Dicen que preguntar es de sabios... dicen

¿Por qué es imposible hacer en un día todo lo que hay que hacer en un día?

13 DE AGOSTO DE 2017 · 11:05

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Supongo que todos los escritores, y sobre todo los “aprendices”, se preocupan por la presunción inherente del acto de escribir. Cada vez que enciendo el ordenador y pongo mis dedos sobre el teclado, generalmente espero producir algo que pruebe que el tiempo del lector vale la pena. Presuntuosamente supongo que tengo el derecho de hacer que deje cualquier cosa que esté haciendo y me preste atención. Y a mi presunción, que roza la arrogancia, me digo ¿qué me da ese derecho? y conociendo por los Proverbios bíblicos qué nefasta es la arrogancia cuando se trata de escribir, pues pone: los cimientos en lo alto y las tejas en los cimientos; dejaré mi soberbia en largas vacaciones, y reemprenderé estas líneas de tiempo de vacaciones, aunque sean tan pobres como “el tinto de Verano” más burbujitas que cuerpo. Y es que el que nada emprende, nada termina.

Le pregunté a un amigo, excelente columnista, qué le parecían mis artículos y me contestó: son curiosos, y pedí una segunda opinión y me dijeron: “hay faltas de ortografía”, la culpa es mía por preguntar. Así y todo, siempre me sorprendo de que incluso en tiempos de vacaciones –para con quienes las hacen, me congratulo- aún me aparecen temas recurrentes. Escribir es como una terapia: ambos procesos traen a la luz, lo que de otra forma podría estar escondido. Y, aunque no soy perezoso, escribir sin tener que investigar mucho ni profundizar tanto, me es un modo de ahorrar energía. 

Debo agradecer, y agradezco a ‘Protestante Digital’, el que publique periódicamente mis Artículos, y como ya he reconocido mi presunción, algunas veces trato de averiguar cómo se los valora y cuántos se interesan por ellos. No lo hago a menudo para no desalentarme, pero en el pasado quedé sorprendido, porque uno de los que más provocaron lecturas, fue uno que consistía casi por completo en preguntas. Y así, como preguntar es fácil, me voy a dedicar a ello, sin procurar respuesta alguna, y es que mi holgazanería no me deja tiempo para las conclusiones:

¿Por qué las gentes del Siglo XXI se sienten tan tristes?

¿Por qué está el libro del Cantar de los Cantares de Salomón en la Biblia? 

De todos los libros que forman la Biblia ¿por qué el Cantar de los Cantares sólo se interpreta de forma alegórica –aprovechando para recomendar los excelentes comentarios sobre este libro del Dr. José Manuel GONZÁLEZ-CAMPA-, cuando no hay indicio alguno en toda la Escritura de algún intento alegórico?

¿Por qué los que sin leer las Sagradas Escrituras, que incluye un libro como el Cantar de los Cantares, señalan la fe bíblica como una enemiga del sexo?

¿Por qué las personas muestran tanto interés en las experiencias cercanas a la muerte, incluso a las exhumaciones, pero ningún interés en el Cielo? 

¿Por qué algunos cristianos tienen enajenación mental transitoria en los largos meses de Veraneo?; esto es referente al olvido de que la Iglesia no cierra, los gastos de ministerio se tienen, los misioneros siguen necesitando sus salarios y hasta el recibo de la luz sube, pues queremos que funcione bien el aire acondicionado. 

¿Por qué ahora le quitan a la leche la nata y le añaden calcio sin consultar a la vacas?

¿Por qué Dios no contestó a las preguntas de Job y a éste no le importó?

¿Por qué James BOND, cuando le preguntan por su nombre dice: me llamo BOND… James –silencio de segundos- BOND?; ¿será que necesita logopedia?

¿Por qué en los juicios no dejan hacer fotos pero sí caricaturas?; ¿será porque muchos juicios son caricaturas de la Justicia?

¿Por qué es imposible hacer en un día todo lo que hay que hacer en un día?; pues la verdad es que vivimos estresados cada día e imposibilitados de hacer en un día todo lo que deberíamos hacer: comerse una manzana, y un plátano para el potasio, beber dos litros de agua, tomarse unos productos publicitados para controlar el colesterol, para tener el “L-casei Inmunitas”, comer fibra todos los días. Comer una naranja para ganar vitamina C. Dormir 8 horas, trabajar 8 horas, hacer por lo menos las tres comidas diarias, sin olvidar que hay que masticar los alimentos cada vez cien veces y luego lavarse los dientes… y calculando todo esto, ocho horas para dormir, ocho para trabajar, cinco para comer, suman 21 horas, nos quedan tres, y se dice que los españoles miramos la televisión como mínimo 3 horas diarias. Y así, pregunto ¿cuándo nos ocupamos del ser interior?; ¿cuánto tiempo dedicamos a la lectura de la Palabra de Dios?; ¿qué hora reservamos para hablar con Dios?

¿Qué es lo que leemos en Verano?

¿Cómo debería vestir un cristiano?; ¿cómo debería oler un cristiano?

¿Por qué es tan difícil acordarse de los Diez Mandamientos?

¿Por qué es tan fácil perder la compostura?

Si la Resurrección de Jesús hubiera sucedido en este tiempo de las redes sociales ¿creería el mundo entero ahora en Jesús?; ¿qué es lo que haría que todo el mundo creyera en Jesús?

Y me pregunto todas estas cosas…

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