Caminando con la caravana

Somos una iglesia global. El dolor de los hondureños es el dolor de todos los cristianos.

10 DE NOVIEMBRE DE 2018 · 13:50

Honduras. / Pixabay (CC0),
Honduras. / Pixabay (CC0)

Aquí en EEUU hemos seguido de cerca el avance de la caravana de refugiados de Honduras. Van avanzando a un paso lento, pero en pocos días llegarán los primeros integrantes a la frontera con EEUU. El plan de todos es de pedir refugio político en este país. Muchos de ellos cargan documentación detallada que demuestra que peligra su integridad física si se quedan en Honduras.

Las diferentes reacciones hacia la caravana reflejan intereses políticos, sociales, económicos y religiosos encontrados. El presidente Trump los describe como un grupo invasor y ha mandado soldados a la frontera para “proteger” al país de la invasión. También ha dicho que irá en contra de la ley actual y negará el asilo político a cualquier persona que entre en forma indocumentada.

La reacción en México ha sido muy diferente. El gobierno mexicano ha ofrecido considerar las solicitudes de refugio político de los que lo deseen pedir asilo en México y algunas personas han decidido solicitar refugio en ese país. La gente mexicana también ha acogido a la caravana. En muchos lugares han recibido albergue, alimento y agua. Esto demuestra un cambio significativo ya que los centroamericanos no siempre han sido bien recibidos en México en el pasado.

El pueblo de EEUU refleja varios sentimientos. Existen los que concuerdan con el presidente Trump. Pero la mayoría quiere una respuesta más humana. Son varias las organizaciones cristianas y no gubernamentales que ya están acompañando al grupo y que se están preparando para ayudarles en el proceso de pedir asilo político cuando lleguen a la frontera con EEUU. También hay muchos en el país que quisieran ver una solución, pero quieren que haya una regulación de la migración.

La situación hondureña es otra muestra de los que el autor Juan González (Harvest of Empire) llama la cosecha del imperio. Casi todos los casos de migración masiva hacia EEUU en el continente americano tienen que ver con políticas de EEUU en los países de origen. Honduras no es la excepción. El concepto “Banana Republic” (república bananera) nació en el trato de las bananeras de EEUU hacia Honduras. Los intereses de las bananeras crearon sistemas de injusticia estructural y justificaron el establecimiento de una gran base militar estadounidense en este país. EEUU ha avalado un montón de acciones injustas de los poderosos en ese país para proteger los intereses de las multinacionales.

La situación actual del narcotráfico y las pandillas también obedece a intereses de EEUU, aunque de forma más nefasta. El narcotráfico ha hecho de Honduras un puente a EEUU y crece por causa de los dólares generados en nuestro país. Honduras no tiene la infraestructura para combartir al narcotráfico. Y esos dólares, junto con la pandilleros deportados de EEUU, han creado una situación en que la justicia brilla por su ausencia. Muchas de las personas que están en la caravana han perdido seres queridos por rehusar las extorciones o por denunciar las injusticias. Otros del grupo están amenazadas por las acciones de sus familiares.

¿Cómo hemos de responder a la caravana actual y a las que probablemente le seguirán? En cierta sentido participar en la caravana es una medida de presión. Es un grito al mundo: “¡Miren, admitan, respondan!” Para otros es un acto de desesperación. “Me han quitado todo. Si me aceptan puede haber esperanza. Si me matan…” Pero también es un acto de esperanza, de creer que puede haber otro futuro.

¿Cómo vamos a responder? Por un lado tenemos que caminar con los que sufren. La gran mayoría de los que vienen en la caravana están huyendo institucional y estructural. No podemos ignorar su clamor. Pero eso también nos obliga a confrontar las estructuras de injusticia. Nuestro país ha sido parte del problema de Honduras. Nosotros también tenemos que ser parte de la solución. Esto implica confrontar nuestras propias injusticias y trabajar para que haya cambios profundos.

Como cristianos también tenemos que recordar que somos una iglesia global. El dolor de los hondureños es el dolor de todos los cristianos. Podemos tener diferentes maneras de tratar de resolver el problema, pero no podemos actuar como que ellos no son nuestros hermanos, ni que su situación no nos debe mover a nosotros.

Y por eso caminamos con la caravana. Nosotros también somos peregrinos. Nosotros también buscamos la promesa. Nosotros también creemos en el futuro de Dios. Nosotros reconocemos que Cristo habría caminado con los de la caravana. Así que, allí también vamos nosotros.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Caminando con el pueblo - Caminando con la caravana