Cristianismo medusa

Haz desaparecer la doctrina y habrás hecho desaparecer el cristianismo.

17 DE FEBRERO DE 2018 · 22:50

Foto: Unsplash.,
Foto: Unsplash.

Haz desaparecer las aserciones - escribió Lutero- y habrás hecho desaparecer el cristianismo. La fe cristiana es una religión dogmática que depende de la verdad objetiva revelada por el Dios trino.

¿Cuáles son los dogmas fundamentales del cristianismo?

Nombraré nueve…

La inspiración de las Escrituras es una doctrina no negociable de la fe cristiana.

La Trinidad es una doctrina no negociable de la fe cristiana.

La caída del ser humano es una doctrina no negociable de la fe cristiana.

La doble naturaleza del único Mediador Jesucristo es una doctrina no negociable de la fe cristiana.

La muerte expiatoria de Jesucristo es una doctrina no negociable de la fe cristiana.

La resurrección literal de Jesucristo es una doctrina no negociable de la fe cristiana.

La salvación por la sola gracia a través de la sola fe en Jesucristo es una doctrina no negociable de la fe cristiana.

La vida eterna para los justificados es una doctrina no negociable de la fe cristiana.

La condenación eterna para los que no están en Cristo es una doctrina no negociable de la fe cristiana.

 

EL CRISTIANISMO MEDUSA

Sin doctrina, la fe cristiana simplemente no puede existir.

Por esta razón, me encuentro algo inquieto por la laxitud y ambigüedad doctrinal dentro del campo protestante actual. Es como si una multitud de creyentes evangélicos viviese en un estado nebuloso sin ninguna clase de convicción teológica.

Se dice ‘amén’ a todo en el nombre de amor, amor, amor. Pero, ¿qué tipo de amor agnóstico permite que la falsedad teológica prevalezca? ¿Acaso no han de andar cogidos de la mano el amor de Dios y la verdad de Dios?

El anglicano J.C. Ryle (1816-1900) ya lamentó esta triste realidad a finales del siglo XIX tachando esta clase de fe de “cristianismo medusa” destacando que, “Un cristianismo sin un cuerpo de doctrina distintiva carece de poder. A algunos les puede parecer atractiva una religión sin doctrina, pero es estéril”.

 

El ministro evangélico JC Ryle (1816-1900). / Bannerofthetruth.org

El predicador lanzó un desafió, “Reto a los astutos defensores de una teología no doctrinal […] a que me digan qué aldea, pueblo, cuidad o distrito ha sido evangelizado a base de principios [religiosos], pero sin tener una doctrina. No pueden hacerlo y nunca podrán”.

La verdad de Dios importa. El estudio doctrinal es fundamental para la salud espiritual de nuestras congregaciones locales. Hablar sobre nuestros sentimientos, testimonios subjetivos y experiencias personales no basta.

Hace falta dogma, doctrina, teología. Al fin y al cabo, la iglesia no es columna y baluarte de las emociones sino “de la verdad” (1 Timoteo 3:15). Esta figura, según Berkhof, “expresa el hecho de que la iglesia es guardián, ciudadela y defensa de la verdad en contra de todos los enemigos del reino de Dios”.

 

APLICACIÓN

A nivel práctico, animo a todos mis lectores predicadores a comenzar a dar un curso de teología sistemática en vuestras respectivas iglesias locales. Por algo los ancianos tienen que ser aptos para enseñar.

¿Por qué no invertís en la Teología Sistemática de Louis Berkhof o Wayne Grudem y comenzar a dar clases teológicas a la congregación una vez al mes? Id punto por punto – Bibliología, Teología propia, Antropología, Cristología, Soteriología, Eclesiología, Escatología – y dejad un tiempo para preguntas después de la clase. Será bien enriquecedor para todos.

 

Foto: Will Graham.

Sé que no suena popular; pero hermanos, para que la iglesia del Señor se mantenga a flote en estos días tan oscuros, hace falta doctrina. Ya veréis que las ovejas del Señor vendrán con ganas para aprender más sobre la sabiduría de Dios.

No seamos hallados medusas cuando vuelva Cristo.

Qué haya peso doctrinal en nuestros ministerios y peso doctrinal en los bancos.

 

[1] Ryle emplea la expresión “cristianismo medusa” en el original en inglés. No sale en la traducción al español.

[2] RYLE, J.C., Santidad (Chapel: Pensacola, 2015), pp. 315-316.

[3] BERKHOF, Louis, Teología sistemática (Desafío: Grand Rapids, 2005), p. 666.

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