”; eso me interesaba más que mucho y, como en muchas ocasiones, salto de la pantalla de mi ordenador algo que es tremendo y fundamental para mi… “La importancia de la oración en la Misión”.

Me encantó el taller del primer día y todo el resto, encontrarme con amigos y consiervos muy queridos, los abrazos, los saludos, las risas, y todo, absolutamente todo lo referente al encuentro; pero lo cierto es que ansiaba el taller del domingo, y no tenía ni idea de quien lo iba a dar. 

En el desayuno, el Señor me colocó frente a mi viejo y querido amigo y consiervo Jesús Caramés, “da terriña”, hoy Rector del Seminario de las Asambleas de Dios en Córdoba; y allí me enteré que él era quien iba a compartir lo de la importancia de la oración en la misión. Lo cierto es que me llevé una buena alegría, y agradecí al Señor su guía y ayuda.

Pensé que este tema iba a ser de suma importancia para muchos…... Cual fue mi sorpresa cuando pude comprobar que éramos muy poquitos. El profesor era bueno, y luego eramos algunos, poquitos; pero que nos entendimos enseguida y de bien diferentes edades. Eso es algo que siempre me encanta, enriquece, complementa y realmente fue una absoluta bendición.

El tema fue expuesto con excelencia por Jesús Caramés, y luego entramos a dialogar, para sacar las conclusiones pedidas, y compartir en otra reunión, para complementar otros temas.

Queridos lectores, yo salí de aquella reunión más que bendecida, al ser muy plural en edades, fue fantástico. Muchas veces nos empeñamos en separarnos de un modo drástico en edades, cuando, realmente es de una bendición infinita poder compartir y encontrarnos en algún punto. Fue reiterativa la frase….Bueno, somos poquitos como en los cultos de oración…. Pero me encantó cuando un muchacho muy joven pidió que en algún momento les dejaran a ellos llevar una reunión de oración, el hablar de cadenas de oración, trenes de oración, grupos de WhatsApp……… Estoy en una dad en la que puedo recordar las reuniones más que clásicas de oración, y cantar sin ningún tipo de complejos la última buena de Hillson… .Eso es saber ser tolerante, entendernos los unos con los otros, y llegar a un punto común. La…...  Lo que sea, nunca podrá ser lo mismo, sin la “caldera de oración”. Hay cosas que no cambian ni mueren. Puede cambiar el formato, pero no la esencia.

He disfrutado a tope de este encuentro, y de este taller de forma especial. Son tantas las veces que ponemos “El carro antes que los bueyes”… ¡¡No mis amados!!. Primero ora, y después, labora. Esta es mi experiencia que creo que puede ser corroborada por muchos. Tengo edad para recordar con mucho amor, y edad para soñar…. Soñar como siempre he hecho……… Nuestro Dios, el Señor de la misión, nos pide muchas cosas, excelencia, no proselitismo según el mundo lo entiende, pasión, fuego, arte mucho amor……. ; pero sin postrarnos a los pies del Señor, no iremos a ninguna parte.

Todo mi Amor en Aquel a quien sirvo con con pasión, con entrega y con oración; sabiendo que no podría nada sin Él…...¡Toda la honra y la gloria a su Santo Nombre!

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