Persecución en Pakistán: un veneno a cuentagotas

"Nuestra existencia como cristianos aquí se ha convertido en una larga cadena de días de supervivencia”, cuenta el pastor Sabqat.

04 DE NOVIEMBRE DE 2017 · 22:30

Pakistán, actualmente el país más violento hacia los cristianos según Puertas Abiertas./ Puertas Abiertas,
Pakistán, actualmente el país más violento hacia los cristianos según Puertas Abiertas./ Puertas Abiertas

En su pueblo hay un grifo que ha estado goteando desde que tiene uso de razón y nadie ha sido capaz de solucionarlo. Gotea y gotea hasta hacer un agujero en el hormigón, y su herrumbre ha envenenado el agua. Y ese grifo, según el pastor Sabqat*, retrata la historia de la persecución en Pakistán: un veneno administrado a cuentagotas.

"Nuestra existencia como cristianos aquí se ha convertido en una larga cadena de días de supervivencia”, nos cuenta el pastor. Todos los días, los musulmanes se comportan como ese grifo roto: “Gotean con hostilidad contra nosotros, y con su goteo nos van erosionando, sentimos que parte de nuestras vidas ha sido ya arrancada y que nuestra dignidad ha sido como arrojada a los perros del campo”.

Pakistán ha sido en 2017 el único país que ha alcanzado el máximo nivel de violencia en la Lista Mundial de la Persecución de Puertas Abiertas. Sin embargo, la opresión paulatina de la comunidad musulmana sobre los cristianos también tiene un papel protagonista, tal y como expresa el pastor: “Veo lo aterrorizada que está mi congregación al ser acusada de blasfemia, veo cómo las niñas se esconden en sus casas, incapaces de vivir una vida normal o de disfrutar simplemente de la naturaleza o de encontrarse con amigos en el campo”.

Le entristece profundamente que sus esposas e hijas vivan casi como prisioneras: "En el pasado, las madres e hijas salían en la época de cosecha y traían el trigo y el dinero que servía para cubrir a la familia durante buena parte del año. Ahora no nos atrevemos a mandar a nuestras hijas. En algunas de las aldeas cristianas las chicas todavía pueden salir, pero aquí siempre tenemos miedo de las enseñanzas del Mullah local en la mezquita porque insta a los jóvenes musulmanes a obligar a nuestros jóvenes a convertirse al islam". Y los medios para conseguirlo son varios, desde el secuestro y la violación a la amenaza y otros tipos de violencia.

 

Ser acusados de blasfemia es uno de los principales temores de los cristianos paquistaníes./ Puertas Abiertas

Una madre en el mismo pueblo se desahoga ante el pastor: "Tenemos menos manos para salir y trabajar porque la mayoría de nuestros hijos son hijas. Por lo tanto, hay menos ingresos y menos trigo para que la familia pueda comer. Nuestras vidas son más incómodas que en el pasado". Y su marido está de acuerdo: "Este lugar ha cambiado. Todos solíamos ser agricultores, pero ahora estamos divididos en terratenientes musulmanes, por un lado, y cristianos que ayudan en la tierra por otro”.

Sabqat y los miembros de su iglesia viven en una aldea donde los musulmanes son mayoría. Y opina que las mezquitas arrojan odio y aversión hacia los cristianos todos los días. Y luego está la infame ley de blasfemia de Pakistán por la cual cualquiera puede ser acusado de insultar al islam y/o a su profeta Mahoma. Y si esto sucede, te esperan años de prisión e incluso el riesgo de ser condenado a pena de muerte. En el mejor de los casos, si te absuelven, debes huir o esconderte ya que los extremistas pueden matarte si te encuentran.

Puertas Abiertas se asocia con iglesias paquistaníes a través de una organización colaboradora llamada 'ALIVE', que lleva más de treinta años apoyando a iglesias y pastores como Sabqat: "En estos treinta años, la vida se ha vuelto más difícil, pero a través de vuestra formación pastoral y de vuestros recursos me he hecho más fuerte. Cuando miro a los ojos de los pastores y ministros más jóvenes, veo el efecto de la intimidación y el miedo que sufren a diario”.

Los medios de comunicación en todo el mundo sí suelen informar cuando los cristianos de Pakistán sufren masacres como la ocurrida el 27 de marzo de 2016 en Lahore, pero rara vez analizan la vida de opresión e intimidación a la que nuestros hermanos se ven abocados en pueblos como el de Sabqat. Y, aun así, el impacto de esa opresión invisible no es tan diferente al de la violencia visible, solo es una cuestión de tiempos: mientras que un atentado con bomba arruina la vida de alguien al instante, la opresión le consume lentamente.

 

Conferencia organizada por ALIVE (octubre, 2016) a la que asistieron 300 pastores y líderes. /Puertas Abiertas

Nuestros colaboradores locales de ALIVE han emprendido iniciativas interesantes para ayudarles a soportar la carga de la persecución. Uno de sus coordinadores explica brevemente uno de los programas, del cual no podemos revelar demasiados detalles por motivos de seguridad: "Consiste en acompañar a los agricultores y escucharlos, animarlos y proveerles de recursos para que no se hundan por falta de formación, conocimiento y recursos".

"Un cristiano nunca debería llegar a decir: 'yo estaba solo y nadie me ayudó, y por eso me hice musulmán'”, nos dice el mismo coordinador, y añade: “Porque ser cristiano es tener a Jesús, es no estar nunca solo. Y ese es nuestro trabajo, recordarles continuamente a los cristianos que no están solos, que ellos son el pueblo de Emmanuel y que, en medio de estos lentos momentos de fuego, Jesús está con nosotros y estamos unos con otros en oración y fe".

Si la opresión y la intimidación en Pakistán son como gotas venenosas para los seguidores de Jesús, también nuestras oraciones y nuestro apoyo pueden ser como gotas sanadoras que les den las fuerzas, las herramientas y la fe que el diablo trata de quitarles por medio de la persecución.


 

*Nombre cambiado por motivos de seguridad

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - En Tierra Hostil - Persecución en Pakistán: un veneno a cuentagotas