No hubo sitio en la posada

No hubo sitio en el mesón como no lo hay en el corazón de tantos celebrantes.

03 DE DICIEMBRE DE 2017 · 08:30

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Este aprendiz de escribidor, a fuerza de repetir en los últimos tiempos que sigue siendo “un aprendiz de escribidor” ha empezado a recibir ciertas cartas, unas anónimas y otras con nombres claros y conocidos, que le piden discreción, aunque le permiten que pueda publicarlas y éste, que recoge los buenos consejos (PP, que no es del partido de estas letras; AV, FCh, DR. y otros) y dada la calidad de las misivas, las buenas intenciones que las originan y el evidente afecto y confianza que muestran los autores al expresar sus ideas, iremos publicándolas, con ciertos retoques autorizados por sus originales escritores, pues cree, quien esto escribe, que son edificantes. 

 

Querido Roberto:

Conozco algo de tu talante, tras los muchos años que nos conocemos, de ahí que me atreva a escribirte, para sugerirte, ya que indicas que “eres aprendiz”, que repases mucho mejor tus textos, pues percibo que algunas palabras que acentúas al viejo estilo, desde las nuevas incorporaciones gramaticales de la Real Academia de la Lengua Española, ya no las escribes bien. Te recomiendo revisar el término “sólo”, por ejemplo. También he notado en algunos de tus buenos “Desde el Corazón”, que de forma un tanto irónica, estás incómodo con los evangélicos que, sin ser voces autorizadas de los Evangélicos, se declaran partidarios del Independentismo y no distinguen la diferencia entre “presos políticos” y “políticos presos” como cuando pones en boca de una ilustre e inteligente anciana que: “está enfadada porque los que llegan en pateras tienen más rápida atención médica, que su esposo que ha de esperar meses para ser atendido y operado en el Hospital” y menos mal que no has escrito lo que he escuchado en lenguaje verbal, que la misma despierta anciana clamaba sobre la “cantidad de ONG’s, Sindicatos, Partidos y otros grupos, denuncian que los cientos que llegan ilegalmente los colocan en cárceles, y pregunta por qué los que hacen tales denuncias, no se los llevan a sus casas, o se dedican con sus muchas subvenciones a crear sus propios Albergues de Acogida”… y, Roberto, te sugiero que no te entretengas en estas lides, lo tuyo es mucho más espiritual y en esta línea da gusto leerte. 

Dicho todo esto, (seguro que no te enfadas, pues te conozco un poco) quiero recordarte algo que sé conoces, por haberlo leído del autor que tú defines como Dr. Lucas, y que también escribiste que: “en amar al prójimo se resume la ley y los profetas”, y me gustó, para que veas que te leo y me quedo con lo mejor. 

“Desde tu Corazón” nos has hecho pensar según tu especial versión y con demasiada imaginación, que cuando el justo José y María la Virgen, llena de Gracia ella, llegaron a Belén, lo hicieron llamando de puerta en puerta, incluso buscando parientes que “los alojasen”, y recibiendo negativa tras negativa de aquellos egoístas bethlehemitas. Y despertando esta imaginada situación, descuidas la clara alusión de que “no hubo sitio en el mesón” y de ahí deducir que, aun viniendo de la ciudad de David, no les quedaban parientes vivos, y esto es mucho aludir. ¿Por qué no pensar que José fue directo al mesón?

También tu imaginación, Roberto, que “Desde el Corazón” te agrada narrar historias ilustrativas, has presentado una figura de mesonero que, con rostro avariento (como los políticos que estando investigados no descuidarán la Extra de Navidad) se asoma al ventanuco con un farol para averiguar la catadura económica de quienes piden albergue. Y lo describes cerrando la ventana, codicioso del rendimiento que pueden producirle sus habitaciones cedidas a huéspedes mejor trajeados, ¿no crees estimado Roberto, que algo parecido pasa en algunas congregaciones que tratan a unos mejor que a otros según su poderío económico?

Ten por seguro Roberto, que te digo todo esto no como reprensión, sino como reflexión -pero no te acostumbres- porque como percibo, tu imaginación sigue influyéndote al pensar como una novedad, en la evangélica frase “no había sitio” y por el conocimiento moderno que tienes de las posadas de Belén, que de hecho sí había sitio, y quieres darle un nuevo sentido. Sabemos que los mesones (el Khan oriental) son un simple patio cuadrado, rodeado de muros. En el centro suele haber una cisterna alrededor de la cual se amontonan los burros, los camellos, los corderos, las bestias. Pegados a los muros unos cobertizos, a veces separados por débiles columnas en los que viven y duermen los viajeros, sin otro techo que el cielo en muchos casos, y nunca habitaciones cerradas. Allí pudo asomarse José y comprender enseguida que allí “no había sitio”. No es que le molestase la pobreza, ni el hedor, pero sí la horrible promiscuidad, así que en su pudor se negó a meter a María donde la mayor pobreza era la falta de intimidad para hablar, para amar, para orar.    

En todo caso, anímate siendo como fue el establo, y claro “que no hubo sitio en el mesón” como no lo hay en el corazón de tantos celebrantes, desde el establo surgió la Luz, y ha vencido al mundo y seguiremos más que victoriosos. Tú sigue adelante, así como tu amada “Piedra de Ayuda”. 

Tuyo Tzadikim Nistarim

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Desde el corazón - No hubo sitio en la posada