Lo místico en Cantar de Cantares

Lo místico es lo profundo de Dios; no lo confundamos con una espiritualización errónea de una realidad vivenciada.

10 DE DICIEMBRE DE 2017 · 08:20

Foto: Oleg Chursin. Unsplash.,
Foto: Oleg Chursin. Unsplash.

Orígenes, uno de los Padres de la Iglesia, fue el primer gran intérprete de El Cantar de los Cantares. Era griego; nació en Alejandría, al norte de Egipto, en el año 185 y murió el año 253 a.C. en la ciudad de Tiro.

Está considerado como el fundador de la interpretación alegórica de esta universal y excepcional obra de Salomón. Escribió un comentario denominado El Epitalamio, que es un cántico de bodas sobre la base textual del Cantar de los Cantares.

Lo que hace Orígenes es realizar una exégesis y hermenéutica triple del Cantar de los Cantares. En primer lugar hace una interpretación casi literal e histórica del libro.

Después, realiza una hermenéutica, alegórica o figurada, en cuanto entendía que el libro de Cantares hablaba de la relación de la Iglesia con Cristo. Y, finalmente, nos presenta una interpretación mística o psicológica, referida a la relación del alma con Cristo.

A esta última están referidas las interpretaciones de Fray Luis de León, Teresa de Jesús, Juan de la Cruz… y todos los místicos españoles, mexicanos y alemanes. Todos estos autores apuntan a que en el Cantar de los Cantares no se habla sólo de la relación iglesia/Cristo, sino también del diálogo místico entre el alma y Dios.

Pero, ¿qué significa lo místico para Orígenes? Místico es un término griego que significa “lo concerniente o relativo a los misterios, a los secretos”; pero el sentido que le da Orígenes a lo místico habla de las realidades secretas e inefables referidas a Dios.

Orígenes pensaba –yo no lo comparto– que la obra de Cantares sólo podía ser entendida por algunas personas. A mi entender, no existen partes de la Biblia selectivas que sólo puedan comprender algunas personas; la comprensión de la Revelación de Dios no es elitista y aristocrática.

Cuando se predica la Palabra de Dios, es difícil hablar para un grupo muy heterogéneo y conseguir que todos lo entiendan. Sin embargo, resulta sorprendente comprobar que, en ocasiones, temas complicados y enjundiosos son captados y entendidos por aquellas personas que nos parecían los menos preparados; quizás a base de repetir el análisis y los conceptos –yo utilizo muchas veces este método pedagógico que aprendí del apóstol Pablo– los oyentes pueden terminar entendiendo lo que en principio les resulta ajeno a sus posibilidades.

Orígenes pensaba que el Cantar de los Cantares hablaba de las realidades más profundas de Dios, del misterio escondido en la interioridad del Ser Trascendente. Hacía estas afirmaciones sobre la base de Realidades Reveladas en el Nuevo Testamento.

En el libro de la primera epístola a los Corintios y en su capítulo segundo, se habla del desarrollo de la personalidad del creyente y de los niveles de conocimiento de la Revelación bíblica, estructurados escalonadamente; pero al mismo tiempo, podemos tomar conciencia que este conocimiento de lo místico es posible para cualquier creyente:

1ª Corintios 2:4-5: “Ni mi palabra, ni mi predicación fueron palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder, para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres sino en el poder de Dios”

Y lo que más nos interesa está en 1ª Corintios 2:6-10: “Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo que perecen, más hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó desde antes de los siglos para nuestra gloria, la que ninguno de los príncipes de este mundo conoció, porque si la hubieran conocido nunca hubieran crucificado al Señor de la Gloria. Antes bien, como está escrito: cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido, en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman. Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu, porque el Espíritu todo lo escudriña (o sondea), aún lo profundo de Dios”

Lo místico es lo profundo de Dios; no lo confundamos con una espiritualización errónea de una realidad vivenciada.

Continuemos con 1ª Corintios 2:11-12: “Por qué ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu de Dios, que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido”.

Es decir, que lo místico, en el sentido en que lo estamos analizando, es un concepto auténticamente bíblico. Pero el autor de 1ª de Corintios no espiritualizaba estas realidades profundas y trascendentes.

Así, pues, es evidente que lo místico es el conocimiento más profundo de Dios. Y en ningún lugar de la Biblia se dice que sólo algunos creyentes pueden tener acceso a este conocimiento.

Este conocimiento es posible para todos, otra cosa es que no todos los creyentes se desarrollen espiritualmente de manera adecuada. Si no crecen es porque no se ejercitan para ello.

Recordemos 1ª Corintios 2:6: “Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez”.

Para madurez se emplea un término en el original griego que significa: personas de edad madura, personas competentes, término que en otras partes del Nuevo Testamento se traduce por los perfectos.

Escribiendo a los Filipenses el apóstol Pablo, dice: “pero todos los que somos perfectos, eso mismo sintamos” El escritor quiere decir: todos los que somos de edad madura, competentes, y eso implica que hemos experimentado un desarrollo de nuestra personalidad a nivel anímico, ético y pneumático.

Por consiguiente, podemos afirmar que existe la posibilidad de adquirir un conocimiento más profundo de la misma interioridad de Dios. Esa posibilidad la da el Espíritu Santo que habita en la esfera de la intimidad del creyente, aunque no todos desarrollan su crecimiento espiritual adecuadamente.

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