Confesamos nuestra hipocresía

Russell Moore: “Una iglesia que adora a Jesús se pone a lado de mujeres y niñas vulnerables. Una iglesia que adora el poder las ve como desechables”.

19 DE NOVIEMBRE DE 2017 · 09:13

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Durante las últimas semanas muchas mujeres han tomado el valor para denunciar el acoso sexual que sufieron de hombres de alto rango social o político. Parece que por fin ha cambiado el ambiente suficiente como para que un número creciente de mujeres se anime a enfrentar su dolor y temor para dar testimonio público de sus experiencias. 

Las acciones están suscitando toda una serie de reacciones. Por un lado, hay aquellos que casi celebran cuando alguien de una postura política contraria a la de ellos es acusado, pero guardan silencio cuando el acusado comparte una posición política similar. Por el lado demócrata todavía hay muchos lidando con el hecho de que muchos defendieron al presidente Clinton ante todas las acusaciones hechas contra él. Otros de ese bando están dando su mea culpa al ver que tanto jerarca de Hollywood ha tenido que dejar posiciones de prominencia por causa de las maneras que trataba a mujeres. Recientemente han salido al público fotos del senador demócrata Al Franken tocándole los senos a una mujer que estaba dormida. Otro favorito de la izquierda queda marcado por la misma tendencia.

Para muchos repubicanos esto pareciera ser un especie de victoria moral. Pero recientemente se han hecho acusaciones contra uno de los favoritos de la derecha cristiana, Roy Moore, candidato republicano al senado por el estado de Alabama. Según sus acusadores, era un secreto a gritos que a él le gustan jóvenes adolescentes. Se tiene que reconocer que son muchos los líderes republicanos que le están exigiendo que renuncie a su campaña, reconociendo la probabilidad de que sean verdaderas las acusaciones. 

Sin embargo, han sido muchos los líderes cristianos que lo siguen defendiendo. Las respuestas de sus defensores cristianos han sido tristes, risibles y dolorosas. Algunos sencillamente niegan que sea verdad. Siendo que no se ha comprobado nada legalmente, se podría concederles cierta razón. Pero han habido otras defensas cristianas que son vergüenza a la causa del evangelio. Un pastor comparó el interés de Moore por jovencitas a la relación entre José y María, siendo que la tradición dice que José era mucho mayor y que María era una adolescente cuando tuvo a Jesús. En otras palabras se justifica la acción de Moore siendo que se “parece” a José. Otros han dicho que es más importante elegir a una persona conservadora como él, a pesar de sus acciones, para evitar que gane un demócrata. En este caso su argumento es que el mal mayor de que gane un demócrata pro-aborto justifica apoyar a una persona que es acusado de acoso sexual de una menor de edad (y de otras jóvenes, pero mayores de edad).

Sin embargo, el líder Bautista del Sur Russell Moore lo ha dicho con claridad y elocuencia. “Una iglesia que adora a Jesús se pone a lado de mujeres y niñas vulnerables. Una iglesia que adora el poder las ve como desechables.” 

Pero tristemente las declaraciones “cristianas” a favor de Moore se parecen a las maneras que se defiende a tanto líder cristiano que ha cometido algún pecado sexual. Cuando un pastor ha acosado a una mujer o una joven, se llama al “silencio” para “proteger” el evangelio, para mantener un “buen” testimonio, o para no lastimar un ministerio exitoso. Muchas han sido las mujeres que han sufrido doblemente, primero por el acoso y luego por verse obligadas a guardar silencio supuestmente en nombre del evangelio.

Cada día sale otra persona prominente acusando a los evangélicos de hipocresía, siendo que condenan el pecado homosexual, pero prácticamente defienden el acoso sexual heterosexual, si lo comete un líder importante. Es tiempo que nombremos nuestro pecado. Como comunidad se nos ha hecho fácil tapar y casi defender ciertos tipos de pecados en nombre de un “bien” mayor.

No tenemos una base moral para hablar de una ética sexual bíblica, si nosotros vamos a justificar un tipo de pecado sexual en nombre de una causa mayor. Es tiempo que públicamente le pidamos perdón a tantas mujeres, y muchos hombres, que han sufrido doblemente por nuestra hipocresía.

Si queremos que el mundo nos crea cuando decimos que la ética de Jesús es importante para hoy, tenemos que practicarla y también confesar cuando fallamos. Y doblemente nos tenemos que arrepentir en ceniza y cilicio por nuestra defensa del pecado sexual en nombre de una causa mayor. Si estamos dispuestos a arrepentirnos el Señor nos perdona y posiblemente use nuestro arrepentimiento para comenzar un profundo avivamiento en nuestras iglesias y nuestro país.

Señor, perdónanos, por nuestro pecado, por todas las personas que han sido dañadas por el pecado de nuestros líderes, por justificar el pecado para conseguir algún beneficio social o político, por nuestro testimonio hipócrita, y por el daño que le hemos hecho al evangelio. 

Y también le pido perdón, en nombre de las comunidades cristianas, a todas las personas que han sido acosadas por un líder cristiano y luego se han visto obligadas a callar para “cuidar la imagen” del evangelio.

Que el Señor nos tenga misericordia.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Caminando con el pueblo - Confesamos nuestra hipocresía