Una carroza en el desierto

La visión es de una carroza real muy bella que atraviesa un desierto y que va custodiada.

09 DE SEPTIEMBRE DE 2018 · 06:10

Foto: Pixabay.,
Foto: Pixabay.

El último de los simbolismos del amor lo encontramos en Cantares 3:6-11.

“¿Quién es esta que sube del desierto como columna de humo, sahumada de mirra y de incienso. Y de todo polvo aromático? He aquí es la litera de Salomón; Sesenta valientes la rodean, De los fuertes de Israel. Todos ellos tienen espadas, diestros en la guerra; cada uno con su espada sobre su muslo, Por los temores de la noche. El rey Salomón se hizo una carroza, de madera del Líbano. Hizo sus columnas de plata, Su respaldo de oro, Su asiento de grana, Su interior recamado de amor. Por las doncellas de Jerusalén. Salid, oh doncellas de Jerusalén, y ved al rey Salomón con la corona con que le coronó su madre en el día de su desposorio, Y el día del gozo de su corazón”.

La Versión Moderna traduce el verso “su interior recamado de amor” por “su interior tapizado de amor”.

El término que se emplea en el original hebreo es más claro aún: “su interior encendido de amor”.

Se está refiriendo a las vivencias que se devienen en la esfera de la intimidad del ser, los sentimientos más profundos y vinculantes que encienden el corazón de aquellos que se aman hasta conseguir, en la unión con “el otro” la máxima realización posible.

También la carroza es un símbolo de protección. “¿quién es esta que sube del desierto?”.

La visión es de una carroza real muy bella que atraviesa un desierto y que va custodiada, asegurándose así un refugio, un amparo, sobre todo ante los temores de la noche.

El desierto es figura –y así aparece en diversos lugares de la Biblia– del mundo en el que tenemos que devenir nuestra existencia (Isaías 14:16-17).

La carroza, es pues, un símbolo de protección del calor, de refugio de los temores de la noche y de los diversos peligros que en la misma se pudiesen dar.

La carroza es también un lugar de provisión y de descanso; en este sentido el término litera, también se puede traducir por lecho.

En la relación del alma con Dios, el amor divino debería suponer una protección, un refugio, una provisión y un descanso.

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