Seguimos llorando

Tenemos muchas armas, tenemos pocas leyes de control y tenemos muchas muertes por armas.

07 DE OCTUBRE DE 2017 · 21:05

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Aquí en los Estados Unidos tenemos otra razón por la cual llorar, la muerte de 59 personas en Las Vegas el domingo 1 de octubre de manos de un asesino que también hirió a cientas de otras personas. Lloramos con los que han perdido seres queridos y oramos por la recuperación de los heridos.

Pero seguimos llorando porque este tipo de evento se repite tanto en nuestro país. Aunque ésta fue la masacre más grande en la historia del país, viene después de tantos otros eventos similares. El asesino pudo seguir el tiroteo por unos diez minutos porque tenía un gran número de armas que pudo conseguir legalmente siendo que las leyes del estado de Nevada son tan débiles con relación a la compra de armas. Esto me hace llorar porque cada vez que hay otro masacre la primera reacción de un segmento de nuestra población es: “ahora no es el tiempo de hablar sobre la violencia armada o sobre el control de armas.” Esa fue una de las respuestas del Presidente Trump al visitar Las Vegas esta semana. El problema con esta lógica es que hay matazones con armas casi todos los días del año en los Estados Unidos. Así que, nunca se podría hablar del tema.

Vivimos en el país en que más personas mueren por arma en todo el mundo (aparte de situaciones de guerra). Aproximadamente el 42% de todas las armas privadas del mundo están en este país. Se estima que hay 112 armas privadas por cada 100 personas en este país. En 2016 más de 11,000 personas murieron por armas. Y en los últimos seis años ha habido más de 1.500 balaceras masivas. Entre los países comunmente llamados desarrollados EEUU es número uno en cantidad de muertos por armas cada año. La probablidad de morir por arma en este país es siete veces más alto que en cualquier otro de los países ricos del mundo.

Tenemos muchas armas, tenemos pocas leyes de control y tenemos muchas muertes por armas. Sin embargo, como país estamos divididos sobre como responder. La mitad del país quiere más controles y la otra mitad está persuadida que no deben haber más controles. La lectura común de nuestra constitución y los intereses de la industria de armas hace improbable que cambien las leyes para limitar el movimiento de armas entre individuos en este país. Así que, seguimos llorando y seguiremos llorando. Tristemente, ya podemos anticipar que en un futuro no lejano habrá otro masacre que romperá el récord actual de muertes, de nuevo.

Se está hablando, un poco, sobre la posibilidad de poner algún límite en la compra de armas como las que utilizó el asesino. Pero, siendo que otras masacres no han generado cambios significativos, es difícil creer que éste, o el siguiente masacre, traerá algún cambio. Cada quien ha definido su postura y pareciera que hay poca voluntad para buscar otro camino. Así que lloro porque Dios es Dios de vida y nosotros estamos viviendo en una cultura de muerte. ¿Será que haya otra manera de tratar con las armas? ¿Se podrían visualizar leyes que trajeran cierto nivel de control sobre las armas? ¿Se podría buscar la seguridad personal sin acudir a estar armado? Sigo orando y quiero creer en ese día. Pero me es difícil anticipar un cambio. Así que, seguimos llorando.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Caminando con el pueblo - Seguimos llorando