Ester, cuando los que quieren ahorcar son ahorcados

Un estudio novelado del libro de Ester.

23 DE SEPTIEMBRE DE 2017 · 21:45

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Personajes.

La reina Ester

Su tío Mardoqueo

El Rey Asuero

El primer ministro Amán

Esa noche, el rey no puede conciliar el sueño. Parecería como si su conciencia le estuviera hablando y le dijera:

-Tú no eres un rey justo.

El monarca trata de defenderse:

-Claro que lo soy. Yo castigo a los criminales y recompenso a los que me hacen bien -pero su corazón le sigue repitiendo como un disco compacto averiado:

-Tú no eres un rey justo, tú eres un desagradecido –el rey continua su soliloquio:

-¡Qué yo soy injusto e ingrato!

La voz de la conciencia dentro de su mente lo desafía:

-Si eres realmente recto ve ahora mismo a los archivos y lee lo que pasó.

Los secretarios le traen los documentos.

Llegan al lugar -como por “casualidad”-, en los legajos, donde se narra el intento de regicidio de Bigtán y Teres. El soberano recuerda los nombre de los que habían tratado de hacer lo malo; sin embargo, del que hizo lo bueno se ha olvidado.

El rey está indignado; se da cuenta que algo no ha funcionado bien en su gobierno. De la misma manera que un escudo puede hacer rebotar la flecha a un lado, el honor que le correspondía a Mardoqueo había sido desviado.

El monarca interroga a sus secretarios por qué no se le ha hecho recordar que esa noble acción no fue recompensada. Los ayudantes titubean pero no responden. ¿Habrá sido Amán quien “ archivó” (léase “extravió”) el expediente de la recompensa?

En la mañana, el primer ministro se dirige al palacio real escoltado por su custodia. Se ha recortado y peinado la barba con la ayuda de su peluquero. Se ha perfumado y sale de su casa silbando una alegre melodía. Sus ojos saltones y malignos se mueven agitadamente para todos lados. Una expresión de victoria se ve en su cara.

El plan es perfecto. Tan pronto como salude al rey y este le pregunte -como acostumbra hacerlo diariamente-, qué puede hacer para servir a la patria, el ministro tiene una respuesta pronta:

-Hay un hombre llamado Mardoqueo que debe morir porque es muy perjudicial y “peligroso” para el país y para el emperador. Es un blasfemo y se burla de las divinidades de los Medos y Persas.

Amán tiene ya preparado los cargos y aún los falsos testigos para que no haya duda. El ministro ignora “la mala noche” que ha pasado el rey y que el nombre de su futura víctima está muy vivo en la mente del soberano.

-Majestad -anuncia uno de los servidores-, el señor Amán quiere verlo.

El consejero de estado entra con una fingida sonrisa y saluda con gran ceremonia al monarca. Pero esa mañana Asuero altera su rutina y su pregunta es diferente:

- “¿Qué se hará con el hombre a quien el rey desea honrar?”.

El corazón del ministro late con fuerza. “¡Esto es mejor aún de lo que yo esperaba! Voy a utilizar este momento para solicitar mi petición. ¡Por supuesto, quién sino yo va a ser la persona a quien Asuero desea enaltecer!

El ministro se “infla como un globo”. Y empieza su lista que en verdad son sus sueños dorados de poder:

-“Que traigan la vestidura real con que se haya vestido el rey, y el caballo en que haya cabalgado el rey, y póngale una corona real sobre su cabeza, que entreguen la vestidura y el caballo por medio de alguno de los oficiales más nobles del rey y que vistan a aquel hombre a quien el rey desea honrar. Haz que lo paseen a caballo por la plaza de la ciudad”. Al proponer cada uno de los honores, Amán ya siente en su cabeza el peso de la regia corona, adivina el ser admirado por las multitudes al verlo tan deslumbrante. Se percibe a sí mismo en la cabalgadura real y levanta sus hombros para ser más elegante e imponente. Se imagina complacido el fuerte aplauso de la muchedumbre.

Pero este ensueño es interrumpido de golpe cuando Asuero ordena:

- “¡Date prisa! Toma la vestidura y el caballo como haz dicho, y haz eso con el judío Mardoqueo”.

Amán se tambalea y parece que va a caerse al escuchar al rey. No puede creer lo que acaba de escuchar.

El rostro del ministro se torna primero blanco y luego colorado. Cumple el penoso deber de llevar a su enemigo en el corcel preferido del rey, luciendo las vestiduras y corona, repitiendo: “¡Así se hace con el hombre a quien el rey desea honrar!”

Por unos segundos Aman perdió la oportunidad de eliminar a su enemigo. El rey le ha ordenado “no omitas nada de lo que has dicho” (6:10).

