Ruth Bell Graham, premio en retaguardia

Mirando la importancia del matrimonio, Graham consideró a su esposa como su mayor consejera espiritual. “Cuando se trata de las cosas espirituales, mi esposa tuvo la mayor influencia en mi ministerio", dijo el evangelista.

10 DE MARZO DE 2018 · 21:00

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Tenía poco más de 20 años cuando me encontraba con mi esposo en un evento evangélico que duraba una semana, evento al que fuimos por muchos años. Todavía no habíamos sido encomendados a servir al Señor a todo tiempo, pero desde adolescentes los dos estábamos muy involucrados en las cosas del Señor, y el llamado ya era firme. En aquel evento, a parte de otras cosas tanto mi esposo como yo, él tenía la tediosa y difícil tarea de llevar la tesorería. Eran encuentros muy numerosos y, aquello suponía un trabajo de lo más pesado. Yo, que suelo disfrutar hasta del trabajo, me encanta estar con personas queridas, salir…. Era época de primavera, y ya tenía a mis dos hijos mayores entre mis brazos y mis faldas. En muchas ocasiones, entre reunión y reunión, o lo que fuera, me encontraba sola con mis dos chiquitos y “más aburrida que un hongo”.

Una mañana, supongo que tenía cara de cansada y un tanto harta de la situación, pero no me daba cuenta que mi cara habla por si sola. Estaban allí como unos de los líderes, nuestros amados hermanos Eric Bermejo y su preciosa esposa Inga, una más que maravillosa mujer alemana, que vio como quemaban en las cámaras de gas a sus padres; tenía un hermanito algo menor que murió al cabo de unos años de estar en Inglaterra, donde fueron adoptados por unas buenas personas. Todo esto hizo de ella una mujer más que especial.

En aquella mañana, Inga se acerco a mi con un cariño muy fuerte y me dijo, ¿Cómo estás? ¡se te ve cansada! Y siempre solita con los niños…. Te voy a contar algo que a mi siempre me ayudó mucho:

Yo he pasado años de juventud con todos mis hijos sobre mi, mientras Eric tenía que viajar mucho a causa del ministerio. En ocasiones me sentía demasiado sola y triste;  Un día, el Señor trajo a mi mente y a mi corazón la historia bíblica cuando el rey David tuvo que salir a una batalla muy difícil e importante; necesitaba llevar a los mejores hombres con él a la batalla, pero era necesario dejar en retaguardia a unos cuantos para proteger la ciudad. Ganaron aquella batalla, y el botín era muy sustancioso. Al regreso, David repartió por igual el botín entre todos sus hombres, lo cual no hizo demasiada gracia a los que le habían acompañado al frente. Pero para David y para Dios, eran tan importantes y necesarios los unos como los otros. ¡Formaban un equipo!. Sé que no son fáciles estos tiempos para ti; pero pasarán, el Señor traerá cosas a tu vida que ni sospechas, entre tanto, quédate en la retaguardia, el premio que os espera de parte del Señor, es el mismo para los dos.

Aquella mañana mis ojos cansados se llenaron de lágrimas, me sentía demasiado sola y demasiado cansada, cansada de esperar por mi marido y de cortar filetes a cuadraditos; pero jamás olvidé la lección que me dio mi amada Inga, ¡jamás! Pasó el tiempo, tuvimos a nuestro tercer hijo… Pero las palabras de Inga fueron como una especie de “profecía” para mi. El Señor conocía mi temperamento y me tenía demasiadas cosas preciosas en el servicio. No sé como fui capaz de tanto con tres hijos, fueron muchas las veces que “los metía a los tres en un cesto”y procuraba llevar esos años lo mejor que podía, con la inolvidable ayuda de mi madre, y hasta de mi abuela. Han pasado muchos años, y me encuentro en una etapa de vida difícil, en ocasiones las manos no me llegan para atender a todo, y nos organizamos como podemos…. O tú, o yo, cuando podemos juntos; pero igual que en aquel entonces, ahí estoy, siempre del modo y en el lugar en los que mi Señor me dirija; pero aquellas palabras de Inga, hoy cobran una nueva dimensión para mi, jamás las olvidé, ni creo que las olvide nunca. Tal vez ella nunca sepa el bien que me hizo.

Hace tan solo unos cuantos días que Billy Graham pasó a la presencia del Señor después de una preciosa y dilatada vida. Ríos y ríos de tinta fueron escritos sobre su vida, Ayer en la noche vino a mi mente y a mi corazón la que fue su esposa, Ruth Bell Graham quien había partido antes que él, por fin se volvieron a reunir en la presencia del Señor. Poco de lo que leí, que fue mucho y bueno, recordaba a Ruth; sin embargo creo que sin ella, Billy nunca llegaría a tener el gran ministerio que llegó a tener.

Ruth Bell Graham, nació en Qingjiang, Kiangsu, China bajo el nombre de Ruth McCue Bell. Sus padres, el Dr. L. Nelson Bell y su esposa, eran médicos misioneros norteamericanos en el Hospital Presbiteriano a 300 millas del Norte de Shanghái. Como joven que vivió en aquel complejo hospitalario, Ruth sintió el gran llamado a abandonarlo todo por causa del Evangelio de Jesucristo.

Pasó su niñez en el campo misionero en China con sus padres y hermanos, Rosa, Virginia y Clayton, rodeados por enfermedades, desdicha y el eventual desorden y caos de las guerras civiles. Todo aquel sufrimiento que ella vivió sirvió solo para incrementar en su interior la convicción de la necesidad que tenía el ser humano de un Salvador.  Hasta sus primeros años de adultez, soñó con servir como misionera soltera en una parte bien lejana del mundo – la montañosa nación del Tíbet.

