¿Hay en el cielo ateos? Según el papa Francisco sí

La idea de que toda persona es hija de Dios significa que todas serán al final salvas, emborronando la distinción entre naturaleza y gracia, y entre ser una persona creada y una persona salva.

  · Traducido por Rosa Gubianas

12 DE MAYO DE 2018 · 15:00

Francisco durante su visita a Brasil en 2013. / Samilla Luz,
Francisco durante su visita a Brasil en 2013. / Samilla Luz

Durante las últimas semanas se ha visto al Papa Francisco atrayendo la atención de los medios de comunicación debido a unas declaraciones que suenan controvertidas incluso entre los círculos católico romanos. Recientemente se expresó usando un lenguaje ambiguo -por decir lo menos- con respecto a la existencia del Infierno para aquellos que no creen. La oficina de Prensa del Vaticano respondió rápidamente a la polémica, diciendo que las palabras del Papa sobre el Infierno no deberían “ser consideradas como una fiel transcripción de las palabras del Santo Padre”. Al hacerlo, el Vaticano hizo un ajuste periodístico, pero no se pudo aclarar la enseñanza real del Papa sobre el Infierno.

Más recientemente (el 15 de Abril de 2018) el Papa Francisco afirmó que los ateos llegan al Cielo, reforzando así la impresión de que sus opiniones sobre la otra vida son algo torpes en comparación con los puntos de vista estándar bíblicos. Ambas afirmaciones, en realidad, tienen que ver con el destino eterno de las personas, el primero sugiere la posibilidad de la aniquilación (es decir, el alejamiento del alma) y el último implica una forma de universalismo (o sea, todos serán finalmente salvos independientemente de su fe en Cristo).

 

“PUEDES ESTAR SEGURO, ESTÁ EN EL CIELO CON ÉL”

Este comentario público hecho por el Papa se dio en el contexto de una visita realizada a una parroquia en los suburbios de Roma. Mientras se reunía con los chicos y respondía a sus preguntas, un muchacho se acercó llorando, y le contó al Papa la historia de su padre recientemente fallecido y preguntándole si ahora él está en el cielo. El chico se aseguró de informar al Papa que su padre, aunque queriendo que sus hijos fueran bautizados, él era ateo.

Entonces, ¿qué decir a este muchacho llorando a su padre y pidiéndole información sobre su destino eterno? Aquí está la respuesta dada por el Papa Francisco:

“Dios tiene el corazón de un padre, tu padre era un buen hombre, está en el cielo con Él, puedes estar seguro. Dios tiene un corazón de padre y, ¿abandonaría Dios alguna vez a un padre no creyente que bautizara a sus hijos? Dios ciertamente estaba orgulloso de tu padre, porque es más fácil ser un creyente y bautizar a tus hijos que ser un no-creyente y haber bautizado a tus hijos. Ora por tu padre, habla a tu padre. Esta es la respuesta”.

Hay que apreciar el desafío emocional de tener que contestar a un chico sumido en el dolor y las lágrimas. Hablar de una persona querida que ha fallecido recientemente siempre es difícil. Una vez dicho esto, el primer compromiso de un cristiano debería ser siempre fiel al Evangelio bíblico, y después transmitir lo que la Biblia dice en formas pastoralmente apropiadas y sensibles. Esto es exactamente lo que el Papa no hizo en más de un sentido. Él, indudablemente mostró compasión, pero ¿fue fiel a la Palabra de Dios?

El Papa hizo varias afirmaciones incorrectas que necesitan ser mencionadas brevemente. Primero, la conexión que hizo entre el padre que “era una buena persona” y el hecho de “estar con Dios”. Ser una buena persona ¿es suficiente para ser aceptado por Dios? ¿No dice la Biblia que no hay justo ni aún uno delante de Dios (p.ej. Romanos 3:10-12) y que nuestra única esperanza la tenemos porque Jesucristo fue la única “buena persona”, mediante la cual podemos ser aceptados por Dios el Padre (p.ej. 2 Corintios 5:21)?

Segundo, ¿tener los hijos propios bautizados equivale a confiar en el Señor Jesús para nuestra salvación? ¿No es ésta una versión de la salvación por obras de la que siempre se hace oposición en la Biblia (p.ej. Efesios 2:8-9)?

Tercero, la seguridad dada al niño ¿sobre la base de qué autoridad se emitió? ¿Cómo puede una persona, incluso un Papa, tener la confianza suficiente para decir que un ateo está en el cielo? ¿No tienen los cristianos que confiar en la autoridad de la Palabra de Dios, que enseña claramente que quienes no creen serán condenados (p.ej. Juan 3:18)? ¿Tiene el Papa la autoridad para cambiar esto, o su autoridad es superior que la simple enseñanza bíblica?

Y en cuarto lugar, ¿cómo puede el estímulo a orar por el padre y hablarle ser compatible con la clara enseñanza bíblica que nos advierte no hablar con los muertos (p.ej. Deuteronomio 18:9) y orar sólo a Jesucristo, el único Mediador entre Dios y los hombres? ¿En lugar de llevar al muchacho a Jesucristo, por qué el Papa le dirigió hacia su padre muerto?

 

“TODOS SOMOS HIJOS DE DIOS”

En esta respuesta el Papa dio voz a toda una visión teológica que puede sonar compasiva y cálida, pero que a la larga es engañosa y desviada porque no es veraz según la Escritura. Aún es más preocupante que la contestación no se produjo en un vacío. Fue en cambio el clímax de un comentario anterior en el cual el Papa dijo que todos somos hijos de Dios. Así es como el Papa expresó su pensamiento:

“Todos somos hijos de Dios, todos, incluso los no bautizados, sí, incluso aquellos que creen en otras religiones, o los que tienen ídolos. Los de la mafia también son hijos de Dios pero prefieren comportarse como los hijos del diablo. Todos somos hijos de Dios, Dios nos creó y nos ama a todos y puso en cada uno de nuestros corazones la conciencia y la noción de diferencia entre el bien y el mal. Con el bautismo el Espíritu Santo entró y fortaleció nuestra pertenencia a Dios. Los “mafiosos” son también hijos de Dios, y debemos orar para que ellos se vuelvan y regresen a sus caminos y reconozcan a Dios”.

Aquí el Papa Francisco reitera sus intentos de redefinir lo que significa ser un hijo de Dios. Para él, los hijos de Dios son todas las personas: los creyentes cristianos, las personas bautizadas, los no creyentes, los ateos, la gente de otras religiones, los idólatras, etc. Fundamenta este reclamo en la creación y lo relaciona con la conciencia humana. No hace ninguna mención del pecado y de la separación de Dios. Se refiere al bautismo como “fortaleciendo” nuestra pertenencia a Dios, intensificándola, haciendo más relevante algo que ya estaba allí antes de que el bautismo tuviera lugar. La idea de que todas las personas son hijas de Dios significa que toda la gente será al final salva, y en consecuencia, emborronando la distinción entre la naturaleza y la gracia y entre ser una persona creada y ser una persona salva. Evidentemente para el Papa éste es el fondo para asegurar al muchacho que su padre ateo está ahora en el cielo.

Existen serias distorsiones en esta enseñanza papal. Todos los creyentes bíblicos, incluso entre los círculos católico-romanos, deberían empezar a cuestionarse bíblicamente el sistema teológico caprichoso del Papa Francisco.

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