Humanos, pero con corazones sanguijuelas

"La avaricia es un pozo sin fondo que agota a la persona en un esfuerzo interminable por satisfacer sus necesidades, sin llegar nunca a conseguirlo. La avaricia y la paz se excluyen mutuamente.” Erich Fromm
 

09 DE JUNIO DE 2018 · 09:00

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En esta serie (01) sobre las diez características de los injustos que no heredarán el reino de Dios, toca hoy comentar la sexta. El tema de la avaricia no es nuevo para mí. Desde que tengo uso de razón vengo luchando con mis deseos (y los de otros) de acaparar por el solo placer de retener, ostentar y no compartir. En los años 70s tuve el privilegio de conocer al Profesor Ernst Friedrich ‘Fritz’ Schumacher (02); célebre por su pionero enfoque de la sostenibilidad este generoso pedagogo viajó por el mundo enseñando nuevos enfoques de generación de energía. Previno sobre los peligros de agotar los recursos no renovables, como el carbón y el petróleo, que polucionan la atmósfera con su uso. Urgió sobre la conveniencia de emplear con sabiduría y a escala humana los recursos renovables y limpios, como el sol, el viento y el agua.

El recordado fundador del Grupo de Desarrollo de Tecnología Intermedia (ITDG) (03) de Londres fue el precursor de un drástico cambio de paradigmas; llamó ‘los que regresan al hogar’ a los que ponen la tecnología al servicio del hombre, y usan la economía como si la gente importase. Y llamó ‘los de la estampida de adelante’ a los avaros que buscan ser los primeros en llegar cada vez más rápido a una producción cada vez más grande, con un coste ecológico cada vez mayor, sin tomar en cuenta la escasez que dejan como herencia a las generaciones futuras.

“La codicia y la envidia demandan un continuo e ilimitado crecimiento económico de naturaleza material, sin consideración por la conservación, y este tipo de crecimiento de ninguna manera puede adecuarse a un entorno finito” – es una de sus frases medulares (04).

En julio de 1987 - en plena Guerra Fría - fui invitado a hablar en el XVI Congreso Mundial organizado por la Unión Internacional de Arquitectos (UIA) en Inglaterra. Auspiciado por el grupo ‘Arquitectos por la Paz’ del Reino Unido hablé en esa oportunidad sobre la desgraciada guerra de las Islas Malvinas (05) (Falkland Islands para los británicos) librada en el Atlántico Sur. Bajo el título ‘Los Avaros versus los Pacificadores’ hice referencia a la responsabilidad que tuvieron los multimillonarios dueños de la poderosa industria armamentista. Fueron ellos, sin lugar a dudas, los que apoyaron esa cruel confrontación como parte de su tan lucrativo como mortífero negocio. Nada ha cambiado desde entonces; los sucesores de aquellos avaros se han multiplicado, y auspician todo nuevo enfrentamiento armado en algún lugar del mundo.

La Biblia es estricta respecto de la ‘avaricia’. En la primera de nueve citas, el AT muestra a Moisés abrumado por tener que atender las disputas generadas por los siempre problemáticos israelitas. Jetro, su suegro, le aconseja una manera de hacer justicia, trabajando en equipo:

“Escoge tú de entre todo el pueblo a hombres virtuosos, temerosos de Dios, hombres veraces, que aborrezcan la avaricia, y ponlos sobre el pueblo como jefes de mil, de cien, de cincuenta y de diez.” (06)

La segunda vez, refiere al profeta Samuel, ya cargado de años, cuando delega en sus dos hijos la tarea de juzgar al pueblo de Israel. Sin embargo, estos no se comportarían como su padre; y caerían en desgracia:

“Pero no anduvieron los hijos por los caminos de su padre, sino que se dejaron llevar por la avaricia, dejándose sobornar y pervirtiendo el derecho.” (07)

Por su parte, el autor del salmo más largo sabe que Dios puede ayudarle a priorizar los hechos divinos por sobre los intereses materialistas. Por eso le ruega usando un drástico contraste:

“Inclina mi corazón a tus testimonios y no a la avaricia.” (08)

Salomón, el sabio rey, tres milenios atrás parece haber sabido lo que pasaría hoy en España y otros países, cuando anticipaba: “El gobernante falto de entendimiento multiplicará la extorsión, pero se prolongarán los días del que aborrece la avaricia.” (09)

El profeta Jeremías describe como nadie el olvido de Dios por parte de todos los moradores de la tierra. Les muestra a los habitantes de Israel que ellos siguieron al mundo olvidando a Dios. Por eso Jehová de los ejércitos, que siempre los protegió de sus enemigos, ahora los castigará por su tenaz desobediencia.

