Bienaventurados los pacificadores

En medio del dolor, el temor, el odio y el racismo.

03 DE NOVIEMBRE DE 2018 · 17:30

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Esta semana pasada EEUU se encontró de luto profundo. Tuvo que lidiar con la violencia pública, de nuevo. Por un lado sufrimos la matanza anti-semita más grande de la historia de EEUU, en la masacre de once personas en una sinagoga en Pittsburgh. Pero también se mataron a dos personas afro-americanas en una tienda de abarrotes en el estado de Kentucky por razones claramente racistas. También recibimos la noticia de una serie de bombas enviadas a personas identificadas como “enemigas” del presidente Trump. Las personas que cometieron estos actos dejaron declaraciones fuertemente racistas, anti-semitas o anti los “enemigos” políticos.

Todo esto se está dando en medio de una campaña política que tiene el racismo como uno de los mensajes subliminales. Por un lado, hay un número alto de personas minoritarias como candidatos en las campañas y existe la posibilidad de ver electo la generación más culturalmente diversa de líderes políticos en la historia de EEUU. Parece existir un entusiasmo creciente en algunos círculos minoritarios por la posibilidad de tener una voz más fuerte en la política nacional. Por otro lado, en algunos estados se han dado casos de la supresión de votos, casi todos de personas minoritarias, de parte de oficiales blancos que buscan limitar el voto minoritario.

En la campaña se ha utilizado la migración como tema de ataque. Se está acusando a los potenciales refugiados que vienen de Centroamérica de ser invasores, aunque todos pretenden llegar para pedir asilo político. El presidente también ha dicho que quiere quitar el derecho de ciudadanía por nacimiento (jus soli), algo que es una enmienda a la constitución aprobada para garantizar que los ex-esclavos de raza negra no se les negara la ciudadanía después de la guerra civil del siglo 19. Es claro que no puede imponer este cambio, pero crea un sentir de que su fin es limitar la presencia latina en el país.

Estamos un ambiente electoral de temor y confrontación. Cada lado está seguro de que si gana el otro será un desastre. Pero detrás de esto está la realidad de los cambios culturales y demográficos que se están dando en el país y el temor que está causando en algunos círculos.

Estamos viviendo tiempos de cambio y de inseguridad. Es fácil vivir en el temor y permitir que el temor sea nuestra motivación principal. Es fácil caer en la trampa de la xenofobia y culpar a “los otros” de todos los males del país. Es fácil temer y perder la esperanza en el Dios que sigue obrando en nuestro mundo. Sin embargo, nuestro Dios nos invita a reconocer que El sigue siendo Señor de la creación y que sus propósitos se cumplirán, no por partidos políticos, sino por su Espíritu Santo.

En vez de permitir que el temor nos aleje del otro y que justifique hacer acusaciones falsas contra la persona que tememos, el evangelio nos invita a ser pacificadores. Dios nos llama a denunciar el pecado del racismo, a proteger al vulnerable, a cuidar del extranjero y no atacarlo. También somos llamados a predicar las buenas nuevas de reconciliación en Cristo. Que el Señor nos llame bienaventurados por buscar el bien de todos en nuestro país y no sólo de los que se parecen a nosotros.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Caminando con el pueblo - Bienaventurados los pacificadores