Acción de gracias por la llegada del Hijo

Él es el que debe tener el lugar principal en nuestra mesa.

23 DE DICIEMBRE DE 2017 · 22:20

Mural de un colegio en barrio marginal apoyado por Alianza Solidaria en Riohacha, Colombia. /  J. Alencart ,
Mural de un colegio en barrio marginal apoyado por Alianza Solidaria en Riohacha, Colombia. / J. Alencart

"Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna". Juan 3.16, NVI.

Señor: Te damos gracias por tu sublime gracia que nos ha transformado. Por haber librado nuestra alma de la muerte y ahora poder andar delante de ti debajo del sol.

Gracias por tu amor, misericordia y fidelidad. ¡Oh tu fidelidad! que permite que cada día tengamos una nueva oportunidad para seguir formando parte de tu pueblo a pesar de nuestras imperfecciones. A pesar de ser vasijas de barro que se agrietan constantemente y necesitan que las repares y renueves en tu amor. Gracias.

Gracias por amarnos de tal manera que ni siquiera lo podemos entender, pero nos dejamos querer por ti. Sentimos tu amor que nos envuelve a lo largo de cada día, en cada detalle, en cada perdón, en cada abrazo, en cada misericordia tuya renovada cada mañana.

Y nos damos cuenta de la grandeza del sacrificio de tu Hijo. Que no quedó clavado en una cruz, sino que resucitó, venció a la muerte para garantizarnos otra vida, que es la que nos permite continuar en este peregrinaje con sus luces y sus sombras.

Gracias porque el Verbo se hizo carne para traer luz a este mundo que se encontraba en tinieblas. Gracias por rebajarte y, un día como el que celebramos cada año, ser uno más entre nosotros.

Uno más. ¡Con lo que cuesta! Humilde, sencillo e íntegro. Eso es lo que queremos para cada uno; eso es lo que queremos para Tu pueblo.

Gracias por el Hijo que vino a traernos buenas nuevas; y a sanar nuestros corazones quebrantados. Nos trajo libertad y vista a los que estábamos bajo ceguera, cautividad y opresión. Gracias porque vino a vocearnos tu año agradable.

Que esta noche sea una noche de paz y de amor perenne por los siglos de los siglos, celebrando el descenso de tu Hijo a esta tierra, su natalicio, ya que él es el motivo de este regocijo.

Él es el que debe tener el lugar principal en nuestra mesa. El agasajado. El del cumpleaños. Que en la celebración de este onomástico no falte el vino y el pan, pero tampoco nos olvidemos de preparar una mesa global, diversa, como a Él le gustaba.

Y así tendremos reposo, por el gran bien que nos has hecho.

Amén…

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