Cristo aún toca a nuestra puerta

Dondequiera que haya un corazón cerrado, ahí está el Cristo que toca y pide entrada.

29 DE JULIO DE 2018 · 21:00

Milkovi / Unsplash,puerta cerrada, cadena puerta
Milkovi / Unsplash

Con el presente artículo, termino esta serie en la que he abordado el mensaje a las siete iglesias en Apocalipsis.

Acabo con una brevísima reflexión de un conocido texto: Apocalipsis 3:21.

He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.

Dondequiera que haya un corazón cerrado, ahí está el Cristo que toca y pide entrada.

En un sermón navideño en Barcelona (1928), Dietrich Bonhoeffer señaló que Cristo nos llega en cada prójimo; ese Otro "es la llamada que nos dirige Dios... He aquí la máxima seriedad y la máxima bienaventuranza del mensaje de Adviento: Cristo está ante la puerta, vive entre nosotros en forma humana".

A nosotros nos toca abrirle o cerrarle la puerta.[6]

En las palabras del gran poeta Lope de Vega:

¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?

¿Qué interés se te sigue, Jesús mío,

que a mi puerta cubierta de rocío,

pasas la noche del invierno oscuras?

¡Oh cuánto fueron mis entrañas duras,

pues no te abrí!  ¡Qué extraño desvarío

si de mi ingratitud el hielo frío

secó las llagas de tus plantas puras!

Cuántas veces el ángel me decía:

"¡Alma, asómate ahora a la ventana,

verás con cuánto amor llamar porfía!"

¡Y cuántas, hermosura soberana:

"Mañana le abriremos", respondía,

para lo mismo responder mañana!

 

NOTA A PIE DE PÁGINA

[6] E. Bethge, Dietrich Bonhoeffer (Bilbao: Desclée 1970) p.168.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Bene studere - Cristo aún toca a nuestra puerta