¿Cristo era calvinista?

Jesús de Nazaret y la soteriología reformada

13 DE ENERO DE 2018 · 22:40

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Hoy arrancamos con una pregunta:

¿Jesús de Nazaret era calvinista?

A ver qué dice la Biblia.

Este estudio tendrá cinco puntos: corrupción radical, elección incondicional, redención particular, gracia eficaz y la seguridad de la salvación.

PUNTO 1: CORRPUCIÓN RADICAL

“Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidas, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias. Estas cosas son las que contaminan al hombre” (Mateo 15:19-20).

“Si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan? (Lucas 11:13).

“De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios” (Juan 3:3).

“Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es” (Juan 3:6).

“Esta es la condenación: que la luz vino al mundo y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas” (Juan 3:19).

“Porque como el Padre levanta a los muertos y les da vida, así también el Hijo a los que quiere da vida” (Juan 5:21).

“De cierto, de cierto os digno: Viene la hora y ahora es cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán” (Juan 5:25).

“No queréis venir a mí para que tengáis vida” (Juan 5:40).

“Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no lo trajere” (Juan 6:44).

“Si no coméis la carne del Hijo del hombre y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros” (Juan 6:53).

“El Espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha” (Juan 6:63).

“Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado del Padre” (Juan 6:65).

“El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella” (Juan 8:7).

“Ni a mí me conocéis ni a mi Padre: si a mí me conocieseis, también a mi Padre conoceríais” (Juan 8:19).

“Por eso os dije que moriréis en vuestros pecados; porque si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis” (Juan 8:24).

“De cierto de cierto os digo que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado” (Juan 8:34).

“Vosotros sois de vuestro padre el diablo y los deseos de vuestro padre queréis hacer” (Juan 8:44).

“Yo rogaré al Padre y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir porque no le ve ni le conoce” (Juan 14:17).

“El que no me ama, no guarda mis palabras” (Juan 14.24).

 

El hombre fue creado recto e inocente, no obstante, pecó cuando comió del árbol prohibido.

 

PUNTO DOS: ELECCIÓN INCONDICIONAL

“Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños” (Mateo 11:25).

“Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no les es dado” (Mateo 13:11).

“Toda planta que no plantó mi Padre celestial será desarraigada” (Mateo 15:13).

“Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos” (Mateo 16:17).

“Muchos son llamados, mas pocos escogidos” (Mateo 20:16).

“Porque muchos son llamados y pocos escogidos” (Mateo 22:14).

“Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas y harán grandes señales, de tal manera que engañarán, si fuese posible, aun a los escogidos” (Mateo 24:24).

“Y enviará a sus ángeles con gran voz de trompeta y juntarán a sus escogidos de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro” (Mateo 24:31).

“Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo” (Mateo 25:34).

“Y si el Señor no hubiese acortado aquellos días, nadie será salvo; mas por causa de los escogidos que Él escogió, acortó aquellos días” (Marcos 13:20).

“No temáis manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino” (Lucas 12:32).

“¿Y acaso no hará Dios justicia a sus escogidos, que claman a Él día y noche? ¿Se tardará en responderles?” (Lucas 18:7).

“Porque como el Padre levanta a los muertos y les da vida, así también el Hijo a los que quiere da vida” (Juan 5:21).

“Todo lo que el Padre me da vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera” (Juan 6:37).

“Esta es la voluntad del Padre, el que me envió: que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero” (Juan 6:39).

“Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado del Padre” (Juan 6:65).

“No hablo de todos vosotros; yo sé a quienes he elegido” (Juan 13:18).

“No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto y vuestro fruto permanezca” (Juan 15:16).

“Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti; como le has dado potestad sobre toda carne, para que dé vida eterna a todos los que le diste” (Juan 17:2).

“He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste; tuyos eran y me los diste” (Juan 17:6).

“Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son” (Juan 17:9).

“Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros” (Juan 17:11).

“Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo para que vean mi gloria que mas has dado” (Juan 17:24).

“De los que me diste, no perdí ninguno” (Juan 18:9).