A la edad de 13 años, Ruth fue enviada a un internado en Pyongyang, en la moderna Korea del Norte de ese entonces. Allí estudió por espacio de tres años.  Extrañando su hogar de forma terrible, Ruth aprendió a sobreponerse a la soledad que causa estar lejos de los seres amados mediante el ejercicio de cuidar de las necesidades de los demás, una habilidad que le serviría de mucho en los años venideros.

Ruth terminó su educación de escuela superior en  Montreat, Carolina del Norte, mientras sus padres estaban allí de licencia. En el otoño del 1937, Ruth se inscribió en Wheaton College, en las afueras de Chicago, Illinois,  y tres años más tarde,  le presentaron al “Predicador”, apodo dado por otros estudiantes al fornido Billy Graham, oriundo de Charlotte, Carolina del Norte.

La pareja inició una relación de noviazgo, y de la misma manera también Ruth inició una lucha entre lo que ella pensó que era su llamado al campo misionero y su creciente amor por el resuelto joven evangelista. A finales de Abril del 1941, después de una larga lucha en oración, Ruth se dio cuenta de que su misión de vida era el estar atada a la pasión por el Evangelismo que tenía el joven Billy. Poco tiempo después de su graduación en Wheaton, ambos contrajeron matrimonio en Montreat, en Agosto del 1943.

Por un corto período de tiempo, Ruth sirvió como esposa de pastor en Western Springs, Illinois, antes que Billy pasara a servir como evangelista con Juventud para Cristo; como presidente de las Escuelas del Noroeste en Minneapolis, Minnesota; y eventualmente como evangelista y presidente de la Asociación Evangelística Billy Graham.

Debido al incremento de los constantes viajes de predicación que lo mantenían alejado de la familia – y con su primer hijo en camino – Ruth convenció a Billy de que se mudaran a Montreat, cerca de la casa de los padres de ella. El ministerio de Ruth floreció en las montañas del Noroeste de Carolina del Norte, en donde estableció el hogar familiar y crió cinco hijos: Virginia (Gigi), Anne, Ruth, Franklin, y Nelson Edman (Ned).  Ruth atesoró su rol como la mujer fuerte detrás del “Pastor de América” y fue la más cercana confidente de Billy, la consejera de su mayor confianza, y la amiga más estimada. Amaba estar detrás de escena, fuera del foco de atención, y le ayudaba a elaborar y a hacer labores investigativas para sus sermones y aún para sus libros.

Talentosa poeta y escritora, Ruth fue escritora o coescritora de 14 libros, incluyendo  “SittingbyMyLaughingFire, Legacy of a Pack Rat, Prodigals and ThoseWhoLoveThem, and OneWintryNight.

El evangelista Billy Graham apreció mucho la colaboración de su esposa Ruth en el ministerio, tanto así que aseguró que si no hubiera sido por su ayuda, no habría sido posible su trabajo como evangelista.

La Asociación Evangelística Billy Graham, compartió momentos memorables de Billy Graham y su esposa Ruth, un matrimonio que duró 63 años y que acabó con la muerte de Ruth en junio de 2007.

Pasar tiempo en casa de Billy y Ruth Graham siempre fue importante. La chimenea llevaba una inscripción en alemán que decía: "Fortaleza poderosa es nuestro Dios". Su hogar estaba dedicado a Dios, y esta frase fue un poderoso recordatorio.

Durante los años del ministerio, la ayuda de Ruth fue vital para Billy. "Sin la ayuda y el aliento de Ruth a lo largo de los años, mi propio trabajo habría sido imposible", dijo Billy Graham en una oportunidad, y agregó: "Fuimos llamados por Dios como un equipo".

Ella acompañaba al evangelista siempre que podía; en muchas ocasiones, desde eventos con líderes importantes, hasta trabajos de apoyo a víctimas de desastres naturales. Muchos comentaron sobre su ingenio y su espíritu amable.

"Cuando iba a una cruzada evangelística con Bill, lo veía como un general llevando a su esposa para luchar junto a él. Nuestros momentos más felices juntos son en casa o en las vacaciones", dijo Ruth Graham hace ya algunos años.

Aunque Billy Graham ha visto a millones de personas entregarse a Jesucristo a través de sus cruzadas, decir adiós a su familia nunca fue fácil. "Muchas veces salía por la puerta de la casa con lágrimas cayendo por mis mejillas, sin querer irme", recordaba.

Mirando la importancia del matrimonio, Graham consideró a su esposa como su mayor consejera espiritual. “Cuando se trata de las cosas espirituales, mi esposa tuvo la mayor influencia en mi ministerio", dijo el evangelista. "Ruth y yo no tuvimos una boda perfecta, pero tuvimos una gran boda".

Graham siempre destacó la importancia de la alianza inquebrantable del matrimonio. “El matrimonio no es sólo una conveniencia social o una costumbre legal. El matrimonio viene de Dios, y es uno de sus mayores regalos para nosotros. Cuando lleguen los momentos de estrés o decepción (y ellos vendrán), recuerde que Dios los unió, y ustedes hicieron sus votos matrimoniales no sólo el uno al otro, sino también con Él"

Cuando está rompiendo el alba y sobre mi mar, me ha encantado recordar muchas cosas y conocer algunas que no sabía, en una de las ocasiones en las que me he tenido que quedar sola, acompañando a mi mamá; mientras mi esposo salió de viaje. Yo… Aquí, no siempre es así, procuramos compaginar las cosas. Pero sigo estando ”solita”, en mi hogar; aunque sirviendo al Señor mientras escribo este artículo, que espero que os pueda llegar al corazón.

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