El humilde Mardoqueo es llevado en un “desfile triunfal” por la plaza principal. Su rostro no demuestra orgullo ni vanagloria. Es el mismo semblante que lucía cuando caminaba con sus sandalias gastadas por el centro de la ciudad.

Al ministro se le atragantan las palabras en su boca. Trata de repetir los términos del edito real con la voz más baja que puede. Se fastidia y “traga saliva”, cuando los transeúntes, maliciosos y pícaros, le piden que repita más fuerte porque no lo pueden entender.

Ha llegado el día de la fiesta de Ester. Después de unas cuantas libaciones el rey está de buen talante. El primer ministro también ha recuperado algo de su humor y optimismo.

El rey levanta su copa y con voz solemne dice:

- Reina, te daré todo lo que quieres hasta la mitad de mi reino.

Amán muestra en su rostro una necia sonrisa artificial. Ester sabe que ha llegado el momento decisivo. Escucha el retintín en sus oídos de las palabras de su tío “¡Y quién sabe si para un tiempo como éste has llegado al reino! (4:14)

Ester agradece al rey con una sonrisa dulce y honesta. Con toda tranquilidad, frialdad y puntería comienza a lanzar sus “granadas de mano”.

Ante el asombro del monarca ella dice:

-¡Mi rey y amado esposo, yo te suplico que me perdones la vida!

-¿Pero qué dices? –responde el soberano- ¿Por qué habría de perdonarte la vida si tú no has hecho nada malo y eres mi querida esposa?

Ester se ha incorporado. El rey la observa, ella reluce más hermosa que nunca. Con voz clara y firme ella dice:

-“Yo y mi pueblo hemos sido vendidos para ser destruidos, muertos y exterminados” -cada palabra la enuncia con más intensidad: destruidos… muertos…exterminados…

-¿Quién osaría hacerte daño?

Ester apunta con su dedo índice al culpable y dice:

-¡El enemigo y adversario es este malvado Amán!

Tres adjetivos acusativos están en esta breve frase de ocho palabras. El

rostro del delatado empalidece. El del rey se enrojece. El monarca deja la sala airado, al darse cuenta que su ministro lo ha hecho caer a él, al mismo rey, en una trampa. Asuero sin saberlo ha firmado la sentencia de muerte de su misma esposa.

Muchas veces padres y madres se habían aferrado a los pies de Amán implorando misericordia por un hijo, y él los había echado de si como si fueran perros sarnosos. Ahora es él mismo el que está aterrorizado.

La reina se recuesta lentamente en un lujoso diván que está cerca. El primer ministro despavorido se acerca a la reina y en su desesperación se aferra de los pies de ella clamando por misericordia.

El rey vuelve a la sala del banquete y al ver a Amán en esa posición inadmisible dice:

-“También ha de violar a la reina, estando yo en la casa”

Se hace un silencio sepulcral. Los siervos observan con atención prontos para actuar. El soberano les hace un gesto bien temido, y ellos cubren con una toalla la cara del ministro y lo llevan para ser ejecutado.

Días después Mardoqueo es nombrado ministro de gobierno. Es vestido con ropas hermosas de color blanco, azul y rojo como la bandera de varios países de nuestro continente.

Los hebreos se defienden y destruyen a todos sus enemigos.

El rey puede dormir ahora sin problemas.

En el palacio la reina se arrodilla y ahora con lágrimas de gratitud adora al Todopoderoso Dios de Abraham, Isaac y Jacob.

El monarca era como un león salvaje temido por su fiereza y sus decisiones drásticas. Ester era “la domadora” perfecta que sabe como actuar al entrar en la jaula de la fiera y controlarla.

Todas las doncellas tenían cuerpos hermosos pero poco más. La reina no tiene solo la belleza física sino también la espiritual e intelectual. Ester sin duda había tenido una educación muy especial dado que pertenecía a la familia real*. (Josefo).

A través de los siglos los estudiosos se han preguntado perplejos: ¿Qué es lo que poseía Ester, qué es lo que la hacía tan distinta, especial y superior a las otras hermosas doncellas del harén para tener esa influencia y poder sobre este rey tan prepotente e iracundo?

Ester se ha transformado en alguien que comienza siguiendo las instrucciones de su padre adoptivo, y después del jefe de los eunucos, hasta alguien que va a tomar decisiones propias a nivel nacional.

La humilde doncella que está dispuesta a tomar el lugar que le corresponde en el momento del aprendizaje, ha dado su fruto en una mujer que ha adquirido una enorme influencia política en el imperio.

Ella es instrumento en la designación de Mardoqueo como primer ministro.

Ester tiene tres objetivos que humanamente hablando parece imposible sean alcanzados:

1) Evitar que los judíos de todo el imperio sean exterminados.

2) castigar y eliminar al incitador y a los involucrados en la conspiración que se ha extendido en todo el país y que tiene setenta y cinco mil simpatizantes.

