¿‘Cristianos’ o ‘hijos de Dios’?

Ocupémonos en descubrir el efecto del nominalismo en las iglesias locales en tanto familias de fe, y en los creyentes viviendo como sal y luz en el mundo, para actuar en consecuencia.

14 DE JULIO DE 2018 · 20:55

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En medio del presente caos global, como los que cíclicamente vive la Humanidad, tenemos sobrados motivos para dar gracias a Dios. Pues a la larga lista de hechos que muestran la infinita fidelidad divina bien podríamos agregar esta ponencia del grupo de cuarenta hermanos que se reunió en respuesta al llamado de Dios, en Roma, el pasado mes de marzo. Como ellos mismos lo expresaran “Hemos hecho eso en ‘el espíritu de Lausana’ de oración, estudio, asociación, esperanza y humildad, y con un renovado sentido de la urgencia de cumplir con la tarea que el Señor Resucitado ha dado a su iglesia.” El grupo tuvo com meta plasmar un “enfoque renovado en el tema clave del testimonio cristiano entre los cristianos nominales.” (01)

El documento me anima a compartir este deseo: ¡Ojalá en los próximos equipos de trabajo de Lausana se sumasen mucho más que las cinco hermanas que revistaron en este! Estoy persuadido que si los organizadores del encuentro se lo propusiesen, bastaría con buscarlas para encontrarlas. En clara oposición al espíritu de militancia feminista secular, este deseo nace de la obra del Espíritu de Dios tal como nos fue revelada en la pluma del Apóstol Pablo: “nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros (...) Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni mujer, porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús (...) donde (…) Cristo es el todo y en todos.” (02)  

Por lo expresado, considero de suma importancia leer a fondo este documento que ataca al corazón mismo de la idolatría del número; este dios implacable que confunde ‘cristiano’ con ‘nueva criatura’ y cultura antropocéntrica con la vida centrada en Jesucristo. 

En esta serie de artículos que comenzamos nos ocuparemos en las enseñanzas bíblicas que dan fundamento al documento, enfocadas desde el nivel de una iglesia local. Es un hecho que no existen dos iglesias locales iguales, pero todas están formadas por creyentes deseosos de vivir conforme a la Palabra de Dios. Ocupémonos en descubrir el efecto del nominalismo en las iglesias locales en tanto familias de fe, y en los creyentes viviendo como sal y luz en el mundo, para actuar en consecuencia.

 

¿A quiénes se llama ‘cristianos’ en la Biblia?

 

Para responder este interrogante conviene que investiguemos el contexto en que se utilizó por vez primera el vocablo ‘cristiano’.

Analizando el capítulo once del libro de Hechos el médico Lucas, su autor, nos informa que había en Antioquía una iglesia iniciada por judíos convertidos a Cristo provenientes de Jerusalén, de donde habían huido a causa de la feroz persecución que siguió al martirio de Esteban; y que esos creyentes anunciaban a Cristo solo a los judíos. También, que había en esa iglesia otros llegados de Chipre y Cirene que anunciaban el Evangelio de Cristo también a los griegos. 

Como conclusión, nos informamos que “la mano del Señor estaba con ellos, y gran número creyó y se convirtió al Señor.” (03) 

 

¿Qué sabemos acerca de la ciudad de Antioquía? 

Antioquía, fundada 3 siglos antes de nuestra era a ambas lados del río Orontes, y a 25 km. del Mar Mediterráneo, ocupaba en el Imperio Romano el tercer lugar en importancia, luego de Roma y Alejandría. En los días de la naciente iglesia es posible que contase con cerca de medio millón de habitantes entre colonos griegos y sirios, Siendo sede de la administración de la provincia romana de Siria se convirtió en un gran centro cultural y en “puente” comercial entre Oriente y Occidente. Se hizo famosa también por la liberalidad y frivolidad de sus habitantes.

¿Quiénes acuñaron el término ‘cristiano’ y lo usaron por primera vez? 

Nos dice Lucas que la iglesia en Jerusalén envió a “un varón bueno, lleno del Espíritu Santo y de fe” de nombre Bernabé, para que informase acerca de lo que estaba ocurriendo en la iglesia en Antioquía. Viendo en ese lugar cosmopolita a la mano de Dios obrando Bernabé se gozó y le alabó; y como la iglesia se extendía, pronto necesitó pedir una ayuda desde las cercanías.

“Después fue Bernabé a Tarso en busca de Saulo; y cuando lo halló, lo llevó a Antioquía. Se congregaron allí todo un año con la iglesia, y enseñaron a mucha gente. A los discípulos se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía.” (04) 

Este es el primero de los tres versículos en los que aparece el nombre con el que se designó a los discípulos de Jesucristo. Es evidente que no se llamaron a sí mismos sino que ‘se los llamó’ de esa manera. Resulta oportuno preguntarnos:

¿Fue un acto de reconocimiento a la influencia social de los seguidores de Jesucristo? ¿O quizás un modo peyorativo por el hecho que eran discípulos de un maestro ya fallecido al que consideraban aún vivo? No lo sabemos. La Biblia no lo explica.

