Cristo, poder absoluto compartido

Aunque el poder de Cristo es absoluto, Cristo no es un gobernante absolutista.

14 DE JULIO DE 2018 · 15:00

Max Bender / Unsplash,Ciudad noche, ciudad nocturna
Max Bender / Unsplash

Decíamos la pasada semana que es muy significativo que la carta a Tiatira (2.26-28) y la de Laodicea (3.21) terminan en forma muy parecida.  A los vencedores de Tiatira Cristo les promete autoridad sobre las naciones; a los de Laodicea, subir al trono con él.

Esta última promesa a los vencedores concluye apropiadamente todo el mensaje de las siete cartas: el Crucificado ha vencido y reina por los siglos de los siglos (Salguero 1965:365).  Y comparte su poder plenamente con aquellos que, como él, habrán vencido mediante su fidelidad hasta lo último.

Su poder es absoluto, irrestricto (2.26s), pero lo comparte con todo su pueblo fiel (2.26; 3.21).

Su gobierno es plenamente participativo.

Aunque el poder de Cristo es absoluto, Cristo no es un gobernante absolutista.

Algunos han malentendido las expresiones "gobernar con puño de hierro" y "hacer [a las naciones] pedazos como a vasijas de barro" (2.27) para interpretar el reino de Cristo como una dictadura.  Ambas expresiones, citadas de Sal 2.9, describen la totalidad de su victoria, no el estilo de su gobierno.

Sobre todo en el reino venidero, tales descripciones no tendrían ningún sentido (Caird 1966:46).  Son metáforas hebreas traídas al NT en la cita de un clásico texto mesiánico.

Lo que realmente sorprende es el esquema de poder compartido que enseña el NT, y especialmente el Apocalipsis.  Cristo nos empodera a todos, convirtiéndonos en reyes (poder político) y sacerdotes (poder religioso).

Lejos de permitir que su trono lo aleje de su pueblo, él trae el pueblo al trono para reinar juntamente con él.  Será la realización perfecta de un sistema social participativo.

Aparentemente el reino mesiánico no va a dividirse en gobernados y gobernadores; todos habrán de gobernar en conjunto.

Será todo lo contrario de un autoritarismo o una dictadura mesiánica. Aunque no podemos visualizar muy claramente tal ordenamiento social, la enseñanza novotestamentaria es inconfundible (2 Tm 2.12; Lc 22.29s; Mt 19.28 y muchos pasajes del Apoc; cf Rm 5.17).

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