Como luminares en el mundo

Señor, que ame como tú, que viva según tu Palabra, de tal manera que no necesite repetirme esto.

03 DE FEBRERO DE 2018 · 22:00

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“Haced todo sin murmuraciones y contiendas, para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo, asidos de la palabra de vida” (Fil. 2:14-16).

Qué buen recordatorio nos ha enviado esta hermana con su meditación. Lo agarro para mí y le pido a Dios que me ayude a utilizar todo lo que ha puesto en mis manos con equidad y según sus propósitos, como cuando una persona honesta que ocupa un cargo público debe repartir los recursos entre todos los que los necesitan, sin hacer acepción de personas, sin importarle si le caen bien o mal, sin importarle su color o su poder adquisitivo... Porque no es suyo.

Que me ayude a no ser juez para decidir quién debe hacer o hablar o comer; que cuente con su guía, que me importe su beneplácito. Que no me queje aunque tenga la razón, o lo crea. Que no me siente a tomar un café para generar y planificar conflictos y darle una lección a los demás cuando muchas veces soy yo quien la necesita. Eso es dividir y generar partidos contrarios.

Que cuando alguien venga a quejarse porque quiere mejorar su trabajo para ti, no piense mal de él y dañe su reputación, sino que trate de solucionar las cosas persiguiendo la comunión entre todos, pues es mi responsabilidad cuando estoy al frente de algo. Que no murmure, por favor.

Que reconozca lo que hacen los demás para el bien de tu obra, que lo publique y grite a los cuatro vientos como si fuese algo mío; que lo sienta en mis carnes. Que no tenga envidia, sino que tome nota. Que sea agradecida y dé la cara por los tuyos aunque eso me cueste perder muchos logros.

Que comparta lo que me has dado sin que me duela, más bien con un gozo profundo que contagie a otros.

Que no me sienta superior y mire por encima del hombro a los que no son como a mí me gustaría. Que recuerde que te hiciste como uno de nosotros por amor y porque te necesitábamos para sanarnos, para ver sin escamas en los ojos. Que no me dé el lujo de desechar a los que tú amas, y pase de largo mostrándoles mi indiferencia. Como si la obra de la cruz no valiera nada.

Que trabaje duro para acercar tu Reino a nuestro entorno. Que te acerque a los que no te conocen todavía. Y que no abandone si el panorama se torna complicado.

Señor, que ame como tú, que viva según tu Palabra, de tal manera que no necesite repetirme esto. Te lo mereces.

Pero necesito tu ayuda, hoy y siempre. Y podré descansar...

Y así, sólo así, seré luz en medio de esta generación. Y seré una imitadora de Cristo, nuestro Señor.

Jacqueline (de Salamanca, 17 de diciembre 2011)

 

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Muy Personal - Como luminares en el mundo