¿Podrán re-encontrar su camino los “evangelicals” blancos en EEUU?

La revista The Atlantic de abril 2018 tiene como titular en su carátula “How Evangelicals Lost Their Way and Got Hooked by Donald Trump.”

El autor, un evangélico blanco describe el proceso por medio del cual personas que confiesan una alta moralidad personal han aceptado como paladín a una persona que ha vivido y proclamado valores completamente contrarios a dicha moralidad.

El artículo presenta el proceso de desarrollo de la postura social “evangelical” blanca con fuertes tendencias apocalípticas. En esa lógica los evangélicos blancos se ven como una minoría maltratada por la sociedad.

Es por eso que necesitan un defensor que usa las reglas del mundo. Si dicho paladín es racista, sexista, materialista, ladrón y una persona que da alarde de sus proesas sexuales, nada de eso pesa.

En esta visión el presidente Trump representa la mejor oportunidad para a salvar a los evangélicos y a los EEUU. El autor lamenta esta situación y termina el artículo llamando a sus co-religionarios evangélicos a la tarea urgente de “rescatar su fe de sus peores líderes.”

En cierta medida ese es la tarea que se dio un grupo líderes evangélicos en Wheaton College la semana pasada. La inquietud de estos líderes es que se ha identificado el término “evangelical” demasiado con el presidente Trump.

Los que se reunieron tenían como meta que los evangélicos enfoquen de nuevo en los cuatro grandes principios evangélicos de la obra redentora de Cristo, la autoridad de las Escrituras, la necesidad del nuevo nacimiento y la importancia de predicar el evangelio.

La reunión incluyó a líderes muchos líderes evangélicos, incluyendo a líderes minoritarios que muchas veces se han sentido marginalizados por la retórica de Trump y algunos líderes evangélicos blancos.

Muchos líderes evangélicos blancos han llegado a la conclusión de que el presidente Trump es el hombre que Dios quiere utilizar en este momento histórico. Pero el agenda político de este grupo es muy limitada y excluyente.

Es un agenda que tiene más en común con el partido republicano que con el evangelio. Dios puede utilizar a cualquier líder, incluyendo al más pecador. Pero si se dice que las agendas con tendencias racistas y sexistas son el obrar de Dios, entonces se está confesando a un Dios que no cuida de los pequeños ni de los marginalizados.

No nos sorprenda que la gente que ve desde afuera llegue a la conclusión de que los evangélicos blancos han perdido su norte. Oro que mis hermanos y hermanas puedan encontrar el camino del evangelio, de nuevo.