“Desde el más chico de ellos hasta el más grande, cada uno sigue la avaricia; y desde el profeta hasta el sacerdote, todos son engañadores. Curan la herida de mi pueblo con liviandad,
diciendo: ‘Paz, paz’, ¡pero no hay paz! (…) Por tanto, daré a otros sus mujeres, y sus campos a quienes los conquisten; porque desde el más pequeño hasta el más grande, cada uno sigue la avaricia; desde el profeta hasta el sacerdote todos practican el engaño.” (10)

Como podemos apreciar en Israel la avaricia había hecho estragos. Y el profeta habla de parte de Dios a Salum, hijo de Josías (el último rey de Judá que hizo lo bueno a ojos de Jehová) para advertirle de las tremendas consecuencias de no reinar con justicia: “Mas tus ojos y tu corazón no son sino para tu avaricia, para derramar sangre inocente y para oprimir y hacer agravio.” (11)

Pueblo rebelde en extremo, Israel no podía soportar la admonición divina enviada por boca de sus profetas. Siempre reaccionó desobedeciendo a Dios, apedreando a Sus profetas y matando a Sus enviados. Esa actitud no era más que el anticipo del magnicidio que ejecutarían en el Mesías a ellos prometido por Dios. (12)

Ya en el NT nos enteramos que los descendientes de los esclavos que optaron por salir de Babilonia para instalarse en Palestina, no habían abandonado su maldad. El Maestro de Galilea se los hace ver sin tapujo alguno al enseñarles que no es lo que entra desde fuera lo que contamina al hombre sino lo que sale desde su interior. (13)

Por eso a los que querían oírle les alienta protegerse del engaño, diciéndoles:

“Mirad, guardaos de toda avaricia, porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.” Y con una parábola les marca el horrible final del “que hace para sí tesoro y no es rico para con Dios”. (14)

Tanto el apóstol Pablo, como el apóstol Pedro continúan este tema de la avaricia en línea con el magisterio de Jesús. El enviado a los gentiles comienza su carta a los creyentes en Roma, definiendo la condición de una humanidad rebelada contra Dios y movida por la injusticia:

“La ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad (…)  Como ellos no quisieron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente depravada, para hacer cosas que no deben. Están atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y perversidades. Son murmuradores, calumniadores, enemigos de Dios, injuriosos, soberbios, vanidosos, inventores de males, desobedientes a los padres, necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia. Esos, aunque conocen el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican.” (15)

Conocedor de la corrupción que domina el mundo Pablo también escribe una carta a los que se congregaban en Éfeso. En un estilo que lo muestra como a un padre amoroso cuidando de sus hijos, el apóstol les alienta a vivir contra toda corriente mundana. Destaco del maravilloso capítulo 5 el consejo práctico que les da a los efesios, en el que incluye a la avaricia:

“Pero fornicación y toda impureza o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos.” (16)

Lo mismo enseña por carta a los miembros de la iglesia en Colosas:

“Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría.” (17)

Notemos: aconseja que ni siquiera se mencione la avaricia, e insta a deshacernos de ella; pues de no eliminarla de nosotros seríamos iguales a los idólatras que con ella suplantan a Dios. En su primera carta a los de Tesalónica, Pablo pone de testigo a Dios para declarar que él y sus colegas no cumplen su misión evangelística con intereses ocultos de ganancias deshonestas:

“Porque nunca usamos de palabras lisonjeras, como sabéis, ni encubrimos avaricia. Dios es testigo.” (18)