3) Dar un escarmiento “ejemplar” para que esta impía trama no se vuelva a repetir. Para lograr esto último determina que los cadáveres de los diez hijos de Amán que ya han sido ejecutados sean puestos en la horca como tétrico modelo.

Esto a nosotros nos parece muy duro y hasta cuestionable. Sin embargo en aquella cultura era la norma y Amán no podía ignorar que si su artimaña fallara la reprensión iba a caer no solamente sobre él sino en toda la familia.

Ester sabe que Dios va a obrar con las circunstancias y en el momento adecuado y por lo tanto no se precipita a hacer su petición en la primera oportunidad que el rey le otorga. Ha aprendido la importancia de hacer algo al instante apropiado.

Si en el primer encuentro ella hubiera pedido la ejecución de Amán probablemente el rey lo hubiera negado por “falta de pruebas suficientes”.

La destrucción de Amán va a ser determinada por el rey, si bien, por así decirlo, fuel el mismo Amán quien “se echó la soga al cuello”. Ester sólo va a denunciarlo. Va a ser el emperador quien establece que debe ser ajusticiado.

Por así decirlo, es Ester la que lanza la “granada de mano” pero es el mismo Amán quien le había arrancado el detonador. La historia fluye y cada toque del escritor sagrado nos da un detalle imprescindible. Zeres, la esposa de Amán, y sus amigos, van a ver con horror que su artero proyecto ha fracaso.

El bumerang ha vuelto y ha golpeado muy fuerte. (9:25). El Proverbio se ha cumplido: “Lo que el impío teme eso le vendrá” (10:24).

La soberanía de Dios se ve en la “coincidencia” maravillosa de los eventos. Todo pasa en el preciso momento. Dios está actuando de una manera singular aún en el insomnio del rey

Por escasos segundos Amán malogra su batalla. Iba a pedir la muerte de Mardoqueo tan pronto el rey terminara de hablar. Cuando el rey expresa su primera frase ha perdido la posibilidad para siempre y con eso su propia vida en la imparable catarata de la continuidad de los eventos.

Amán responde al rey sugiriendo qué honores otorgar a la persona que el monarca quiere honrar.

El ministro, que no se puede controlar a sí mismo, neciamente abre su corazón y pronuncia sus sueños más íntimos. Sentimos como si Amán le estuviera contando a un psicólogo todas sus ambiciones.

El orgullo y la pedantería del ministro se ve en los detalles. A la pregunta de cómo honrar a aquel que el rey desea homenajear, Amán sugiere que no sólo la vestidura y el caballo del soberano sean traídos, sino que la persona que haga este trabajo sea uno de los oficiales más nobles.

Él se quiere ensalzar a sí mismo humillando a uno de sus colegas ministros del gobierno, para que vaya a las caballerizas y que le entregue las riendas del equino. A Amán no le basta que él sea aplaudido, ¡tiene placer en humillar a otros!

Hoy Amán hubiera convocado a los canales de televisión para frente a cámaras ofrecer una conferencia de prensa, y así lograr imagen y mejorar sus relaciones públicas.

En el fondo quiere tener todo lo que tiene el rey y le está pidiendo todo con la excepción de la reina. El jerarca sueña con el poder. El ser el segundo en el imperio no le es suficiente.

En su desesperación, Amán se aproxima a la reina sin guardar la debida distancia a su majestad, en una forma totalmente inaceptable.

La expresión del rey es sorprendente: “¿También ha de violar a la reina estando yo en la casa?”. Esta frase implicaría que el monarca sabe que Amán se ha “extralimitado” en el pasado en sus acciones.

El “también” sugeriría que hay otras violaciones que el ministro ha perpetrado y que le fueron pasadas por alto hasta ese momento. La frase así se podría interpretar como diciendo: “además de las violaciones que has cometido también quieres mancillar a la reina”.

Otros comprenden el párrafo como diciendo: “no solamente quieres matar a mi esposa sino que también la quieres violar” **(Matthew Henry).

Sin duda Amán desconocía que Ester era judía. De lo contrario, no hubiera osado tomar tal riesgo con tan nefastas consecuencias El texto sagrado no implica al ministro como responsable del “olvido” de la recompensa a Mardoqueo, sin embargo, dada su personalidad, es más que posible que él o algún allegado tuviera algo que ver.

Vemos a Ester como una líder espiritual, al solicitar una de las reuniones de oración más grande que se hayan efectuado fuera del territorio de Israel, como esta en la capital imperial.

Muchas de las enseñanzas de Proverbios están ejemplificadas en este libro.Amán provoca al Todopoderoso al personificarse como el impío que comete los seis pecados que aborrece el SEÑOR.

