El Evangelio de Jesucristo es innegociable

El esfuerzo apocalíptico del Engañador es usar la Escritura como, cuando y donde él quiere. Seduce nuestra mente instilando su perversa versión del Evangelio: para que creamos que vivir en su jaula dorada es la verdadera libertad.

18 DE FEBRERO DE 2018 · 07:45

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 En el amanecer previo a comenzar a escribir este artículo, mi esposa vivió una circunstancia que compartió conmigo. De hecho, su relato me ayudó a decidir el tema enseguida pues tiene que ver con un tema de suma actualidad, le ocurre a mucha gente en diversas partes del mundo; principalmente en las que ahora están siendo evangelizadas.

“Mientras preparaba el desayuno escuché un feliz gorjeo similar al de los canarios” – me dijo, mirando hacia el exterior  – “Supuse que habría escapado de la jaula de algún vecino. Me emocioné por ese pequeño ser que, a pesar del frío invernal, trinaba anunciando el nuevo día”.

Entusiasmada, añadió: “Escucharlo tan feliz me hizo recordar al apóstol Pablo cuando escribió a los romanos esos párrafos maravillosos sobre la esperanza de liberación de la Creación toda.”  

Leer y releer ese texto divinamente inspirado renueva, añade nuevas enseñanzas sobre la esperanza de quienes confían en Jesucristo.

Por esta razón, invito a leerlo una vez más, disfrutando de él cada frase:

Tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse, porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. 

La creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza.  Por tanto, también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. 

Sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora. Y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo, porque en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve, no es esperanza; ya que lo que alguno ve, ¿para qué esperarlo? Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos. 

De igual manera, el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad, pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.  Pero el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.” (01)

Reflexionando sobre la anécdota y el mensaje evangélico paulino conversamos mi esposa y yo acerca de la condición de aquellos hombres y mujeres que no conocen a Jesucristo, lo conocen a medias, o tienen una imagen distorsionada del Hijo de Dios. 

Hay congregaciones que se asemejan a esas jaulas doradas celosamente vigiladas por sus cancerberos. Los líderes imponen su interpretación de la Palabra y sus ‘programas’ sin aceptar cuestionamientos.

Y los que se congregan son personas que viven como pájaros enjaulados. Terminan por acostumbrarse a convivir con sus carceleros y a satisfacer su orgullo.

Leyendo el informe sobre los jóvenes que se acercan a la ICAR (02) evaluábamos el peligro de no saber distinguir la diferencia entre interpretaciones humanas del texto, y la Revelación divina.

Inclusive, si esas interpretaciones son un dogma eclesiástico impuesto por la jerarquía religiosa, es desconocer el poder libertador del Evangelio. 

También es signo de ignorancia ser atraídos a sitios donde el exhibicionismo respalda promesas de recibir todo lo que nos gusta y pidamos. La Palabra profética los define así: “Como jaula llena de pájaros, así están sus casas llenas de engaño; así se han hecho poderosos y ricos.” (03)

Como si atraer a la gente de manera física no fuese suficiente, también están las redes sociales. Allí nos piden que cliquemos en los ‘like’ y compartir las frases que nos copian y pegan, sin darnos tiempo para investigar si son genuinas; o si esconden un engaño, como tantas otras. 

Con las prédicas que pululan en Internet debemos ser muy cuidadosos. Hay mezclas para todos los gustos y paladares. Desde los que usan las palabras con una extraordinaria capacidad de persuasión, pasando por los que mascullan, gritan o repiten sin ton ni son frases hechas que llevan de la risa al llanto, llegando a los que repiten historias del AT sin mencionar la cruz de Cristo, pero diciendo ‘amén’ a cada frase. Todos ellos dejan vacío el espíritu de sus oyentes.

En el amanecer del día siguiente al mencionado, mi esposa y yo escuchamos el gorjeo de otro pájaro allá afuera, sobre una antena de TV.  Nos miramos entre sorprendidos y contentos: 

“A la misma hora que ayer” – dijo mi esposa – “pero este no es un canario” – agregó. 

Su canto era semejante al de un zorzal, muy común en España. Sonriendo ambos, prestamos más atención;  la avecilla había cambiado de sitio y su canto era más suave. Hasta que se fue disfrutamos de ese corto momento y dimos gracias a nuestro Padre por su Creación. 

Sirva este artículo como introducción a la serie sobre el Evangelio no negociable; el que nos legó Jesucristo y llevó a los Apóstoles que fueron testigos presenciales de su ministerio terrenal, sus enseñanzas proféticas, su muerte en la cruz, su resurrección, su ascensión presencial y la promesa de su seguro regreso desde la Gloria.

El Evangelio que es “poder de Dios” para libertar de la esclavitud del pecado a toda persona que cree en Jesucristo; y no le avergüenza (04).

En ella investigaremos lo que no debemos aceptar como ‘evangélico’ ni ‘cristiano’; porque no pertenezca al Evangelio de Jesucristo, el predicado por sus apóstoles perseguidos y torturados hasta partir de esta tierra.

Lo haremos con la Escritura en la mano, pidiendo al Señor que el Espíritu que la inspiró la aplique a nuestra mente y a nuestro corazón, para que Su soberana voluntad se cumpla en nosotros.

El Señor nos ayude a ser testigos fieles de su Obra incomparable y la semilla que sembremos caiga en buena tierra, germine y fructifique como Él quiera; para Su sola gloria. Amén.

 

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Notas

01. Romanos 8:18-27.

02. http://protestantedigital.com/magacin/44021/Por_que_los_evangelicos_mas_jovenes_estan_fascinados_por_el_

catolicismo_romano

03. Jeremías 5:27.

04. Romanos 1:16.

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