Lo que sabemos es que frente a la autoridad romana y del rey puesto por ella en esa provincia Pablo predica el poder de Dios que hace plenamente libre a quien oye el Evangelio. El rey, tras escuchar la inspirada exposición de boca del prisionero Pablo, es quien usa – por segunda vez en el NT – el vocablo en cuestión:

“Entonces Agripa dijo a Pablo: —Por poco me persuades a hacerme cristiano.” (05) 

Pero Pablo no intentó aprovechar esta declaración para identificarse como ‘cristiano’. Todo lo contrario su valiente respuesta fue:

“—¡Quisiera Dios que por poco o por mucho, no solamente tú, sino también todos los que hoy me oyen, fuerais hechos tales cual yo soy, excepto estas cadenas!” (06) 

En una escena cargada de paradojas el Apóstol declara haber sido hecho un ser libre a pesar de las cadenas que lo sujetan como a un delincuente. A pesar de ser rey, Agripa no tenía la facultad de hacerse a sí mismo un mensajero de Cristo. Su capacidad humana solo le alcanzó para ver en su prisionero a un ‘cristiano’. Que Pablo no aceptó ese nombre para sí mismo es evidente: jamás leemos que el Apóstol se presentase como ‘cristiano’ a lo largo de su vida de servicio a su Señor.

Llama la atención que fuese el Apóstol Pedro quien lo mencionase cuando escribe la primera de sus cartas. Esta es la única vez que lo hace, y la tercera y última que aparece en el NT:

"Amados, no os sorprendáis del fuego de la prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciera. Al contrario, gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría. 

Si sois ultrajados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros. Ciertamente, por lo que hace a ellos, él es blasfemado, pero por vosotros es glorificado. 

 Así que, ninguno de vosotros padezca como homicida, ladrón o malhechor, o por entrometerse en lo ajeno; pero si alguno padece como cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios por ello. Es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios?” (07) 

Pedro está revelando a los creyentes el motivo por el cual sufren penurias. Les hace ver que el fuego de la prueba vino sobre ‘la casa de Dios’ para gozarse de participar ‘de los padecimientos  de Cristo’. Que recibir el nombre de ‘cristiano’ no debe ser tomado como un delito; pues el nombre de Cristo es glorificado en ellos, mientras es blasfemado en quienes les ultrajan.

Estas reflexiones en el presente nos llevan a señalar como un hecho que la cantidad es el motor de una nueva cultura asociada al ‘tener’ antes que al ‘ser’.  Se cae en el reduccionismo de asociar abundancia con lo bueno y escasez con lo malo. La calidad queda así relegada a un segundo plano; o simplemente es ignorada. 

Sirva pues lo que antecede como introducción a la misión de la iglesia para con el nominalismo (08) cristiano. En adelante enfocaremos la tarea de la iglesia local frente al extendido uso del término ‘cristiano’, su significado real, y su relación con los conceptos de hijos de Dios, cantidad y calidad. 

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Notas

Ilustración: logo del Movimiento de Lausana. Información: https://www.lausanne.org/es/

01. http://protestantedigital.com/sociedad/45098/Movimiento_Lausana_La_mision_a_los_cristianos_nominales_es_una

_prioridad_urgente. Ver la traducción al castellano del documento realizada por este autor, entrando en: https://www.facebook.com/photo.php?fbid=10156536840628887&set=pcb.226115604879908&type=3&theater&ifg=1

02. Romanos 12:5; Gálatas 3:28; Colosenses 3:11.

03. Hechos 11:21.

04. Ibíd. 25,26.

05. Ibíd. 26:28.

06. Ibíd. 29.

07. 1ª Pedro 4:12-17.

08. Término acuñado por Guillermo de Ockham (c. 1280/1288-1349) fraile franciscano, filósofo y lógico escolástico inglés, oriundo de Ockham, un pequeño pueblo de Surrey, cerca de East Horsley. Como miembro de la Orden Franciscana dedicó la vida a la pobreza extrema. Murió a causa de la peste negra. Se le conoce principalmente por la Navaja de Ockham, un principio metodológico, y por sus obras significativas en lógica, medicina y teología. Definió al nominalismo diciendo: Sólo los individuos existen, más que los universales, esencias o formas supraindividuales. Los universales son producto de la abstracción de individuos por parte de la mente humana y no tienen existencia fuera de ella. Los nombres son nombres de conceptos, que sí existen, aunque sólo en la mente. 

Las iglesias locales sufren por los que se van después de compartir un tiempo; o los que solo vienen a algunas de las reuniones de la familia de fe. Y se llama ‘nominales’ a esos creyentes que parecieran tener dos vidas: la de entre semana y la del domingo.

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