“Los ojos altivos, la lengua mentirosa, las manos que derraman sangre inocente, el corazón que maquina pensamientos inicuos, el testigo falso que respira calumnias. (Prov 6:17-18 Prov. 8:13). Cuando varios de estos pecados se cometen el resultado siempre es desastroso.

2) La inesperada catástrofe de Aman: “Por eso su calamidad vendrá de repente, súbitamente será quebrantado, y no habrá remedio” Prov. 6:15. Se han cumplido las palabras: “El impío…cava un pozo y lo ahonda; pero en la fosa que hizo caerá” (Sal.7:15)

3) Los temores del inicuo se cumplen: “Lo que el impío teme, eso le vendrá”. Prov. 10:24

4) La actitud de Amán: “Antes de la quiebra está el orgullo; y antes de la caída, la altivez de espíritu” Prov. 1618.

“Comer mucha miel no es bueno, ni es gloria buscar su propia gloria” Prov. 25:27. Aquel que actúa con un espíritu satánico tiene una trayectoria con muchas similitudes. (Isa.14:12’17)

Es irónico que quizás algunos de los mismos sirvientes que lo fueron a buscar para venir al banquete (6:14) son los que recorren el mismo camino en sentido opuesto al llevarlo para ser ejecutado (7:9).

Esta historia es recordada por la colectividad hebrea todos los años desde aquel entonces. Sobre toda la redondez de la tierra los israelitas celebran la victoria de Ester y Mardoqueo en la fiesta del Purim. Se ha corroborado la promesa de que “La mujer que teme al SEÑOR, ella será alabada.” (Prov.31:30)

Se cumplieron textualmente las palabras de su padre adoptivo: “¡Y quién sabe si para un tiempo como éste has llegado al reino!” (4:14).

También cada uno de nosotros estamos en este mundo con un propósito que Dios nuestro Padre tiene. Que Él nos ayude a cumplirlo (Sal. 138:8).

DETALLES TÉCNICOS

Ester siendo hija de un tío de Mardoqueo era su prima (2:7). De acuerdo a Josefo y la tradición rabínica Mardoqueo era su tío. Lo importante es que la “adoptó como hija” (2:7).

El hecho que el rey “no la llamó” por 30 días no significa que estaba desilusionado con ella. Quizás quería estar seguro que no estaba embarazada. Quien mejor que Ester para ser la madre del futuro rey (esto no sucedió).

Mardoqueo sentado a la puerta del rey no está como un pordiosero sino como un funcionario oficial. Nadie permitiría que un mendigo esté a la puerta del rey por un tiempo indeterminado.

Cuando el rey le ordena a Amán que honre a Mardoqueo “el judío” agrega el aspecto racial para enfatizar que él no tiene personalmente nada contra ese pueblo.

Le “cubrieron el rostro” es un acto que precede a la ejecución de la pena capital muy similar al cubrimiento de los ojos antes de un fusilamiento.

“Tan pronto como el rey habló con ira le cubrieron la cara a Amán como un hombre condenado que no es más digno de mirar al rey o de ser mirado por el rey”** (Matthew Henry)

Los documentos que hablan del atentado de matar al emperador seguramente estaban escritos en tablillas de arcilla.

TEMAS A DESARROLLAR EN GRUPOS DE ESTUDIO

1) La soberanía de Dios. Detalles en que se ve la mano del Omnipotente  actuando específicamente:

a) Ester llevada al palacio.

b) Ester nombrada reina.

c) La falta de sueño del rey justo la noche anterior.

d) Hallar en el archivo el lugar exacto del registro del intento de regicidio.

2) La importancia de la intercesión.

3) Mardoqueo, un hombre honrado y de principios. El creyente padeciendo  por causa de sus convicciones.

4) Discutir como específicamente Amán ha quebrantado cada uno de estos preceptos de la lista de cosas que Dios abomina.

PREGUNTAS PARA GRUPO DE ESTUDIO

¿Por qué esperó Ester hasta la segunda fiesta para hacer su acusación?

¿Qué cosas de las que el SEÑOR abomina de acuerdo a Proverbios 6:16-18

ha cometido Amán?

¿Cuáles son las recompensas que hay que otorgarle al hombre que el rey quiere honrar de acuerdo a Amán?

¿Qué recompensa tiene al final Mardoqueo por su ética y fidelidad?

BIBLIOGRAFIA

* Josefo. The Antiquities of the Jews Libro 11 cap.6/1 pag. 298 Hendrickson 1987

**Matthew Henry Commentary on the Holy Bible. Vol. 2. pag.883 Hendrickson.

 

Tomado del libro: 4 Mujeres y Siete Hombres de Fe Autor: Dr. Roberto Estévez Publicado por Editorial Mundo Hispano Casa Bautista de Publicaciones.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Ahondar y discernir - Ester, cuando los que quieren ahorcar son ahorcados