España tierra de alarmas

Muchas alarmas desaparecerán si vivimos desde la genuina actitud cristiana de la vida en todas sus facetas espirituales y éticas.

14 DE OCTUBRE DE 2017 · 19:30

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Un aprendiz de escribidor no ha de justificarse por lo que escribe. Bastante esfuerzo ya se hace con tratar de seguir aprendiendo, escribir casi semanalmente y procurar decir algo que sea útil y saber decirlo eficazmente, como para tener que dar explicaciones de cómo lo cumple y el porqué se opina de cosas de la vida real. Y real como la vida misma es el “estado de vértigos” que Gobierno y ‘Govern’ y los políticos a sus servicios, tanto como los Partidos, están prorrogando con la excusa, unos de defender la Ley, que cuando les ha venido bien la han trastocado a su gusto y medida, y otros para defender la libertad de marcharse de su tierra y parentela, al igual que el Patriarca Abraham sin “saber a dónde iría” pero diferente al Patriarca que lo hacía por claro mandato divino, y éstos quizás esperando, esperando la mediación de unos 400 sacerdotes y algún Obispo que otro. Y no digamos los alborotadores de ciertos partidos, sembradores de cizaña como el chiste de “El Roto” que dibuja un tractor sembrando en un campo, mientras el conductor del tractor se dice a sí mismo: “antes plantaba remolacha, pero ahora siembro cizaña que está más subvencionada”. 

Copiando al buen editorialista, Eduardo DELÁS (Pastor de la Primera Bautista de Valencia), cuyo excelente Artículo “1 de Octubre: la realidad ha tomado la palabra”, aparecido en Protestante Digital y que recomendamos leer; yo también digo “no soy sociólogo, ni filósofo, ni politólogo” soy un simple “aprendiz de escribidor” que, viviendo ya más de 7 décadas observando la vida, los seres humanos, los políticos, la Iglesia Romana, el hombre, la masa, y la volatilidad de los manipulados, a través de tiempos de dictadura, represión, transición, Constitución de 1978 y presentes tiempos de libertad que ya mis padres hubieran querido tener, puedo conversar acerca de que estos días vea  “España tierra de alarmas”.

Lo que veo “Desde el Corazón” es una falta de eficiencia para resolver problemas de entendimiento y unidad de los pueblos de España, que ya viene de lejos, con la ineficacia incluso de los representantes del pueblo, que entre los dimes y diretes de los Gobiernos de Estado y Autonómicos, los partidillos se han dedicado ante el río revuelto ganancia de pescadores; con tramas secretas entre unos y otros que algún día nos descubrirá “WikiLeaks”; a galimatías de órdenes y contraordenes a las fuerzas de seguridad del Estado, que se han encontrado con colectivos, unos sinceros en sus demandas, otros profesionales de la marabunta bien estudiada para el mal, algunos contagiados por los desaciertos de los líderes, no pocos como una fiesta de desahogos, que se han opuesto a la presión de unos uniformes. Algo parecido a lo que ya sucedió hace más de dos mil años, en el alboroto de Éfeso: “unos, pues, gritaban una cosa, y otros otra; porque la concurrencia estaba confusa, y los más no sabían por qué se habían reunido”. A menos que fuesen para grabar en sus móviles la valentía de colocar su papeleta en un irreconocible e ilegal acto electoral.

Veo y leo noticias al respecto de estos acontecimientos, que también me hacen pensar que “España está en tiempo de alarmas” cuando tantos medios de comunicación dejan de realizar su trabajo con vocación, veracidad de servicio público, informando sin imparcialidad y rigor profesional, prefiriendo formas de sensacionalismo y manipulación que contribuyen a la desinformación y a mayor agitación social, y esto siempre ha sido alarmante.

Sigo viendo “Desde el Corazón” alarmas cuando no solamente existen brotes de violencia física, sino también de violencia verbal y los discursos de odio hacia España, que sólo sirven para dividir y dañar la convivencia. Como me alarma, que se busquen árbitros para mediar en nuestros problemas, como si no hubiese entre nuestras gentes, personas íntegras y preparadas moral y jurídicamente para instruir en nuestra crisis presente. Y me alarmará que si el Vaticano es invitado a mediar, cosa que al parecer ya se ha empezado en despachos gubernamentales, éste no reclame a todas las fuerzas políticas que abandonen las actitudes de intransigencia, el desprecio a la legalidad, los partidismos de interés político particular, que siendo transgresión de la Ley de Dios, están causando daños, incertidumbre y sufrimiento al conjunto de los ciudadanos. Y que esta Institución Religiosa y Política que todos sabemos tiene tanta influencia, aprenda de los Cristianos Evangélicos, que respetando la diversidad de posicionamientos entre sus feligresías, sin utilizar sus capillas como instrumentos de la política, llaman a los fieles a recordar que su primera lealtad debemos “profesarla” a nuestra “ciudadanía celestial” y sus primeros intereses deben ser los del reino de Dios y Su justicia. 

Muchas alarmas desaparecerán si vivimos desde la genuina actitud cristiana de la vida en todas sus facetas espirituales y éticas, siendo esta manera la mejor contribución a la pacificación de este conflicto, ayudando a construir puentes donde los recelos, soberbias e ilegalidades levantan muros y encontrar soluciones donde los de conciencias cauterizadas sólo ven puertas cerradas. Porque, sin la justicia, la ley, el respeto humano, los derechos verazmente fundamentales, los valores absolutos y amor al prójimo, sí he escrito “amor al prójimo”, serán músicas celestiales las libertades civiles, las libertades políticas, las territoriales, las constituciones artificiales y las teatreras democracias.

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