Dios tiene derecho a reír

Con el salmo 2 en el trasfondo.

26 DE NOVIEMBRE DE 2017 · 09:30

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Como tantas mañanas aireaban ante mis narices sendos periódicos. Un cúmulo de noticias desagradables. Roberto, lee por favor lo que dicen unos Obispillos… fíjate lo que ha sido capaz de sostener este teólogo… y mira la declaración idiota y blasfema que ha tenido la desfachatez de hacer ese jefe de estado (educado, además, en Colegio religioso). Infórmate que los seminarios se quedan vacíos, curas, monjas, pastores; cuelgan sin rodeos sus vocaciones. Analiza cuántos francotiradores ocupan púlpitos y dirigen Iglesias, sin tener llamamiento ni vocación… y para colmo, las mentiras políticas y las componendas de la Partidocracia que te hace sentir que no sabes lo que votas, la marea de erotismo que inunda la sociedad por todas las partes, desde los anuncios de cine hasta la publicidad de un frigorífico.

- ¿Y qué hago?

Pues no leas más la prensa, y si la lees prepárate para que se te vaya el buen humor. Y me paso la mano por la barba. No se puede seguir así. El mundo se está volviendo loco. No hay seriedad, aunque te sonrías un poquitín, porque una Asamblea Mundial de Ateos en Australia, se haya tenido que anular por falta de interés, desde que al hombre se le ocurrió asistir a la escuela de la serpiente y aprendió la primera estupidez, se aficionó a las estupideces.

- Y vuelvo a pasarme la mano por la barba, y me he dicho: “Roberto ¿no estarás exagerando?

Me estoy atreviendo a pensar que Dios se asoma al mundo, que es su modo de leer el periódico. Advierte un extraño fermento. Algo importante está sucediendo. Se están reuniendo casi todos los jefes de estado, los grandes, los mandamases religiosos, los menos grandes de la tierra, todos están formando una santa alianza.

- Y “Desde el Corazón” me digo… ¡estupendo!.

¡Qué va Roberto! una santa alianza al revés. Quiero decir, una diabólica cruzada para sacudirse el yugo de Dios. En definitiva, una colosal conspiración a escala mundial, contra Dios.

No exageres Roberto, a Dios le basta una mirada para pulverizar a todos los miserables ensoberbecidos y sin embargo no lo hace. Sino que inspira al cantor dulce de Judea a decir en su cántico 2, verso 4 que “el que habita en el cielo se reirá, se burlará”. Sonríe por la desfachatez de los hombres de llamar al bien mal y al mal bien. Y ni siquiera dudan de tramar un complot contra Dios, decretando su muerte y encontrando cantidad de intelectuales y la flor y nata de los teólogos sin fe dispuestos a firmar el acta de defunción. Pero El que habita en el cielo sonríe.

- ¡Cómo! mira que llevo años leyendo esta salmodia y nunca pensé en este  detalle…

Sonríe porque puede deshacer este embrollo y remediar todas las desgracias ocasionadas por su “semejanza”. Sonríe porque sabe que saldrá vencedor. Porque es más fuerte. Porque sabe que ningún poder puede vencer al amor.

Roberto, fíjate adónde has ido a parar siguiendo el hilo de ese versículo. “Desde el Corazón” no me siento mal al revindicar el derecho de Dios a sonreír. Ni porque se haya molestado por haberme detenido tranquilamente a contemplar Su sonrisa.

La sonrisa es una de las fuerzas supremas del alma humana. Quien habita en estos términos no es una persona cualquiera. Es alguien que frente al gigantesco complot tramado por todos los grandes enanos de la tierra, descubre que Dios se presenta con rasgos de confianza y sonrisa, un Dios que habla lleno de justicia retributiva, que está dispuesto a gobernar a los hombres “con cetro de hierro” e incluso a quebrarlos como vasijas de barro. 

Pero no temas Roberto, pese al olor de pólvora, el rechazo de las leyes, la hipocresía de los políticos, la guerra contra el Ungido de Dios, y que parezca que todo cae en el riesgo de que el Creador se irrite y vayamos a la ruina. No puedo tener miedo. Mi observación oscila entre la imagen de Dios que “sonríe” y promete “dichoso el hombre que se refugia en Él”; la Bienaventuranza del buen humor. 

“Desde el Corazón” ¿has dicho buen humor?; la situación no tiene nada de divertida. Entonces ¿qué clase de risa es? pues mirándolo bien, Roberto, y desde el punto de vista de Dios, y viendo al hombre en su pequeñez, como una miniatura, presentándose amenazadoramente delante de Él, agitando su puño y desafiándole, es fácil imaginarse a Dios contemplando esta escena ridícula. ¡Cómo no reír ante esta patética demostración!; escena que no durará mucho tiempo, pues ¡cuántos tiranos han desafiado a Dios, como quien desempeña un brevísimo papel en el escenario de la vida y en un momento, su actuación llega a su fin, y la historia los arrincona en el olvido!.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Desde el corazón - Dios tiene derecho a reír