 

Cristo intercedió por los que el Padre le había dado.

PUNTO TRES: REDENCIÓN PARTICULAR

“Nadie conoce al Hijo, sino el Padre ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar” (Mateo 11:25).

“Por eso les hablo por parábolas: porque viendo no ven y oyendo no oyen ni entienden” (Mateo 13:13).

“El Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos” (Mateo 20:28).

“Y enviará a sus ángeles con gran voz de trompeta y juntarán a sus escogidos de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro” (Mateo 24:31).

“Porque esto es mi sangre del nuevo pacto que por muchos es derramada para remisión de los pecados” (Mateo 26:28).

“Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado” (Lucas 22:19).

“Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre que por vosotros se derrama” (Lucas 22:20).

“Yo, pues, os consigno un reino, como mi Padre me lo asignó a mí” (Lucas 22:29).

“Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte” (Lucas 22:31-32).

“Porque así como el Padre levanta a los muertos y les da vida, así también el Hijo, a los que quiere, da vida (Juan 5:21).

“Esta es la voluntad del Padre, el que me envió: que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero” (Juan 6:39).

“¿No os he escogido yo a vosotros los doce y uno de vosotros es diablo?” (Juan 6:70).

“Para juicio he venido yo a este mundo; para que los que no ven, vean; y los que ven, sean cegados” (Juan 9:39).

“Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas” (Juan 10:11).

“Pongo mi vida por las ovejas” (Juan 10:15).

“Pero vosotros no creéis porque no sois de mis ovejas, como os he dicho” (Juan 10:26).

“Mis ovejas oyen mi voz y yo las conozco y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás ni nadie las arrebatará de mi mano” (Juan 10:27-28).

“Si no te lavare, no tendrás parte conmigo” (Juan 13:8).

“No hablo de todos vosotros; yo sé a quienes he elegido” (Juan 13:18).

“Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece” (Juan 15:19).

“Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti; como le has dado potestad sobre toda carne, para que dé vida eterna a todos los que le diste” (Juan 17:2).

“Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son” (Juan 17:9).

“Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo para que vean mi gloria que mas has dado” (Juan 17:24).

“Ve, porque instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles y de reyes y de los hijos de Israel” (Hechos 9:15).

“Porque yo estoy contigo y ninguno pondrá sobre ti la mano para hacerte mal, porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad” (Hechos 18:10).

 

Cristo murió con el fin de salvar a su pueblo.

PUNTO CUATRO: GRACIA EFICAZ

“Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido de Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. El viento sopla de donde quiere y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu” (Juan 3:6-8).

“Todo lo que el Padre me da vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera” (Juan 6:37).

“Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no lo trajere” (Juan 6:44).

“Así que, todo aquel que oyó al Padre y aprendió de él, viene a mí” (Juan 6:45).

“Y habiendo dicho esto, sopló y les dijo: Recibid el Espíritu Santo” (Juan 20:22).

PUNTO CINCO: LA SEGURIDAD DE LA SALVACIÓN

“Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte” (Lucas 22:31-32).

“El que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna” (Juan 4:14).

“Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás” (Juan 6:35).

“Todo lo que el Padre me da vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera” (Juan 6:37).

“Esta es la voluntad del Padre, el que me envió: que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero” (Juan 6:39).

“Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no lo trajere; y yo le resucitaré en el día postrero” (Juan 6:44).

“El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero” (Juan 6:54).

“Mis ovejas oyen mi voz y yo las conozco y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás ni nadie las arrebatará de mi mano” (Juan 10:27-28).

“Mi Padre que me las dio es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre” (Juan 10:29).

“Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?” (Juan 11:25-26).

“Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis” (Juan 14:3).

“No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros” (Juan 14:18).

“A los que me diste, yo los guardé y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición, para que la Escritura se cumpliese” (Juan 17:12).

“De los que me diste, no perdí ninguno” (Juan 18:9).

“El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre y delante de sus ángeles” (Apocalipsis 3:5).

 

Jesús se dio a conocer como la resurrección y la vida después de resucitar a Lázaro.

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