El apóstol Pedro, enviado a los judíos, complementa a Pablo en este tema de crucial actualidad cuando pululan falsos maestros, que se mueven como lobos rapaces en el rebaño de ovejas. A ellos se refiere cuando los describe:

“Llevados por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya hace tiempo la condenación los amenaza y la perdición los espera.” (19)

Por eso, el escritor de la epístola a los hebreos, insta a los justificados por la fe a tener costumbres diametralmente diferentes a las de los avaros, tanto religiosos como paganos:

“Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora, pues él dijo: ‘No te desampararé ni te dejaré.’” (20)

Roguemos a nuestro Padre que nos sostenga cuando seamos tentados por la avaricia, esa diosa que quiere vernos “haciendo lo que sea que te apetezca cuando lo desees, y agarrando lo que sea que te atraiga.” Que nuestro Padre nos libre del mal, y no permita que vivamos carnal y materialmente en avaricia; pues “esa es una vida moldeada por las cosas y los sentimientos en lugar de por Dios.” (21)

 

Notas

Ilustración: las sanguijuelas son una clase de filo anélidos, hirudíneos marinos, terrestres y arborícolas; en su gran mayoría son especies de agua dulce. Su desarrollada elasticidad y flexibilidad es sorprendente. Son depredadores y se alimentan de pequeños gusanos, gasterópodos, crustáceos, larvas, renacuajos, alevines, etc., con capacidad de tragar entera una lombriz tan larga como ellas. Su longevidad media es de 27 años. Su voracidad es descrita en el libro de Proverbios del Ry Salomón. “La sanguijuela tiene dos hijas que dicen: ‘¡Dame! ¡dame!’ Tres cosas hay que nunca están hartas, y aun la cuarta nunca dice: ‘¡Basta!’: el seol, la matriz estéril, la tierra, que no se sacia de agua, y el fuego, que jamás dice: ‘¡Basta!’” (Proverbios 30:15,16). La frase del copete se debe a Erich Seligmann Fromm (1900 -1980) fue un destacado psicoanalista, psicólogo social y filósofo humanista de origen judío alemán. Fue uno de los principales renovadores de la teoría y práctica psicoanalítica a mediados del siglo XX.

01. http://protestantedigital.com/magacin/44796/La_correccion_es_buena_si_comienza_en_casa

02. E. F. ‘Fritz’ Schumacher (1911 – 1977) fue un intelectual y economista alemán que tuvo una influencia a nivel internacional con un trasfondo profesional como estadístico y economista en Inglaterra.

03. La tarea del ITDG es continuada por los descendientes de su fundador: https://practicalaction.org/

04. ‘Lo Pequeño es Hermoso’, F.E.Schumacher, página 274. Akal, ISBN:978-84-460-3217-5 (Trad. Oscar Margenet)

05. Enfrentamiento bélico entre la República Argentina y el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte que tuvo lugar en las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur entre el 2 de abril y el 14 de junio de 1984.

06. Éxodo 18:21.

07. 1ª Samuel 8:1 - 3.

08. Salmos 119:36.

09. Proverbios 28:16.

10. Jeremías 6:13; 8:10; comparar con Ezequiel 22:13; 33:31.

11. Ibíd. 22:17.

12. Mateo 23:37; Lucas 13:34.

13. Marcos 7:22.

14. Lucas 12:15-21.

15. Romanos 1:18; 28 -32.

16. Efesios 5:3.

17. Colosenses 3:5.

18. 1ª Tesalonicenses 2:5.

19. 2ª Pedro 2:3.

20. Hebreos 13:5. Esa mención refiere a Josué 1:5, cuando ‘Jehová de los ejércitos’ alienta a Josué frente a la epopeya de entrar a la tierra prometida a Abraham, Isaac, Jacob y a todo verdadero israelita; cosa que no le fue permitida a Moisés, a pesar de haberles sacado de Egipto. Solo le fue permitido verla desde lejos.

21. Colosenses 3:5-8. Traducido por este autor de la versión ‘The Message’ por Eugene H. Peterson.

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